Camila, la reina consorte que ha tenido que vivir bajo la alargada sombra de Lady Di
- A sus 75 años, se convierte en la soberana consorte, aunque la jefatura de Estado únicamente recae en su esposo
- Durante años, ella ha sido para la opinión pública británica la "culpable" de que el matrimonio de Carlos y Diana se rompiera
- Directo: última hora sobre la muerte de la reina | Especial: Muere Isabel II
Camila de Cornualles, la esposa del príncipe heredero Carlos, se convierte a sus 75 años en reina consorte con el ascenso de su marido al trono, producido de forma automática tras la muerte de Isabel II, como marca el estricto protocolo diseñado para llevar a cabo la sucesión, bautizado como 'Operación Puente de Londres'.
Pero, ¿qué significará para ella ser reina consorte? Básicamente, este cargo se limitará a su figura como esposa del rey gobernante, ya que solo a este le corresponderán los mismos poderes que a su madre, la monarca predecesora, considerada jefa de Estado tanto en Reino Unido como en gran parte de los países de la Commonwealth.
Hace 70 años que no hay una reina consorte en el Reino Unido. La última fue la madre de Isabel II, a quien se le dio el título tras desposarse con Jorge VI, que le fue retirado tras el fallecimiento de este, en 1952. Desde entonces y hasta su muerte en 2002, fue conocida como reina madre.
Acercamiento entre la reina Isabel II y Camila
Las esposas de los monarcas británicos siempre se conocen como reinas consortes, mientras que los maridos de las reinas únicamente se convierten en príncipes consortes. Pero Camila, en principio, estaba destinada a convertirse en princesa consorte con la subida al trono de su esposo Carlos.
Desde su primera aparición pública con el entonces príncipe de Gales, que se remonta a 1999, la sociedad británica nunca vio con buenos ojos a Camila, una mujer divorciada y madre de dos hijos, que además era la "culpable" de la ruptura entre el futuro rey y Diana de Gales, quien había fallecido de manera trágica tan solo dos años antes. La propia Isabel II también se mostraba distante con la elección sentimental de su hijo, hasta el punto de que no asistió a la boda de ambos, que finalmente se celebró en 2005 con una discreta ceremonia civil.
Tanto es así, que la monarca decidió que, a su muerte, Camila pasaría a ser princesa consorte, la primera en la historia de la monarquía británica. Aunque se acordó que recibiera el título de duquesa de Cornualles, una distinción que siempre se le da a los herederos al trono británico.
Sin embargo, desde su matrimonio con el que a partir de ahora será el nuevo rey de Inglaterra, Camila Parker no ha protagonizado ningún escándalo y ha sabido mantenerse al lado de su esposo con mucha discreción, aguantando con entereza la reprobación pública, sin quejarse en ningún momento, además de comprometerse con innumerables acciones de carácter benéfico.
Esta actitud le permitió ganarse la confianza de Isabel II, quien el pasado mes de febrero, durante la celebración de sus 70 años en el trono, su Jubileo de Platino, pidió que a su muerte Camila fuese reconocida como la reina consorte, en lugar de princesa consorte.“Es mi sincero deseo que, cuando llegue ese momento, Camila sea conocida como reina consorte mientras continúa su propio y leal servicio”, expresó la reina ahora fallecida a través de un comunicado.
El escrito de Isabel II del pasado mes de febrero fue el resultado del acuerdo con su heredero Carlos. Y también el agradecimiento de la propia reina hacia su nuera por su discreción y sus años de servicio a la corona.
Perteneciente a la alta sociedad británica
Nacida el 17 de julio de 1947, Camila es hija del comandante Bruce Shand, un oficial del Ejército y miembro de la nobleza; y de Rosalind Cubitt, hija del Barón Ashcombe. Esta pertenencia a la alta sociedad británica permitió que fuese educada en colegios elitistas de Reino Unido, Francia y Suiza.
A los 23 años, conoció al entonces príncipe de Gales en un partido de polo. No tardaron en iniciar una relación sentimental, aunque finalmente se casó con el mayor Andrew Parker Bowles, con quien tuvo dos hijos. Carlos no se había decidido a dar el paso de casarse con ella, que hubiera significado convertir en futura soberana británica a una mujer católica y no anglicana (aunque después ha acabado convirtiéndose al Anglicanismo).
Años después, el príncipe de Gales se casó con Diana, pero simultáneamente retomó su relación con Camila. Tras el divorcio de Carlos y Diana, en 1996, Camila, divorciada un año antes, pudo comenzar a aparecer públicamente junto a Carlos. Pero la muerte de la princesa en un accidente automovilístico en París, en agosto de 1997, volvió a relegarla a la sombra, donde se tuvo que alejar de la opinión pública británica, para quien Camila había sido el principal motivo de desdicha de la princesa de Gales, quuien sí gozaba de una popularidad extraordinaria. La propia princesa Diana, que sabía que Camila era el gran amor de la vida de Carlos, le llegó a llamar "rottweiler".
Rechazó el título de princesa de Gales
Finalmente, después de mantenerse durante mucho tiempo en segundo plano, Camila se casó con Carlos en 2005. A partir de entonces, oficialmente, le correspondía el título de princesa de Gales, pero ella nunca lo usó, ya que la sociedad británica consideraba que le seguía correspondiendo a la malograda Lady Di. Aunque la duquesa de Cornualles, como empezó a ser conocida, salió de la sombra y comenzó con su nueva vida de miembro de la Familia Real británica.
Desde entonces, la aceptación de la duquesa de Cornualles ha crecido dentro de la opinión pública de Reino Unido, aunque sigue siendo uno de los miembros de la Familia Real menos queridos. Poco más del 50% de los británicos deseaban que se convirtiera en reina, según un sondeo publicado el año pasado por el Daily Mail.