El independentismo llega a la Diada en máxima tensión y con riesgo de ruptura entre ERC y JxCat
- El 'president', Pere Aragonès, y los consellers de ERC no participarán en una marcha de la ANC que les "excluye"
- Esquerra y Junts tratan de reconducir la coalición ante una amenaza de ruptura y críticas por haber perdido el rumbo
La Diada de Cataluña lleva años sirviendo de termómetro del independentismo, que este año llega profundamente dividido, con amenaza de ruptura en el Govern y un divorcio público entre la principal fuerza soberanista, Esquerra, y la ANC, que organiza una manifestación este 11 de septiembre a la que no acudirán el ‘president’, Pere Aragonès, ni los consellers republicanos.
'Volvamos a vencer: independencia' es el lema que ha elegido la entidad soberanista para la marcha del domingo, con un claro mensaje a los socios del Govern (a Junts pero sobre todo a ERC) para que recupere el rumbo hacia la independencia y abandone el diálogo con el Estado, justo cuando están a punto de cumplirse cinco años del referéndum del 1 de octubre y la posterior declaración unilateral de independencia.
La Assemblea Nacional Catalana ha advertido a los partidos soberanistas de que, si no dan un giro, promoverá una "lista de país" alternativa en las próximas elecciones catalanas. Pero entre tanta división, teme que caiga de nuevo la movilización independentista, que ya ha ido perdiendo fuelle desde 2019.
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, que renovará su liderazgo en un congreso adelantado por el partido para noviembre para reafirma la estrategia, considera que la marcha convocada por la organización soberanista es “excluyente” y va “en contra de la mayoría de independentistas y del partido mayoritario del independentismo”. Desde ERC también han acusado a la ANC de querer “dividir” al independentismo.
Aragonès y sus consellers sí participarán en otros actos para celebrar el 11 de septiembre, entre ellos el convocado por Òmnium junto a Arc de Triomf, en el paseo Lluís Companys de Barcelona, una cita habitual en las últimas Diadas. El ‘president’ ha justificado su decisión en que participará en aquellos actos "donde se puedan defender las ideas de cada uno en positivo, de forma integradora y plural". Este año sí se librará de los abucheos que recibió en 2021 en la marcha soberanista, pero nada garantiza que no pueda recibir críticas en el resto de actos previstos.
Sin embargo, hay un sector crítico dentro de ERC, agrupado en el Col·lectiu Primer d'Octubre, que se ha desmarcado de la dirección del partido y ha anunciado su apoyo a la manifestación ya que considera “lícita” la crítica a los partidos independentistas y al Govern y la “presión de la sociedad civil”. También la apoya la expresidenta del Parlament y de la ANC Carme Forcadell, quien ha dicho que, si bien no suscribe “al 100%” el texto de la convocatoria, no se siente excluida por esta entidad soberanista.
El expresidente catalán Carles Puigdemont (JxCat) ha arremetido contra Esquerra por buscar “una desmovilización” independentista: “Gracias a la movilización, hemos hecho cosas que la política o las instituciones solas nunca habían podido hacer". Otro ‘expresident’, Quim Torra (Junts), ha "agradecido" por su parte a la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, la convocatoria de la manifestación y ha hecho un llamamiento a "desbordar las calles”. Y Artur Mas “no comparte” la opinión de ERC, si bien no entiende "por qué la ANC radicaliza tanto el mensaje en contra de los partidos", ya que "sin los partidos políticos no se llegará nunca a la independencia".
Aumenta la presión para Aragonès entre el riesgo de ruptura del Govern
Esquerra es el único partido independentista que apuesta por el diálogo con el Gobierno central para avanzar hacia la autodeterminación, pero cada vez está más solo en este propósito que no comparten Junts, la CUP (aliado externo en el Parlament) ni las entidades soberanistas.
La mesa de negociación entre gobiernos que ERC acordó con el Ejecutivo solo se ha reunido tres veces: la primera cuando Torra era ‘president’ y las dos siguientes con Aragonès al frente de la Generalitat. Sin embargo, en esas dos últimas ocasiones JxCat se ha ausentado. Tampoco ha habido grandes avances en las negociaciones entre ambos ejecutivos, que se han marcado la “desjudicialización” del conflicto catalán como reto e impulsar la lengua catalana, si bien se mantienen en sus propuestas iniciales: autogobierno en el caso del Ejecutivo central, y autodeterminación y amnistía en el caso del Govern.
La presión aumenta para Aragonès. Sus socios de Junts ven “opciones reales” de ruptura en la coalición de Govern al considerar que el ‘president’ “se aleja de la independencia” y le han urgido a revertir la situación. El pasado día 1 de septiembre, cuando el Parlament reafirmó la suspensión de Laura Borràs (JxCat) como presidenta y diputada de la Cámara (con los votos a favor de ERC, PSOE y la CUP), el secretario general de Junts, Jordi Turull, dio un mes de plazo a Aragonès para cambiar el rumbo y ambos partidos trabajan ya para encauzar la situación. Ese plazo coincide con el próximo debate de política general.
Precisamente, Turull ha criticado recientemente que los pactos de Esquerra en el Congreso de los Diputados "vacían el autogobierno" catalán, en lugar de avanzar hacia la independencia, y ha advertido de que no podrá seguir en el Govern si no hay un cambio de rumbo, avisando a Aragonès de que tiene dos posibilidades: “O un portazo o intentar reconducir" el pacto de gobierno en la Generalitat. Ha asegurado que su formación tratará estas semanas de “reorientarlo y que se cumpla”, porque ahora el Govern va “en la dirección contraria”.
Pero lo cierto es que ERC no se muestra de acuerdo y su portavoz, Marta Vilalta, ha respondido que se está “cumpliendo” buena parte del acuerdo de investidura y ha acusado a Junts de tratar de “desestabilizar” al Govern para tapar sus “disputas internas”.
Mientras, la relación no solo es tensa entre los socios del Govern. La estrategia del ‘president’ no convence a la CUP a falta de ocho meses para que el jefe del Ejecutivo catalán se someta a la cuestión de confianza en el Parlament que pactó con el partido antisistema de cara a su investidura.
La formación independentista, que enfría la posibilidad de negociar o facilitar los presupuestos del Govern para el próximo año, critica que el Ejecutivo catalán "ha optado por atenuar el conflicto, hacerlo desaparecer, esconderlo debajo de la cama, y esto provoca que nada cambie en este país”. Aún así, el diputado Xavier Pellicer ha hecho un llamamiento a ERC y JxCat a aparcar las "batallas partidistas", porque lo único que consiguen con sus "polémicas superfluas" es "desmovilizar" al independentismo.
El PSC llama a “rebajar la crispación”
Respecto a los partidos no independentistas, el PSC de Salvador Illa ha hecho un llamamiento en un manifiesto con motivo de la Diada a rebajar la "crispación" y a aumentar la "responsabilidad" de los políticos, así como "multiplicar los ámbitos en los que una gran mayoría de catalanes y catalanas se pueden poner de acuerdo". Y es que Illa apuesta por "la mejora del autogobierno y la autoexigencia", con el fin de "ejercer con eficacia las competencias de las que dispone la Generalitat" y profundizar "en la construcción federal de España y de Europa".
Ciudadanos, por su parte, prevé instalar carpas por distintos puntos de Cataluña el próximo domingo para proponer que la Diada se traslade al 23 de abril, día de Sant Jordi. En un comunicado, la formación ha reivindicado una "Diada de Cataluña abierta, inclusiva e integradora, una Diada verdaderamente catalana, no nacionalista". Y es que, a su juicio, "el 11 de septiembre no es una fiesta para todos los catalanes, sino una fiesta del nacionalismo".
Algo parecido piensa el PP, fuerza minoritaria en Cataluña. Para su líder, Alberto Núñez Feijóo, la Diada debería ser “una fiesta para los catalanes”, pero en cambio la unión de Cataluña "se ha resquebrajado como consecuencia de planteamientos políticos equivocados". Por ello, Feijóo cree que la Diada del próximo domingo servirá para “reflejar” la división independentista y la “inestabilidad” del Govern.
Y entre los ‘comunes’, destacará un año más la ausencia en la manifestación de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien ha dicho no sentirse "llamada por quien la organiza", la ANC: "Es evidente que no hay afinidad y por lo tanto no he participado en los últimos años y no lo haré éste".