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Científicos españoles descifran las claves genéticas que permiten rejuvenecer a la medusa inmortal

  • El estudio de la Universidad de Oviedo describe los procesos que contribuyen a su capacidad de revertir el ciclo vital
  • Los resultados pueden ser útiles frente a enfermedades asociadas al envejecimiento, como el cáncer y otras degenerativas

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Descifran las claves genéticas que permiten rejuvenecer a la medusa inmortal

Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha logrado descifrar el genoma de la medusa inmortal, Turritopsis dohrnii, y ha identificado las diversas claves genómicas que contribuyen a su capacidad para rejuvenecer hasta el punto de evitar la muerte natural.

Los hallazgos no nos acercan a la inmortalidad humana, pero, mediante más investigación, sí pueden conducir a mejorar los tratamientos médicos y la calidad de vida. "Son elementos a estudiar para dirigir terapias orientadas a retrasar el proceso de envejecimiento y enfermedades asociadas, como puede ser enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas e, incluso, el cáncer", ha explicado Dido Carrero, coautora del estudio dirigido por el Dr. Carlos López-Otín, a TVE.

El ciclo vital virtuoso de la medusa T. dohrnii

La investigación, que se ha publicado este lunes en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences, ha puesto el foco en la diminuta medusa T. dohrnii, que es capaz de revertir su ciclo vital y, aunque no es fácil, puede encontrarse en el Mediterráneo y en el mar de Japón, en el Pacífico.

"Se pueden morir, porque en el mar tienen muchos depredadores, pero de forma natural tienen la capacidad de que, después de reproducirse, pueden transformarse en el estadio pólipo, que es un estadio anterior, más joven", desarrolla, por su parte, Maria Pascual-Torner, investigadora postdoctoral y primera autora del artículo junto a Carrero.

Y en la vuelta a ese estadio anterior asexual está el círculo virtuoso de la medusa, mientras en la inmensa mayoría de los seres vivos, tras la etapa reproductiva, se avanza en un proceso característico de envejecimiento de las células y los tejidos que culmina con la muerte del organismo.

Cómo ocurre el cambio

La secuenciación del genoma de Turritopsis dohrnii, junto con el de su hermana mortal Turritopsis rubra, y el uso de herramientas bioinformáticas y de genómica comparativa han permitido a los investigadores identificar genes amplificados o con variantes diferenciales características de la medusa inmortal.

Así se han identificado los genes que afectan a los procesos que se relacionan con la longevidad y el envejecimiento saludable en humanos: la replicación y la reparación del ADN, el mantenimiento de los telómeros, la renovación de la población de células madre, la comunicación intercelular y la reducción del ambiente celular oxidativo.

Por otro lado, se han descrito los procesos que permiten que las células especializadas de la medusa se conviertan en cualquier otro tipo de célula para formar el nuevo organismo rejuvenecido. El estudio exhaustivo de los cambios en la expresión génica durante el proceso ha permitido descubrir señales de silenciamiento de genes mediadas por la denominada ruta “Polycomb” y el aumento de la expresión de genes relacionados con la vía de pluripotencia celular. Sus resultados sugieren que estas dos rutas bioquímicas son mediadoras fundamentales del rejuvenecimiento cíclico de esta medusa.

Solo un primer paso

En ese sentido, Pascual-Torner señala que “más que existir una clave única de rejuvenecimiento e inmortalidad, los diversos mecanismos encontrados en nuestro trabajo actuarían de forma sinérgica como un todo, orquestando así el proceso para asegurar el éxito de rejuvenecimiento de la medusa inmortal”.

Para la investigación se han tomado los genes que los humanos comparten con la medusa, pero la bióloga advierte: comprender más a fondo cómo rejuvenece T. dohrnii no significa que sea posible replicarlo en humanos. "El sistema en el que luego están esos genes es diferente, por eso, estos resultados se tienen que coger con el máximo cuidado, porque no estamos hablando del mismo tipo de organismo", ha apuntado en TVE.

Del mismo modo, Carrero alude a que las aplicaciones concretas de estos hallazgos llegarán "a largo plazo". "Lleva a una serie de pasos y pruebas en otros organismos, como modelos de ratón u otros modelos de envejecimiento como el pez turquesa africano, hasta poder validar estos resultados en humanos", expone. "Puede ser que mecanismos que sí funcionan en medusa en conjunto, luego en humano tengan un funcionamiento diferente".

"Este trabajo no persigue la búsqueda de estrategias para lograr los sueños de inmortalidad humana que algunos anuncian, sino entender las claves y los límites de la fascinante plasticidad celular que permite que algunos organismos sean capaces de viajar atrás en el tiempo. De este conocimiento esperamos encontrar mejores respuestas frente a las numerosas enfermedades asociadas al envejecimiento que hoy nos abruman”, zanja el catedrático López-Otín en la nota de prensa difundida por la universidad asturiana.