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Análisis | Reino Unido

Hasta la vista, Boris: el largo adiós del primer ministro del espectáculo

  • El líder conservador dejará oficialmente el cargo este lunes, cuando se conocerá el nombre de su sucesor
  • Su trayectoria política ha estado marcada por las excentricidades, los escándalos y las medias verdades

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Boris Johnson deja su cargo tras tres años marcados por la polémica

Cuando Boris Johnson cosechó la mayor victoria electoral conservadora desde la era Thatcher en 2019, no había lugar en el Reino Unido donde no se hablara de él. Prueba de ello era el ambiente de secretismo que se respiraba en Uxbridge, su circunscripción y feudo, donde su electorado huía de la prensa. Corrían tiempos de incertidumbre, pero sobre todo de hartazgo por el Brexit que Theresa May Brexithabía sido incapaz

Para bien o para mal, Johnson era el protagonista de un país desesperado por pasar página y acabar con los tres años de bloqueo de un divorcio que solo ahora empieza a manifestar sus consecuencias. El electorado sabía que era el único político capaz de terminar con el referéndum que él mismo alentó en 2016. Pero superado el Brexit -su ejecución, que no todo lo que implica- los escándalos, las medias verdades y las críticas dieron paso a un turbio mandato que ya tiene las horas contadas. Poco más de dos años y medio después, casi 60 compañeros de partido forzaron la dimisión del carismático político en julio.

Y desde hace dos meses, Johnson permanece en el cargo a la espera del anuncio de su sucesor este lunes. Dimitió a regañadientes, alegando que el pueblo británico necesitaba que "cumpliera con el mandato" que le dio en las elecciones de 2019. Pero, salvo una visita sorpresa a Kiev por los seis meses de guerra, su verano ha estado marcado por su ausencia: dos viajes de vacaciones, una silenciosa mudanza de Downing Street a Chequers, el anuncio de una inversión millonaria en una planta nuclear y ninguna medida para combatir la inflación y la crisis energética que auguran un duro invierno en el Reino Unido.

La imagen de Johnson sigue en primera línea aunque no tardará en desaparecer. Eso sí, deja un legado sombrío para la política británica, según los analistas consultados por RTVE.es.

El niño que soñaba con ser rey y llegó a primer ministro

Johnson fantaseaba con la cima ya desde pequeño, cuando quería ser "el rey del mundo". Fue durante su tiempo como alcalde de Londres cuando empezó a llamar la atención en la esfera internacional. Con un estilo cercano y a menudo despeinado, circulaba por la capital en bicicleta, incluso se atrevió a probar una tirolina donde finalmente quedó atascado. Una escena llena de humor que le ayudó a ganarse el cariño del público, aunque casi todos se tomaban a broma la idea de que algún día pudiera dirigir el país.

En los últimos años, estas estrambóticas imágenes no han dejado de sucederse: desde la demolición del Brexit con un tractor, al placaje de un niño en un partido de rugby. "Es un hombre divertido, que habla con cualquiera. Llegó como un soplo de aire fresco que ofrecía un liderazgo honesto, aunque fuera una honestidad acorde a sus creencias", señala el decano de Ciencias Sociales y profesor de Política de la Universidad de Bristol, Simon Tormey.

Boris Johnson, un político políticamente incorrecto

Tras liderar el Ministerio de Exteriores de Theresa May, Johnson logró su ansiado ascenso al proclamarse vencedor indiscutiblede las primarias conservadoras en julio de 2019. No es ninguna incógnita que el Brexit estaba detrás de ella. "Logró tantísimo apoyo precisamente por la impaciencia del público por la indecisión de Theresa May", destaca Tormey.

"Es un tory típico, que viene de un entorno muy tradicional, pero el público lo veía como alguien que quería ejecutar medidas, alguien que iba contra el establishment a pesar de que él mismo formaba parte de él", dice la profesora de Política británica de la Universidad de Leeds, Victoria Honeyman.

Ascenso y caída

Después de ganar las elecciones, la popularidad de Johnson estaba por las nubes. Y aunque las comparaciones siempre fueron odiosas, hay quien lo relaciona más con Silvio Berlusconi que con Donald Trump. "Tiene un estilo de política de celebrity, un liderazgo muy diferente. Los dos anunciaron medidas grandilocuentes que luego no cumplieron, pero la gente creyó que sí se llevaron a cabo. Además, ambos se consideraban los únicos capaces de resucitar a su país. Es un estilo que atropella la integridad y la ética", asegura el profesor asociado de Política en la Universidad de Lincoln, Mark Bennister.

La luna de miel que vivió Johnson hasta que retiró al Reino Unido de la Unión Europea el 31 de enero de 2020 duró poco. La pandemia del coronavirus, que ha provocado la muerte de más de 170.000 personas en el país, según datos del gobierno británico en base a certificados de defunción, le obligó a paralizar la actividad en Inglaterra. Confinamientos, grupos burbujas y restricciones que, tal y como reveló el informe de Sue Gray, no frenaron al propio Johnson a la hora de asistir a fiestas en Downing Street.

¿Cómo puede el Partido Conservador definirse como una formación que aboga por la ley y el orden cuando su líder está violando la ley?

La consecuente ira del público lastró su popularidad, hasta el punto de que su valoración se desplomó a -53 puntos el día en que anunció su dimisión, según datos de YouGov. Aunque no fue el partygate el que acabó con él, sino el encubrimiento de un escándalo por abusos sexuales de uno de sus colaboradores.

Y esa ira del público corrió como la pólvora en cuestión de horas entre los diputados a uno y otro lado del espectro. Incluso los conservadores clamaban por su retirada. La profesora de Historia y Política de la Universidad de Westminster Pippa Catterall habla de un ambiente tóxico: "Si la pandemia se gestionó tan bien, ¿por qué tenemos una de las tasas de mortalidad más elevadas del mundo? ¿Cómo puede el Partido Conservador definirse como una formación que aboga por la ley y el orden cuando su líder está violando la ley? ¿Cómo puede defender la economía alguien a quien han pillado diciendo ‘que le den a los negocios?", se pregunta.

La perdición de sus mentiras

El resumen positivo del legado político que deja Johnson es, según los politólogos consultados por este medio, la capacidad para lograr el divorcio de la Unión Europea. Sin embargo, todos coinciden a la hora de destacar lo negativo: heridas a la democracia, el daño a la reputación de la política británica, a su propio partido e incluso a la imagen del Reino Unido en el exterior.

"No es que fuera muy popular, pero su tiempo en el cargo ha estado marcado por un estilo populista de campaña que no consiguió gran cosa, que condujo a mucha corrupción y clientelismo. Ya hay quien le define como el peor primer ministro en dos siglos", afirma el profesor Tormey.

Pippa Catterall considera que este no es el único problema. "Incluso John Major [ex primer ministro] le acusa de ser el responsable de la pérdida de calidad de la democracia". Se refiere a la suspensión del Parlamento para aprobar su acuerdo del Brexit que llegó a ser declarada ilegal. Una táctica de "dividir para gobernar", de enfrentar al pueblo contra las instituciones, destacan Catterall y Bennister. Hasta le acusaron de engañar a la reina Isabel II.

Johnson se ha destruido a sí mismo por su propia incapacidad de seguir sus normas, es decir, la verdad

Johnson fue despedido de un diario por mentir en una columna. Ahora ha perdido el cargo por el mismo motivo, según los analistas. "Se ha destruido a sí mismo por su propia incapacidad de seguir sus normas, es decir, la verdad. Tiene una habilidad innata para decir mentiras, aunque no creo que sea un mentiroso, porque eso implicaría que se toma en serio lo que dice", añade Catterall.

“Ha incumplido las normas más que cualquier otro primer ministro”, dice Honeyman, quien cree que será recordado por esa ruptura de las leyes o su interpretación de una peculiar Constitución no escrita.

El legado de Johnson

La cuestión que muchos se preguntan ahora es dónde terminará Johnson. En el Reino Unido especulan con que deje su escaño en la Cámara de los Comunes y se traslade a la Cámara de los Lores, o que regrese al periodismo, bien comprando un periódico o trabajando en él. "Podría escribir su libro de Shakespeare o volver al periodismo, aunque va a ser difícil que le tomen en serio", señala Catterall.

Más allá de su futuro, los expertos destacan la urgencia de volver a un periodo político normal, sin continuos escándalos ni sobresaltos, ese tiempo en que la democracia británica era un referente fuera de sus fronteras. "Su periodo ha coincidido con el de Trump, y desde ese punto de vista será recordado como una época inusualmente tumultuosa en un sistema político bastante tradicional", apunta Tormey. “Nadie hablará de él los próximos 30 años como sí lo hacemos de Margaret Thatcher o Tony Blair", añade. "En general, la política ahora será aburrida, porque Keir Starmer [el líder laborista] no es carismático. Eso puede llevar a la desconexión del público", dice.

¿Es Johnson el peor líder que ha tenido el Reino Unido? La respuesta se antoja difícil. Victoria Honeyman destaca un símil que ilustra las diferencias entre Winston Churchill y Boris Johnson. "En la Segunda Guerra Mundial Churchill se daba banquetes de ostras, brandy y otros lujos mientras pedía esfuerzo a la población. Sin embargo, no se hizo público porque entendía que tenía que parecer que él mismo cumplía con las peticiones que hacía a los ciudadanos. Johnson no se ha comportado así y, en pleno siglo XXI, uno no puede actuar de un modo cuando pide a los demás que no lo hagan".

"Popularmente, se dice que Johnson ha sido el peor primer ministro de la historia, seguido de Theresa May y David Cameron. Creo que Cameron fue el peor porque al menos sabía lo que hacía y fracasó en la toma de decisiones", señala Catterall.

Discrepan los fieles simpatizantes que han mantenido su apoyo a Johnson aún después de la dimisión, como la ministra de Cultura, Nadine Dorries, que lo define como el "primer ministro más exitoso de la generación". La favorita para sucederle, la ministra de Exteriores, Liz Truss, defiende que ha hecho un "fantástico trabajo" e incluso ha asegurado que no quería que abandonara el cargo.

En la misma línea se ha manifestado su ministro del Brexit, el líder del ala euroescéptica del partido, Jacob Rees-Mogg, que cree que su expulsión fue un error y un "triunfo" para los partidarios de la permanencia en la UE. Otros como la ministra del Interior, Priti Patel, optaron por decirle a Johnson que su hora había llegado, pero no han cuestionado en público su figura y han permanecido en el gabinete.

Bring back Boris y la resurrección del Partido Conservador

Son innumerables los motivos por los que el Brexit ha pasado a la historia, pero en la política británica nadie duda en destacar la debacle en la que sumió al Partido Conservador, de Cameron a Johnson. El primero, por convocar el referéndum para contentar a los euroescépticos del partido, creyendo que no saldría adelante; May, por el bloqueo y Johnson, por la ambigüedad de normas que todavía hoy no se aplican. "Todos los líderes tories desde 1970 han sido destruidos por Europa", apunta Catterall.

Todos los líderes tories desde 1970 han sido destruidos por Europa

Más allá de la cuestión europea, el Partido Conservador necesita alejarse de los escándalos para volver a los valores tradicionales que quiere representar. "Los diputados tories se han dado cuenta de que necesitan a alguien que pueda reconectar con el público, alguien que se tome en serio las crisis y no bromee", señala Simon.

Si aciertan los sondeos, este lunes, los conservadores elegirán a Liz Truss Una mujer que heredará el legado político de Johnson y que podría adelantar las elecciones para salvar al partido. Con todo, algunos consideran que con Truss no llegará el cambio. "Estamos viendo que ese estilo se ha trasladado a las campañas de Truss y Sunak: los dos están hablando de cosas muy improbables. Johnson ha cambiado la naturaleza de la política británica de una forma negativa, donde priman las medias verdades y las estadísticas que no están comprobadas", agrega Bennister.

Tras dimitir, Johnson ha optado por no hacer nada

También hay quien ya sueña con su regreso, como los creadores de la campaña Bring back Boris ante el descontento con la alternativa, pero pocos vaticinan su retorno a la primera línea política. Y de momento, Johnson se refugia en Chequers mientras la oposición le acusa de no hacer nada en todo el verano. "Hubo quien advirtió del daño que podía hacer, y él ha optado por no hacer nada. Se ha ausentado y no ha hecho daño. Además, sus manos están atadas porque cualquier nueva medida puede condicionar a su sucesor", dice Bennister.

Y así, el primer ministro que sedujo al público termina un verano marcado por su larga despedida. Pero la vida da muchas vueltas y las puertas pueden abrirse o cerrarse en cuestión de minutos. De momento, los británicos se conforman con su despedida: "Hasta la vista, baby".

Boris Johnson se despide con un "hasta la vista, baby"