Tope al precio del gas, excepción ibérica o límites en la factura: las opciones para abaratar la luz en Europa
- Los ministros de Energía europeos se reúnen este viernes en Praga para abordar la fuerte subida de los costes energéticos
- Bruselas ha puesto sobre la mesa varias medidas, pero aún no existe consenso entre los Veintisiete para su aprobación
El mercado eléctrico europeo actual tiene los días contados. Así lo anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ante los "desorbitados" precios que se pagan en Europa tras el inicio de la invasión rusa en Ucrania. Desde Bruselas preparan “una intervención de emergencia” y “una reforma estructural del mercado” para evitar ser víctimas del “chantaje energético ruso”, explicó la líder comunitaria, unas proclamas en sintonía con las preocupaciones del sur de Europa pero también con las llamadas de auxilio lanzadas en las últimas semanas desde Alemania o Austria, los países más dependientes del gas procedente de Moscú.
Este será uno de los principales asuntos que debatirán los 27 ministros de Energía de los Estados miembros, que se reúnen este viernes en Praga para intentar poner coto a una situación que ha disparado la factura de la luz a niveles no vistos desde que hay registros y que, a su vez, ha puesto en jaque a las economías europeas con una inflación que ya se sitúa en los dos dígitos.
Para analizar las alternativas, desde RTVE.es hemos hablado con la catedrática en el Departamento de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid Natalia Fabra; el socio de la compañía especializada en mercado eléctrico Ingebau, Joaquín Giráldez; y el gerente de la consultora especializada en el sector energético Neuro Energía, Javier Colón.
Límite al precio del gas ruso
Pese a las reticencias iniciales, Bruselas se ha decidido a actuar sobre el mercado eléctrico al constatar sus “limitaciones” en un contexto como el actual. “Fue diseñado en circunstancias muy diferentes y con fines muy distintos”, dijo Von der Leyen de un sistema diseñado hace 20 años y que a su juicio "ya no es apto para los mismos propósitos iniciales".
Entre las opciones que se barajan desde la Comisión Europea, según el último borrador al que ha tenido acceso RTVE, figura la de poner un límite de precios al que se puede comprar gas de Rusia en la Unión Europea, si bien no solo sería para la generación de electricidad -como en el caso de la excepción ibérica—, sino para todos los fines, desde la producción industrial a los hogares. Se trata de una medida similar al tope al petróleo impuesto por los países del G7 la pasada semana.
"Poner límites a otros está sobre la mesa, lo estamos estudiando. El objetivo ahora es seguir siendo competitivos pero que los precios a pagar sean decentes", afirmaba. El objetivo, a su vez, es que se limite la incertidumbre en el mercado ya que, al establecer un máximo, la volatilidad en los precios descendería. No obstante, el presidente ruso, Vladímir Putin, ya ha advertido que Moscú cortará totalmente el suministro a cualquier acción de este tipo.
Tope de 200 euros/MWh a las renovables
Asimismo, el borrador de Bruselas también contempla establecer un límite de 200 euros por megavatio hora (MWh) al precio que las eléctricas pueden cobrar por la energía generada por tecnologías inframarginales -como las renovables, la hidroeléctrica o la nuclear-, ya que considera que tienen "un rendimiento más bajo" y mayores beneficios que las centrales de gas.
Según el gerente de Neuro Energía, esta opción ya utilizó en España con las denominadas “minoraciones de los beneficios sobrevenidos” que estas tecnologías obtenían por los altos precios del gas natural en los mercados: “Empezó en septiembre u octubre del año pasado y se revisó en primavera de este año, y lo cierto es que no ha tenido mucha repercusión”. Y es que, en opinión del experto, “hay muy pocas tecnologías que estén pagando esa minoración”, entre otros motivos, porque “tenían contratos a plazo u otro tipo de acuerdos y aún no se ha aplicado”.
Extensión de la ‘excepción ibérica’
Otra opción que barajó Bruselas fue extender la ‘excepción ibérica’, la solución que se aplica actualmente en España y Portugal y que ha conseguido abaratar la factura un 15 % desde su puesta en marcha. Sin embargo, el borrador de la Comisión la descarta por el momento al considerar que "incentiva el uso de gas para la generación de energía", algo que choca con el objetivo de reducir su consumo en un 15 % hasta primavera.
Sin embargo, para socio de Ingebau, esta medida podría tener “cierto sentido a nivel europeo”, ya que se pondría fin a “uno de sus mayores inconvenientes” como a su juicio es el aumento de exportaciones a Francia. Y es que, los franceses, al ver más atractivo el precio español, han aumentado las importaciones de electricidad desde España, lo que implica –como destaca la Comisión- que consumamos más gas y que, por consiguiente, tengamos que compensarlo. “Entonces, si la solución se extrapola a Europa puede significar que ningún consumidor de un Estado miembro subvenciona energía de otro estado miembro”, añade Giráldez.
No obstante, advierte Fabra, esta solución también podría tener un efecto “fuga” sobre el mercado británico, es decir, que Reino Unido comenzase a importar electricidad europea debido a su bajo precio. Entonces, ¿qué se podría hacer? La catedrática propone adoptar una solución como la que España planteó en un principio a la Comisión, pero que esta terminó descartando: que haya dos precios, uno para el mercado comunitario y otro para el británico.
“Entonces Bruselas lo descartó porque no podía consentir que en función de la nacionalidad dos Estados miembros pagasen precios distintos, pero esa misma lógica no aplica cuando estamos hablando de un Estado miembro frente a un Estado no miembro”, recalca la experta. Y añade que una de las ventajas de aplicar el mecanismo ibérico “es que ya se ha puesto en marcha” y, por lo tanto, “hay muchas cuestiones relativas a la implementación que ya se conocen y eso aceleraría su puesta en marcha en el resto de países”.
Una regulación más transparente
Ante la intención de la Comisión de intervenir el mercado eléctrico, los expertos consultados piden que se haga de manera transparente. “¿Por qué va a haber un precio de referencia para el gas que sirva para retribuir a la nuclear, a la hidroeléctrica o a las renovables, cuando entre esas tres tecnologías hay muchísimas diferencias de costes?”, se pregunta la catedrática, quien a su vez puntualiza que imponer un tope al gas de 40 euros es una fórmula “totalmente arbitraria” porque ha sido “el resultado de las negociaciones entre España y la Comisión Europea, pero no tiene ningún sustento detrás”.
En su opinión, “uno de los grandes pecados del mercado actual es que trata a todas las tecnologías de manera neutral”, pese a que “tienen costes distintos y están sujetas a shocks de costes distintos”. “Tengo la impresión de que toda reforma va a pasar por dar un poco una marcha atrás al proceso de liberalización, introducir más elementos, más transparentes de regulación y un tratamiento distinto entre las tecnologías que tenga en cuenta que, como no todo es igual, no se lo puede tratar igual”, sentencia.
Congelación de la factura
Otra opción para intentar aliviar la carga de la inflación en las familias sería que parte del coste de la energía lo asuman los propios Gobiernos. Es decir, una congelación de la factura eléctrica por un tiempo determinado hasta que la situación amaine. “Ya se han bajado los impuestos, recientemente también el del IVA del gas ha sido anunciado. Lo único que podría hacer es que la factura descendiese es que parte de ella la asuman los países con una partida en los Presupuestos”, apunta el gerente de Neuro Energía.
Esta es la medida que ha tomado este mismo jueves la nueva primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, quien ha anunciado un plan que incluye congelar la factura media de los hogares en 2.500 libras (2.872 euros al año) desde el 1 de octubre y durante dos años, hasta 2024. Esto ahorrará a una familia media británica unas 1.000 libras al año (1.149 euros).
Fin de la guerra
La última alternativa que proponen los expertos consultados, y “la más deseable”, es el fin de la guerra, una opción que sin embargo parece lejana en esos momentos. “Otra opción sería retomar en cierta medida las relaciones con Rusia, con el fin de que vuelva a garantizar el suministro de gas a Europa”, añade Colón.
Pese a todo ello, hay que tener en cuenta que existe un problema importante: y es que el gas natural es escaso. “Hay poco gas natural y mucha demanda, con lo cual el precio va a estar alto siempre a no ser que disminuya la demanda drásticamente o que aumente su producción”, advierte Giráldez, para después concluir: “Por muchas medidas que tome la Comisión Europea reformando el mercado eléctrico, no evitarán que el problema siga ahí: que haya escasez de gas y que esa escasez haga que el precio sea caro”.
Reunión de altura este viernes
Para abordar todas estas cuestiones, los ministros de Energía europeos se reúnen este viernes 9 de septiembre en Praga. "Se ha llegado a un consenso sobre la necesidad de meter los precios en la arquitectura de la energía en la UE", afirmó el primer ministro checo, Peter Fiala, que actualmente ostenta la presidencia del Consejo de la UE.
El jefe del Gobierno de la República Checa recordó que hasta hace apenas unas semanas, entre los socios comunitarios –a excepción de unos pocos países como España- dominaba un rechazo a intervenir en el proceso de formación de precios de la energía, algo que ha cambiado tras el fuerte encarecimiento que ha creado una "situación insostenible", en palabras de Fiala.