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Los orígenes de la cirugía: la amputación quirúrgica más antigua se realizó a un niño hace 31.000 años

  • Sería la primera evidencia conocida de un acto médico complejo, llevado a cabo por expertos, en la Edad de Piedra
  • La comunidad de cazadores-recolectores de Borneo supo también tratar la herida para evitar una infección severa

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Los arqueólogos Tim Maloney y Andika Priyatno durante el trabajo en la cueva Liang Tebo de Borneo.
Los arqueólogos Tim Maloney y Andika Priyatno durante el trabajo en la cueva Liang Tebo de Borneo.

Hace 31.000 años ocurrió la cirugía más antigua que se conoce hasta la fecha: a un niño hubo que amputarle parte de la pierna izquierda en una operación que superó y le permitió llegar a la juventud.

Un equipo de arqueólogos australianos e indonesios está detrás del hallazgo a través de los restos óseos encontrados en la cueva Liang Tebo de Borneo. La investigación publicada en 'Nature' sería la primera evidencia conocida de un acto médico complejo y realizado por un experto en la Edad de Piedra.

Hasta ahora, la prueba más antigua de una cirugía de amputación se remontaba a 7.000 años, en los restos de un agricultor de la Edad de Piedra en Francia al que le faltaba el antebrazo izquierdo. Así, la teoría predominante era que la evolución de la medicina surgió con el inicio de las sociedades agricultoras sedentarias, hace unos 10.000 años con la revolución neolítica.

En cambio, los habitantes de Liang Tebo, en la selva tropical de la parte indonesia de Borneo, muy anteriores, eran cazadores-recolectores.

Un corte "oblicuo limpio" solo puede ser resultado de una operación

El estudio -de la Universidad de Griffith (Australia) junto con el Centro indonesio de Arqueología, Lengua e Historia y la Universidad de Sídney- parte del descubrimiento en 2020 de un esqueleto, de unos 19 o 20 años en el momento de la muerte.

El esqueleto de 31.000 años de antigüedad descubierto en una cueva de Liang Tebo, en Borneo, Indonesia

El esqueleto de 31.000 años de antigüedad descubierto en Borneo. Tim Maloney/Griffith University vía AP

Al joven le faltaba el pie izquierdo, parte de la tibia y del peroné. El pequeño tamaño de estos dos últimos huesos en comparación con los de la pierna sana sugiere que se trata de una herida de la infancia.

“Sobrevivió con la movilidad alterada y vivió, entre seis y nueve años más, en una de las comunidades de artistas más antiguas conocidas en los montañosos bosques tropicales de Borneo”, una zona donde se han encontrado pinturas rupestres de 40.000 años de antigüedad, según ha explicado Timoty Maloney, de la Universidad de Griffith (Australia) y uno de los directores de la investigación.

Las marcas que han encontrado los antropólogos en los huesos “no son compatibles” con una amputación no quirúrgica. Y es que el corte "oblicuo limpio" que presentan los restos no pueden deberse a un traumatismo. Asimismo, el ataque de un animal u otro tipo de accidente dejaría “fracturas trituradas y aplastadas”, señala el estudio.

Finalmente, los análisis confirmaron que se dieron crecimientos óseos relacionados con la cicatrización.

Ya existían "conocimientos médicos avanzados" para la cirugía y sus cuidados

Para Timoty Maloney, “una de las grandes implicaciones” del descubrimiento es que la comunidad tenía “conocimientos médicos avanzados para amputar una pierna a un niño y que sobreviviera”.

Aunque los instrumentos afilados ya existían y eran bien conocidos, eran tiempos difíciles para que una operación de este tipo pudiera salir adelante con éxito. El responsable o responsables de la intervención debían de tener un conocimiento detallado de la anatomía de las extremidades y saber manejar venas, nervios y músculos, evitar la pérdida fatal de sangre y las infecciones, además de “haber entendido la necesidad de quitar el miembro para su supervivencia”, ha desarrollado el experto.

Por otro lado, una herida semejante necesitaría cuidados y limpieza para poder formar un muñón evitando una infección severa. Los huesos hallados no presentaban signos de este tipo de complicaciones, que habrían dejado marcas permanentes en ellos.

Sin embargo, las infecciones son comunes en una herida abierta si no existe un tratamiento antimicrobiano, sobre todo en el clima cálido y húmedo de la zona. Para evitarlo, los investigadores consideran que probablemente se usaron los recursos botánicos disponibles con propiedades medicinales para prevenir la infección, así como anestésicos y calmantes.

El equipo investigador en la cueva de Kalimantan Oriental, Borneo, Indonesia, donde encontraron el esqueleto en 2020.

El equipo investigador en la cueva de Kalimantan Oriental, Borneo, Indonesia, donde encontraron el esqueleto en 2020. Tim Maloney/Griffith University vía AP

Según el estudio, los conocimientos sobre anatomía, fisiología y procedimientos quirúrgicos demostrados por esa comunidad es posible que se desarrollaran durante un largo periodo de tiempo a través del método de prueba y error, que se fueron pasando de generación en generación por transmisión oral.

"Tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la historia de la medicina", ha destacado Maloney, que recuerda que habrá que investigar más para saber si el hallazgo de Liang Tebo es solo la primera prueba de que la complejidad de las culturas médicas de cazadores-recolectores en este período temprano de la prehistoria humana.

La otra posibilidad es que las comunidades que habitaban Borneo hace 31.000 años -entonces parte del supercontinente euroasiático Sunda- habían adquirido un grado inusualmente avanzado de competencia en esta área.

Huesos bien conservados con más de 30.000 años

Los huesos del joven amputado fueron hallados en buen estado de conservación, con un 75 % de los huesos presentes en el enterramiento. Entre los restos, se encontraron también todos sus dientes, que sirvieron para fechar la muerte hace 31.000 años.

El procedimiento “resultó ser todo un desafío”, según relata Renaud Joannes-Boyau, de la Universidad Southern Cross (Australia), que logró datarlos a través de la medición de la radiación recibida por el esmalte dental desde el entierro.

Poco más podemos saber de su historia desde hoy, aunque Maloney deduce que el niño operado debía ser un “componente valioso de su comunidad”, aunque el mismo se apoyó y dependió de ella también con su amputación.