Apagar incendios nunca había tenido un coste tan alto
- Los grandes fuegos implican más horas de vuelo con el precio de los combustibles disparado y constantes cambios de componentes
- Su virulencia exige más medios, protección y formación para los bomberos, mientras sigue pendiente mejorar la prevención
¿Cuánto cuesta apagar un incendio? La pregunta puede parecer impertinente, cuando España sufre una devastadora ola de grandes fuegos este año y se ha vuelto a poner de manifiesto la importancia del trabajo que realizan los equipos de extinción. Pero la inflación, con los precios de los combustibles por las nubes, está haciendo su labor, si cabe, más complicada. El coste soporta campañas más largas, menos estacionales y que por su virulencia exigen mejores recursos y una mayor inversión en prevención.
“"Una hora de vuelo, son 200 euros solo en combustible"“
"Volar nueve horas diarias una aeronave es una cosa que no habíamos visto en 30 o 40 años", relata a RNE el director general de Eliance, Juan Carlos Martínez, una de las empresas de extinción aérea de incendios, que recuerda que eso supone también dos pilotos.
Al tiempo inédito en el aire, se suma que el combustible les cuesta el doble que hace un año y cada helicóptero consume un mínimo de uno 200 litros a la hora. "El combustible aeronáutico el año pasado estaba a 0,50 - 0,48 euros y ahora ya está a 1 euro. Así que una hora de vuelo, son 200 euros solo en combustible. Estamos recibiendo facturas de 600.000- 700.000 euros en un mes, cuando el año pasado supusieron 200.000-250.000 euros", expone el directivo.
Además, por seguridad, al menos cada 150 horas son necesarias revisiones constantes y cambios de piezas en los aparatos que también han incrementado su coste desde la pandemia de coronavirus, según indica Ignacio Gracia, presidente de Asociación de Trabajos Aéreos y de Emergencias (ATAIRE). "Cada tres días prácticamente estamos haciendo las revisiones a las máquinas", apunta. "Tenemos un sobrecoste de encima del 30% ahora mismo".
La subida de precios afecta a las 230 aeronaves de una decena de empresas que aseguran que están al borde de la quiebra. Según el sector, el problema está en que la ley de contratos no permite modificar los precios de esas concesiones que duran entre cuatro y cinco años. Al mismo tiempo, tienen que adelantar el dinero para comprar el combustible, que luego la administración tarda entre dos y tres meses en pagar.
Pero el sobrecoste de los incendios va más allá de una subida puntual del precio del combustible.
Incendios más virulentos, menos estacionales, más difíciles de extinguir
Este año han ardido más de 200.000 hectáreas en nuestro país, según el Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales, más que los últimos cuatro años juntos. Con y sin inflación, los fuegos son más virulentos y, por lo tanto, más difíciles de extinguir. No es fácil concretar la cuantía.
Según la Agenda Forestal de Navarra 2019-2023, "el coste de extinción de un incendio forestal declarado es muy variable, pero puede rondar los 10.000 euros/hectárea cuando intervienen medios aéreos, a los que habría que sumar el importe de las tareas postincendio". Sin embargo, las informaciones concretas de otras comunidades autónomas dejan corta la cifra media estimada en el informe del Gobierno foral.
“"Veremos incendios en diciembre, en enero, en mayo, en agosto"“
Por ejemplo, Canarias informó en 2021 que los gastos derivados del incendio forestal de Arico, que calcinó poco más de 3.000 hectáreas, ascendieron a casi 68.000 euros, una cifra que duplica los 10.000 euros por hectárea. "El gasto se destinó a afrontar el desplazamiento, alojamiento y manutención del personal interviniente, así como el traslado de dotaciones materiales y de diversos suministros y servicios necesarios para la extinción", concretó el Gobierno canario en una nota en julio de 2021. El fuego se declaró en mayo, pero no se pudo dar por extinguido por completo hasta octubre.
En este sentido, el bombero forestal José Manuel Alonso, de la Plataforma de Asociaciones y Sindicatos de Bomberos Forestales, ha advertido en 'Las mañanas de RNE' que los incendios son cada vez "menos estacionales" y no se darán solo en verano. "Veremos incendios en diciembre, en enero, en mayo, en agosto, lo veremos y cada día más, más complicados", ha señalado.
Según explica el profesional, estos incendios tan rápidos y virulentos generan su propia climatología, "como cuando se crea una tormenta de verano", un comportamiento errático que dificulta mucho las labores de extinción.
"Son tan virulentos porque el estado de humedad del material que se quema es muy seco. Está muy preparado para arder. Las condiciones climáticas son muy propicias: muy poca humedad, muchísima temperatura, altos vientos. Todo eso se va uniendo", ha desarrollado. "En las predicciones mitológicas dicen que el viento va a ir dirección sur y el propio incendio genera su propia meteorología y cambia los vientos, con lo cual es muy difícil predecir".
Una amenaza para la seguridad de bomberos y población civil
Para José Manuel Alonso, esto representa una amenaza, primero, para la seguridad de los bomberos forestales y brigadistas. "No nos dan formación adecuada y específica para la evolución que están teniendo los incendios", ha valorado. Y sus palabras resuenan con la reivindicación de unas condiciones laborales mejores, especialmente, entre los equipos de Castilla y León.
Tras los voraces incendios en la comunidad, los agentes denunciaban que hasta dos tercios del personal trabaja solo en la temporada de verano, con sueldos mileuristas, jornadas maratonianas y poca formación. En primera línea, dan la batalla contra el fuego algunos bomberos de 60 años y el mantenimiento de trajes y demás material no es igual de diligente en todas las comunidades autónomas, según denunció José Pedro Hernández, secretario de la asociación de trabajadores de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) en 'Por tres razones' de RNE.
La remuneración, el equipamiento y la estabilidad de los equipos forestales son otros de los gastos imprescindibles para proteger la biodiversidad de campos y bosques, pero también a los pueblos.
"Llevamos muchos años diciéndolo que se acercan esos incendios [de quinta y sexta generación] que veíamos y vemos en Estados Unidos y en Australia. Para nosotros en principio era impensable, pero ya los tenemos diarios este año y nos preocupa mucho la población civil. No se está trabajando en los de la defensa de los municipios como se debería. Se debería tener unos planes de autoprotección de los municipios que por ahora no se está haciendo", ha reclamado el bombero forestal.
Tiempo de prevención
Recuperar las viviendas destruidas, los ejemplares únicos, los ecosistemas tiene un coste incalculable y la única acción que puede evitar llegar a ese punto es la prevención. En estas semanas, ingenieros forestales y organizaciones ecologistas han reiterado que el cambio climático y el abandono rural están detrás de estos incendios más intensos y difíciles de apagar y, por ello, proponen la mejora de la gestión del territorio, con "paisajes cortafuegos" o el "pastoreo" del fuego para eliminar la carga de combustible que tiene el monte.
Sin embargo, esta sigue siendo una asignatura pendiente en España. Según un informe de WWF, en España se destinan 1.000 millones de euros al año a poner en marcha medidas de extinción. De ellos, 300 millones de euros, esto es, solo un 20% del total de la inversión, se destina a la prevención.
"La extinción es necesaria y positiva, sin embargo, no es suficiente. Sin una política de reordenación y planificación del territorio, el dinero invertido en extinción nunca será suficiente", recuerda la organización por la conservación.