Sorolla, Ouka Lele o Tàpies: 'Arte y espiritualidad' que atraviesa el tiempo
- Alrededor de 50 piezas hacen un recorrido por la espiritualidad del arte antiguo hasta el contemporáneo
- El videoarte, la pintura, la escultura y la fotografía aparecen relacionadas por sus temáticas
La espiritualidad ha estado muy presente en la creación artística a lo largo del tiempo. Esta idea es la que pretende poner de manifiesto la exposición Arte y espiritualidad. Imaginar lo extraordinario, que recoge selección de los fondos históricos y contemporáneos de la Colección BBVA en España.
Este año la muestra ya fue exhibida en el Palacio de San Nicolás, en Bilbao. Ahora, las obras viajan, con un repertorio ampliado, al Pabellón Villanueva, situado en el Real Jardín Botánico de Madrid.
Cerca de 50 piezas han sido distribuidas en cuatro secciones, que proponen un encuentro entre el arte antiguo y el contemporáneo, desde el siglo XVI hasta el XX y XXI, con variedad de soportes y técnicas, como pintura, escultura, fotografía, proyecciones o videoarte.
Se trata de piezas que "aunque recorran diferentes tiempos de la historia del arte, parecen surgidas en un nuevo momento del tiempo", señala Alfonso de la Torre, comisario de la muestra.
La exhibición se encuentra dividida en cuatro partes, que van "desde el origen hacia el final, como la vida misma", apunta. Además, el recorrido puede acompañarse de canciones mediante la lista 'Música y espiritualidad. Oír lo extraordinario', diseñada por Joan Gómez Alemany, a la que se accede mediante un código QR.
El punto de partida comienza con 'el origen', que "está simbolizado con la presencia de centros en las imágenes", señala Alfonso de la Torre. Este concepto está representado de diversas formas, como la espiral, el torbellino o el círculo, que se puede percibir en las obras de Alfonso Albacete o Salvador Victoria.
"El nacimiento de la imagen de lo invisible podría estar simplificado en la caja metafísica de Oteiza", destaca el comisario.
También se muestra el origen desde un punto de vista religioso, con la presencia del Niño Jesús, mediante el cuadro La Virgen con el Niño y Santa Ana (primera mitad del siglo XVI), de Jan Van Scorel.
La naturaleza vs. el desierto
La segunda sección recoge piezas relacionadas con imágenes del cielo, como paraísos, jardines o edenes, que aparecen en las pinturas de David Teniers, El jardín del Edén (1685) o El arca de Noé (1684).
También se puede observar esta naturaleza en la fotografía de Ouka Lele, Quizás fuera un hada (1998), en la que a través de acuarelas, que colorean una imagen, se crea un espacio luminoso.
Asimismo, el arte abstracto está presente con cuadros como 'Forma gris azulada' (1955), de Antoni Tàpies y El jardín del obispo V (1978), de Fernando Zóbel. "La naturaleza de Zóbel está un poco representada por el recuerdo de lo que ha visto", indica de la Torre.
En contraposición, esta sección también acoge a obras que ilustran todo lo contrario, la muerte y la desolación, representada con desiertos y camposantos, como las obras de Lucio Muñoz, Eva Lootz o César Manrique.
Del mundo terrenal al espiritual
En la tercera parte, 'Entre el dolor y el éxtasis', ya se abre paso a un mundo sobrenatural, protagonizado por milagros, apariciones o el éxtasis.
Toda esa espiritualidad queda reflejada en obras que se llevan siglos de diferencia entre sí, como es la tabla Resurrección del Señor (1559-60), de Luis Vélez, y el videoarte Estudio para Aparición (2002), de Bill Viola.
La última parte reflexiona sobre la fugacidad de la vida, representada sobre todo por la vanitas, que se puede encontrar en Estudio de una calavera (1883), de Joaquín Sorolla, o en una foto de Marina Abramović, de la serie Homenaje a Santa Teresa (2009).