La guerra en Ucrania cumple seis meses sin un claro vencedor y con la incógnita de las intenciones reales de Putin
- Medio año después de que Rusia comenzara la invasión se desconocen las intenciones reales del presidente ruso
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Cuando Rusia comenzó la invasión de Ucrania el 24 de febrero, muchos expertos pronosticaban que el Ejército ruso capturaría Kiev en tan solo unos días y que Moscú acabaría con el Gobierno de Volodímir Zelenski. Seis meses después de que las fuerzas rusas fracasaran en su intento de tomar la capital ucraniana, la guerra se ha convertido en un conflicto de desgaste que ha obligado a millones de personas a huir de su país y en el que han perdido la vida más de 5.500 civiles, según Naciones Unidas.
Ha pasado medio año de conflicto y todavía no hay un claro vencedor ni se conocen las intenciones reales del presidente ruso, Vladímir Putin. En lo que coinciden los analistas es en que Rusia ha llevado a cabo una labor diplomática bastante inteligente para apoyar sus acciones bélicas sobre el terreno.
"En escenarios como América Latina y África, Rusia está tratando de recuperar el papel que tuvo la antigua Unión Soviética", afirma a RTVE.es el profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Pontifica Comillas, José Ángel López. "Desde este nuevo orden internacional que se está configurando, Rusia no está ni sola ni aislada", asevera.
Rusia no está perdiendo la guerra
Desde que Rusia inició el 24 de febrero la invasión de su país vecino más pequeño, el conflicto se ha desviado del aparente intento fallido de Moscú de capturar Kiev y ha llevado a pérdidas sustanciales de las tropas ucranianas en el corazón industrial del país este verano.
La guerra en Ucrania se centra ahora en dos escenarios: en la región del Donbás, en gran parte capturada por Rusia y donde las fuerzas ucranianas luchan por frenar el avance de las fuerzas rusas, y en el sur, donde Kiev se prepara para lanzar una contraofensiva para recuperar el territorio perdido.
El presidente Zelenski pidió a finales de julio a los civiles que evacuaran la región de Donetsk ante el “terror ruso”. Una medida que para José Ángel López muestra que el Gobierno ucraniano “entiende que el control final de la parte territorial que aún le falta a Rusia va a ser objeto de una fuerte ofensiva militar”.
“No hay que olvidar que geoestratégicamente es una zona fundamental para Ucrania y para Rusia. Es lógico que la defensa de Ucrania haya sido numantina en este tipo de territorios”, señala López. “Las principales acerías, la principal industria de Ucrania está prácticamente concentrada en ese territorio”, explica el profesor, quien asegura que si las pérdidas territoriales de Ucrania se consolidan, el país “va a tener serias dificultades a la hora de reconstruirse en un futuro”.
En este sentido, López opina que Rusia “no está perdiendo la guerra”. “Hemos visto sesudos analistas que llevan clamando desde el inicio del conflicto que Rusia había perdido la guerra. Quien la está perdiendo es el Estado que está perdiendo su integridad territorial, que en este caso es Ucrania”, afirma
Por su parte, el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Educación a Distancia (UNED), Isidro Sepúlveda, cree que Rusia “por lo menos no está ganando” la guerra. “Lo cual para las posiciones iniciales es una derrota. En comparación con una potencia menor como era Ucrania, el Ejército ruso debería haber barrido toda resistencia”, considera el profesor de la UNED. “La entrada a Kiev fue un desastre y la ampliación del dominio de Crimea y unir el Donbás con Transnistria no lo ha conseguido. En consecuencia, no es ninguna victoria para Rusia”, añade.
Los inciertos objetivos iniciales y finales de Putin
Durante las primeras semanas de guerra, las fuerzas rusas fracasaron en sus intentos por tomar Kiev. Moscú anunció más tarde que su principal objetivo era el “control total” de la región del Donbás y el sur de Ucrania, aunque el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha asegurado recientemente que las ambiciones territoriales del Kremlin se extienden más allá de la región del Donbás.
Para el profesor de la UNED, "Rusia partió de unas posiciones totalmente irreales y cree que el “objetivo fundamental” de Rusia es “asegurar una expansión del Donbás y asegurarse que Ucrania no tiene salida al mar Negro”. Además, Sepúlveda descarta la idea de que Rusia busque ocupar el conjunto de Ucrania. “Rusia tiene unas enormes dificultades para incorporar un territorio muy delimitado y bien conocido. Ocupar el conjunto de Ucrania sometería a Rusia a unas tensiones insoportables”, añade.
Por su parte, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, Carlos López, señala a RTVE.es que "lo más plausible es que caminemos hacia un escenario de cierto estancamiento". "En las últimas semanas y meses, los movimientos han sido relativamente escasos en comparación con la fase inicial de la guerra", afirma el profesor, quien opina que si Rusia consiguiera la región del Donbás y buen aparte del sur de Ucrania "no sería sensato desde el punto de vista ruso aspirar a mucho más" debido a los costes económicos y de vidas humanas.
Funcionarios ucranianos y occidentales han afirmado que Rusia podría estar preparándose para anexionarse las zonas incautadas desde la invasión y en septiembre celebrar referéndums en las provincias de Jersón y Zaporiyia.
“Rusia podría incluso tener la tentación de llegar hasta la zona del río Dnipro y del río Dniéper y establecer ahí una especie de limes (línea imaginaria que seapra dos terrenos), como en el Imperio Romano, consolidar lo que sería un estado de facto segregado y realizar algunos referéndums de autodeterminación, un poco al estilo de lo que hizo en Crimea”, señala el profesor José Ángel López, quien considera improbable otras opciones como el proyecto ruso de crear un corredor desde Crimea al este, conocido como ‘Novorossiya’ o ‘Nueva Rusia’. “Esa situación me parece ahora mismo más improbable por el coste que supondría desde el punto de vista militar y desde el punto de vista de efectivos humanos”, asevera.
La resiliencia o no de las sociedades de la UE ante el problema energético
Desde que comenzó la guerra en Ucrania, la empresa gasística rusa Gazprom ha interrumpido el suministro de gas a varios países europeos por no pagar en rublos. La compañía ha anunciado que su gasoducto Nord Stream permanecerá cerrado tres días a partir del 31 de agosto, lo que supone una nueva interrupción del suministro a Europa y se teme que Moscú pueda interrumpirlo por completo de cara al invierno.
La llegada del invierno hará que los países europeos se enfrenten a una crisis energética mucho más intensa por el aumento de la demanda. Alemania, Eslovaquia, República Checa, Polonia, Bulgaria y las repúblicas bálticas, son países muy dependientes del gas ruso, algo que Moscú utiliza como arma de guerra en el contexto de la invasión de Ucrania.
“En la política exterior, los países utilizan todos sus medios para posicionarse y, desde luego, Rusia, desde tiempo de Yeltsin, ha utilizado la energía para conseguir una respuesta europea lo más favorable posible a sus intereses”, explica Sepúlveda, quien afirma que Moscú seguirá utilizando la energía como un arma de presión.
En este sentido, José Ángel López asegura que “en la Unión Europea tenemos que estar a expensas del test de resiliencia que las sociedades y Estados de la UE vayan a tener en los próximos meses”. “Estamos viendo de qué forma se han planteado medidas de urgencia, como reducir el consumo incluso en un Estado como España, que no somos dependientes del gas o del petróleo ruso”, asevera el profesor, quien subraya que “no se anticipa un escenario nada bueno para que todos los países de la Unión Europea se mantengan en bloque respecto a la política de sanciones contra Rusia”.
Rusia, ni sola ni aislada
Durante la ceremonia de apertura de una exposición militar hace una semana, el presidente ruso afirmó que Rusia está dispuesta a suministrar equipos militares y entrenamiento a sus aliados de América Latina, Asia y África.
José Ángel López cree que Moscú “está tratando de recuperar el papel que tuvo la antigua Unión Soviética (...) como un defensor de las políticas hacia este tipo de Estados cuya situación económica venía derivada del colonialismo y neocolonialismo occidental”.
En la misma línea, Sepúlveda afirma que “la diplomacia rusa tal vez sea en este momento lo que mejor funciona, tanto de la diplomacia ordinaria, como la extraoficial”. “En prácticamente toda América Latina y prácticamente todo el continente africano, los distintos gobiernos tienen posiciones muy ambiguas respecto a la guerra en Ucrania y las opiniones públicas incluso pueden contemplar con cierta simpatía las posiciones rusas”, asevera.
China y la llave para una salida negociada
La opción óptima para poner fin a la guerra de Ucrania pasaría por un acuerdo negociado por ambas partes, algo que parece complicado. Rusia asegura que está decidida a “deshacerse” del “régimen inaceptable” de Ucrania y mantiene sus objetivos en la guerra, mientras que el Gobierno ucraniano señala que la única salida del conflicto sería reconquistar todo el terreno perdido desde 2014, lo que incluye el Donbás y la península de Crimea.
Países terceros se han ofrecido a ser intermediarios en el conflicto, como China o Turquía. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, impulsor del pacto para desbloquear la exportación de cereales de Ucrania, ha insistido en que la vía diplomática es la mejor para detener la guerra. Además, el presidente ucraniano ha asegurado que buscará hablar directamente con su homólogo chino, Xi Jinping, para que emplee su influencia sobre Putin y ayude a poner fin a la guerra en Ucrania.
“Una buena parte de la llave para la solución la tiene China”, opina José Ángel López. “No tanto porque esté muy interesado en lo que haga Rusia en Ucrania o en la soberanía e integridad territorial de Ucrania, sino porque China está muy interesada en que el comercio internacional no se hunda”, afirma. “En este sentido, China puede en un momento determinado hacer que Putin, que es el que tiene el botón de activación del ‘stop’ a la guerra, en cualquier momento lo haga”, asevera.
Para Sepúlveda, “los países que se han ofrecido a ser intermediarios, son intermediarios inclinados a una parte”. “Para Occidente es poco realista aceptar esa mediación, porque están muy cercanos a los intereses rusos y difícilmente van a aconsejar a Ucrania que lo acepte”, indica el profesor. “Otra cosa sería que países europeos jugaran un papel mucho más activo. En ese caso podría haber equidistancia aceptable y Estados Unidos y Europa apoyarían esa mediación para salir adelante”, añade.
En la misma línea, Carlos López afirma que "los esfuerzos de mediación de Turquía han dejado resultado", aunque en lo que se refiere a la finalización de la guerra "las posiciones son demasiado alejadas y en el caso de Turquía, además, tiene su propia agenda, con unas relaciones muy singulares con Rusia y con los países de la OTAN". Asimismo, el profesor de la Universidad Nebrija no cree que China vaya a ejercer un papel mediador "salvo que por alguna circunstancia tuviera intereses muy cercanos y movimientos implicados en la solución de la paz".