¿Para qué sirve una Agencia Estatal de Salud Pública? Obesidad, crisis climática y otros retos más allá de la COVID
- El Consejo de Ministros ha dado luz verde a la creación de este organismo, cuyo ámbito trasciende lo médico o sanitario
- Los expertos piden que sea independiente y cuente con presupuesto para identificar y prevenir los problemas sociales
Juan recibe en su casa una notificación para hacerse una prueba de cribado del cáncer colorrectal. Arturo pide vacunarse de la viruela del mono. María Victoria recoge muestras del agua de un depósito para revisar si es potable. Un ayuntamiento reduce el tráfico en el centro para mejorar la calidad del aire. Un país lanza una campaña para reducir el tabaquismo… Y todas ellas son, cada una a su modo, acciones de “salud pública”.
El Consejo de Ministros ha aprobado este martes la creación de una agencia estatal dedicada a este ámbito que el estadounidense C.E.A. Winslow definió en 1921 como "la ciencia y el arte de prevenir la enfermedad, prolongar la vida y promover la salud” de la sociedad. Sin embargo, la salud pública es una gran desconocida, más allá del trabajo de epidemiología que ha tomado protagonismo con la pandemia de coronavirus.
Los especialistas reconocen que les falta marketing, porque su disciplina es como el buen doblaje: funciona solo cuando no se nota que está ahí. Por ello, les hemos consultado para comprender cuál es la utilidad de una Agencia Estatal de Salud Pública y cuáles son sus retos por delante.
¿Por qué ahora?
“La reflexión de crear un centro estatal de salud pública no es algo exclusivo de España. Estamos viendo movimientos similares en Estados Unidos, Reino Unido…”, señala Paloma Navas, doctora en salud pública y miembro de la junta directiva de Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS). El primer motivo que se viene a la mente es la crisis sanitaria por el COVID-19, pero no es el único.
Otras “amenazas” están ya identificadas y requieren anticipación por parte de los gobiernos: “otras enfermedades infecciosas emergentes, pero también enfermedades crónicas, la epidemia de obesidad, enfermedades cardiovasculares, salud mental…”, prosigue la especialista. La emergencia climática y sus temperaturas extremas pujan igualmente como problema para la salud global y este verano se han hecho más patentes que nunca.
“Yo siempre digo que la salud pública es como si fuera el muro que protege al sistema de salud y a la salud de las personas. Si tenemos un muro que sea fácil saltar, vamos a encontrar todo tipo de amenazas”, explica Navas, que celebra la iniciativa, pero recuerda que debe ir acompañada de presupuesto suficiente para la acción y la prevención.
Y es que, al margen de la coyuntura, un organismo de este tipo era una “asignatura pendiente” en España, puesto que la Ley General de Salud Pública del 2011 ya lo establecía en su artículo 47, según ha recordado José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, exsecretario General de Sanidad, en RNE. “Haber tenido antes este Centro Estatal de Salud Pública hubiese ayudado a gestionar mejor la pandemia”, ha sentenciado.
“Es algo absolutamente necesario”, celebra Adonina Tardón, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo, que no puede dejar de escapar un “por fin” al hablar de la creación de la agencia y recalca la diferencia con el Instituto de Salud Carlos III, que es un centro de investigación sanitaria. “Ha desarrollado una investigación epidemiológica importantísima y cogieron el testigo de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, pero esto es más amplio”, puntualiza, quien considera que la decisión empujará a las comunidades autónomas a "mirar hacia la salud pública".
Auscultar y diagnosticar a toda una sociedad
A falta de conocer la letra pequeña del proyecto que avale el Consejo de Ministros y que luego se detalle en Congreso y Senado, la legislación española ya establece la razón de ser del Centro Estatal de Salud Pública: asesorar a quienes toman las decisiones, evaluar el impacto de las políticas que se apliquen y coordinar las acciones de los distintos centros.
Las competencias de Sanidad están transferidas a las comunidades y, por lo tanto, la agencia debe estar organizada “en red” y actuar como “nodo” para las distintas autonomías y otros centros de especialidades, según valora la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) en un informe publicado el pasado octubre.
Además, el enfoque de salud pública va más allá de la mirada sanitaria que, quizás, es la más conocida. “Cuestiones como el entorno familiar, la educación, los bienes materiales, las desigualdades sociales y económicas, el acceso al trabajo, la calidad del trabajo, el diseño de los servicios de las ciudades, la calidad del aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos, lo animales que compartimos, el ejercicio físico… todo esto determina la salud”, destaca Ildefonso Hernández, portavoz de SESPAS.
Para la catedrática Tardón, la salud pública tiene un abordaje “multidisciplinar” precisamente porque la salud “es estado físico, mental y social”. “Cada vez nos damos más cuenta de que es muy importante dónde se nace. Si, por ejemplo, vives en una zona donde existe contaminación atmosférica, nosotros hemos visto que influye en el desarrollo pulmonar de los niños”, refiere la experta en epidemiología ambiental.
Hernández, por su parte, describe la salud pública como la acción de auscultar a una sociedad, como hace el médico cuando vamos a la consulta, para saber “cómo estamos de salud”. Sin embargo, en este diagnóstico no solo intervienen médicos, también lo hacen sociólogos, farmacéuticos, estadísticos, veterinarios…
“La agencia debe aunar todas las potencialidades del país. Es decir, lo mejor de todas las comunidades autónomas y de los organismos de investigación en relación con la salud”, afirma Hernández, subrayando la forma de “agencia independiente” como la más conveniente para el proyecto. “Tiene que ser un referente de información de calidad, que se confíe en ella, independientemente de quienes están haciendo la política”, valora.
“Tenemos que ser capaces de explicar a la población, de una manera transparente y sincera, el riesgo que tiene cada uno de sus estilos de vida”, reivindica en la misma línea Adonina Tardón, que recuerda que cuando “las autoridades sanitarias aconsejan medidas de estilo de vida, tienen un mayor impacto en la salud de la población que las medidas farmacológicas”.
Un sistema más rápido e inteligente
Aunque la salud pública se mueve en muchas áreas -desde el medioambiente a la psicología-, hay algunos retos muy concretos. ¿Por qué Google sabe más de nuestra salud que el sistema sanitario? “Todavía nos falta dar pasos de gigante en la inmediatez de los sistemas de información sanitaria”, sostiene Ildefonso Hernández.
“Debemos crear un sistema que sepa al momento no solo cómo estamos de salud, sino cuánto cáncer o enfermedades cardiovasculares hay, cuáles suben y cuáles bajan, vigilar las causas de esos problemas para adelantarnos”, reclama el portavoz de SESPAS, que adelanta que ya existe un proyecto en ese sentido que la agencia puede ayudar a preparar. “Si sabes al instante cuántos ingresos se están produciendo por una causa, eso puede dar lugar a la sospecha de complicaciones por un medicamento, por poner un ejemplo”.
Ese ‘lago de datos de salud’ aunaría todas las fuentes públicas y privadas disponibles para poder analizar “a toda velocidad” la información y tomar decisiones más acertadas. “También nos permite saber qué tipo de regulaciones son más exitosas para controlar el consumo de alcohol en menores, el consumo de drogas, etc.”, ilustra.
Como recuerda la doctora Paloma Navas, “nadie agradece por las enfermedades que no padece”, pero ese es precisamente el objetivo ideal de todo ese conocimiento y esfuerzos: prevenir los problemas de salud antes de que lleguen a ocurrir o se agraven.