'Danielle' ya es una borrasca: se espera que llegue a España el lunes con lluvia abundante y la caída de las temperaturas
- AEMET avisa de que las precipitaciones serán más intensas y persistentes en la mitad oeste y en Pirineos
- Fue el primer huracán de la temporada atlántica y se formó "inusualmente" al norte, por la alta temperatura del océano
'Danielle', que se convirtió el pasado viernes en el primer huracán de la temporada en el Atlántico, se ha debilitado paulatinamente hasta perder sus características de ciclón tropical. De este modo, es ya una borrasca que se espera que llegue a España entre las últimas horas del domingo y las primeras del lunes, después de un fin de semana caluroso en la península.
"A partir del lunes se producirá un cambio de tiempo significativo con precipitaciones abundantes (...) y un descenso notable de las temperaturas", ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que avisa de que las lluvias serán más intensas y persistentes en la mitad oeste y en Pirineos durante el primer día. Eso sí, el martes se generalizarán, aunque son "menos probables en el sureste peninsular, el Cantábrico oriental y Baleares".
Y, así, la borrasca que fue el ciclón tropical 'Danielle' llegará al continente, tras haber pasado su periodo de mayor intensidad en medio del océano Atlántico, sin tocar tierra al oeste del archipiélago portugués de las Azores.
La evolución de un ciclón tropical, ¿por qué se debilitan?
La trayectoria no es el único factor a tener en cuenta al pronosticar los efectos de un huracán, nos explica el equipo de El Tiempo de TVE. La intensidad que pueda alcanzar el ciclón tropical no se mantiene constante en el tiempo. “El sistema, a medida que se vaya encontrando con aguas más frías y con condiciones menos propicias para conservar sus características propias, probablemente acabaría convirtiéndose en una borrasca, quedaría extropicalizado”, afirmó el meteorólogo Andrés Gómez, como ha acabado sucediendo.
Es decir, los ciclones suelen perder sus cualidades “tropicales”, cuando se alejan del trópico y sus aguas cálidas. De acuerdo con el meteorólogo de TVE, “son sistemas que se encuentran muy cómodos en zonas de mar caliente, con poco viento en altura… diferentes condicionantes que se dan muy específicamente en esa zona ecuatorial del planeta”. De este modo, conforme van subiendo de latitud y desplazándose hacia otras zonas más frías, van desapareciendo las condiciones atmosféricas necesarias para alimentarse y seguir ganando fuerza.
También avisó la AEMET este lunes: "Encontrará aguas más frías y condiciones atmosféricas desfavorables, que lo debilitarán. Cuando esté cerca de Europa se convertirá en borrasca".
Un huracán inusualmente lejos del Trópico
En cualquier caso, el ciclón tropical 'Danielle' estuvo marcado por algunas anomalías. Se formó en el Atlántico, como es habitual, pero “inusualmente muy al norte”, explica Andrés Gómez. El motivo no es otro que la elevada temperatura de ese océano este año, igual que ha ocurrido en el Mediterráneo.
Y llegó con fuerza. Bordeó la categoría 2 como huracán, esto es, cuando los vientos alcanzan velocidades entre los 154 y los 177 kilómetros por ahora. En cambio, ahora se vuelve a hablar de tormenta tropical, y no de huracán, porque se mantiene entre los 63 y los 118 km/h.
Además, ha sido el primer huracán de una temporada que está siendo tardía. Desde junio, cuando empieza la época de estos fenómenos, en el Atlántico solo ha habido tormentas tropicales que no han logrado prosperar. Dicho esto, “entra dentro de lo normal que se forme en esta época del año”, puntualiza Gómez, que recuerda que pueden darse hasta noviembre.
Curiosamente, fue un físico de AEMET, J.J. González Alemán, el que dio uno de los primeros avisos de la presencia de 'Danielle', a mediados de esta semana en Twitter. En su cuenta personal, insistía en las características "anómalas" de la tormenta, que evolucionaba a gran velocidad.
Más huracanes y más fuertes
En los últimos años, existe la percepción de que los fenómenos adversos son más frecuentes y destructivos; y los datos lo avalan. Según la AEMET, el número de huracanes formados en el Atlántico se ha incrementado pasando de un promedio de 12 ciclones nombrados por temporada, seis de ellos huracanes entre 1981 y 2010, a 14 ciclones nombrados por temporada, siete de ellos huracanes, entre 1991 y 2020.
Este mayo, a las puertas de la temporada de 2022, los técnicos de la agencia meteorológica de Estados Unidos, la NOAA, pronosticaron un 65% de probabilidad de una temporada por encima de lo normal, un 25% de probabilidad de una temporada casi normal y un 10% de probabilidad de una temporada por debajo de lo normal. Y señalaban dos causas: las temperaturas del océano Atlántico por encima del promedio -ya comentado- y otro fenómeno en curso conocido bajo el nombre de ‘La Niña’.
““También la cantidad de lluvia torrencial asociada a los ciclones tropicales”“
“Es una anomalía en la temperatura superficial del mar, en este caso en el Pacífico, y que tiene repercusiones”, explica el meteorólogo de TVE, Andrés Gómez. Porque lo que ocurre en el Pacífico repercute en el Atlántico, y al revés: “Las llamamos teleconexiones y es la idea de que es un sistema complejo que está conectado. Se ha descubierto que anomalías, por ejemplo, de la temperatura del mar, de tipo de presión atmosférica y otras variables, pueden tener repercusión en otros puntos muy alejados del planeta. Está demostrado que hay correlaciones estadísticas entre unas cosas y otras”.
Pero pese al pronóstico de la agencia estadounidense, los dos primeros meses de la temporada están marcados por la “calma”. “Puede cambiar mucho, porque todavía tenemos todo septiembre y octubre por delante”, apunta Gómez.
De hecho, independientemente de las temporadas concretas, son las tendencias las que nos muestran las alteraciones que se están dando por el cambio climático. Según confirma el meteorólogo de TVE, “ya ha aumentado el número de huracanes de mayor categoría, que se considera a partir de 3”, en una escala del uno al cinco. Es decir, es más frecuente que los vientos del ciclón tropical superen los 178 kilómetros por hora, lo que puede provocar daños en tejados, puertas, desprendimientos de árboles e, incluso, grietas en construcciones, según informa el Servicio Meteorológico Mexicano en su página web.
“También han notado que aumenta la cantidad de lluvia torrencial asociada a esos ciclones tropicales”, termina Gómez, con datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático.
Sin embargo, el meteorólogo reconoce que, mientras resulta evidente relacionar un planeta más cálido con las sequías y las olas de calor, porque “todo encaja”, el vínculo de la crisis climática con las tormentas, ciclones y demás fenómenos es más complejo. “Es más difícil calcular el porcentaje de culpa”, ilustra.
Con todo, como afianzaba antes, toda la meteorología está relacionada. Al mover una pieza, se arrastra a todas las demás y hay evidencias que nos exigen atención: “El aumento de la temperatura no está siendo proporcional en todas las zonas. La cuenca mediterránea -y, por lo tanto, gran parte de Europa- es una zona caliente, especialmente vulnerable y afectada por los cambios de una forma más exagerada y más rápida”.