El nuevo liderazgo de España en la Unión Europea, ante la oportunidad de jugar "el papel que le corresponde"
- La reunión entre Sánchez y Scholz permite vislumbrar la formación de un eje España-Alemania
- El tope al gas o la reforma del mercado eléctrico muestran que el Gobierno marca agenda, aunque tiene tareas pendientes
Una imagen resume los nuevos equilibrios de poder en Europa. La reunión en Alemania entre el canciller Olaf Scholz y el presidente español Pedro Sánchez, a finales de agosto, simbolizó la sintonía entre los jefes de Gobierno de los dos países, ambos socialistas, pero permitió además vislumbrar la formación de un nuevo eje entre la primera y la cuarta potencia de la UE.
La guerra en Ucrania y la consiguiente crisis energética han provocado un vuelco en el juego de poder de la Unión Europea. España, con su alta capacidad para regasificar gas natural licuado -cerca de un tercio de la de todo el continente- y sus conexiones con el Magreb, se ha convertido en un actor energético clave para dejar de depender de los combustibles rusos. Y según los expertos consultados, el Gobierno ha sabido usar esta baza para aumentar la influencia española en las altas esferas europeas.
"Lo que se le achaca a España habitualmente es un perfil bastante bajo en la UE, una falta de ambición para marcar agenda. Pero con el tema de la energía se está poniendo las pilas y está ejerciendo un liderazgo bastante importante", explica a RTVE.es Camino Mortera, responsable de la oficina de Bruselas del think tank Center for European Reform (CER).
“"Lo que se le achaca a España habitualmente es un perfil bastante bajo en la UE, una falta de ambición para marcar agenda"“
En los últimos meses España se ha apuntado logros como la excepción ibérica -el tope al precio del gas para abaratar el recibo de la luz que afecta también a Portugal-, un mecanismo que los Veintisiete debaten, divididos, si extender o no a toda la Unión. Además, su propuesta para reformar el mercado eléctrico y evitar los precios disparados de la energía se ha visto refrendada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que anunció a finales de agosto una "intervención de urgencia" para reformar este mercado.
Guillermo Íñiguez, experto en política europea e investigador en la Universidad de Oxford, recuerda que la propuesta española, presentada hace un año, antes de la guerra en Ucrania, generó "un poco de risa" en Bruselas. "Siempre tenemos la sensación de que es España puede hacer más en Europa, pero tanto con el fondo de recuperación como ahora, ha emergido como el país que vio venir lo que tenía que haber hecho Europa", subraya.
Un Sánchez con "buena prensa en Bruselas" y nuevos equilibrios
Detrás de este renovado protagonismo hay varias razones. Una está en el propio Sánchez, "con buena prensa en Bruselas y muy buena relación con los líderes europeos", según Mortera, en especial con Von der Leyen, a pesar de que ella forme parte del Partido Popular Europeo, pero también con Scholz y Macron. "Sánchez se mueve muy bien en el panorama internacional, ya lo vimos en la cumbre de la OTAN en Madrid", coincide Íñiguez.
Fuentes de la Moncloa insisten en esta idea. Ven a Sánchez un "líder clarísimo, reconocido por todos" y al que "se le escucha en las cumbres", frente a otras épocas en las que "a España se le escuchaba menos", señalan a este medio.
Recuerdan cómo, a raíz de la pandemia, se multiplicaron las reuniones de los Consejos Europeos. Allí, con debates como el fondo de cohesión para comprar el material santiario, se reforzó el liderazgo de nuestro país. El presidente se dirigía directamente a von der Leyen para decirle: "Ursula, por favor, tienes que hacer esto por España", comentan estas fuentes, presentes en algunas de aquellas reuniones.
Pero detrás también hay un cambio de equilibrios en el poder europeo. Desde que Angela Merkel abandonó el año pasado el timón de Alemania, pero también de la Unión, mucho ha cambiado en el continente. "Todo el mundo sabía que íbamos a echar mucho de menos a Merkel, pero creo que nadie pensaba que iba a ser así, ya que también se le culpa de muchos problemas que tiene ahora Alemania", señala la experta de CER.
Tras la salida de Merkel, y especialmente a partir de la guerra de Ucrania, se ha visto "un vacío de poder" por parte de su sucesor, Scholz, quien "ha tenido suficiente con sobrevivir estos últimos meses y no se le ha visto querer jugar un papel muy importante a nivel europeo". A nivel nacional se le ha tachado de "cobarde" por una respuesta tibia contra Rusia al inicio de la guerra, y eso le ha hecho perder "mucho capital político".
Coincide con ella Philip Lausberg, analista del think tank European Policy Center, para quien Scholz está aún en "periodo de prueba", y no ha sido capaz de convencer a la opinión pública de su país. "Tampoco ha sido decisivo a nivel europeo, y eso le da más poder a Francia, que ha arrebatado a Berlín el papel protagonista", explica desde Alemania.
¿Un eje hispanoalemán frente a Francia?
Frente a la debilidad alemana -y la salida de Reino Unido de la UE tras el Brexit- Macron se ha erigido como líder europeo, hasta el punto de que "Bruselas en estos últimos meses tan cruciales ha sido un show de Francia", sigue Mortera, a lo que ha ayudado que el país ostentase la presidencia de la UE durante el primer semestre.
“"Bruselas en estos últimos meses tan cruciales ha sido un show de Francia"“
La reciente reunión entre Scholz y Sánchez se ha visto precisamente como una manera de contrarrestar el ascenso de París mediante el fortalecimiento de un inusual eje hispanoalemán. Desde el palacio de Meseberg, a las afueras de Berlín, los dos líderes presionaron a Macron para que permitiera la construcción del Midcat, el proyecto de gasoducto por los Pirineos que interesa mucho a Alemania pero poco a Francia -de hecho, Macron volvió a descartar la idea-.
"Hay mucho potencial para una cooperación más estrecha. España es la terminal del gas natural licuado de Europa, tiene una posición muy importante estratégicamente, y eso le interesa a Alemania, que ahora necesita energía barata para una industria en dificultades. Las relaciones entre los dos países están en un buen momento", asegura Lausberg, aunque puntualiza hacia algunos puntos en los que los dos países chocan, como el tope al gas.
Para Íñiguez, en la renovada amistad entre Madrid y Berlín tiene mucho que ver que ambos compartan color político. "La victoria de los socialistas en Alemania ha creado este eje que hasta ahora no existía", señala. En general, los socialdemócratas han ganado peso en el Consejo Europeo respecto a hace diez años, durante la crisis del euro, y eso ha permitido a Sánchez jugar a la "geometría variable" de la que se vale también en el Congreso.
La analista de CER cree, sin embargo, que la debilidad interna del canciller alemán le impidió en un primer momento "forjar alianzas" como al que ahora está empezando a tejer con España: "Es una pena, una oportunidad perdida en estos últimos meses".
"España no tiene que aspirar a ser Italia, tiene que aspirar a ser España"
Más allá de Alemania y Francia, Italia había logrado situarse como un contrapeso a las grandes potencias durante el breve mandato de Mario Draghi, una "héroe bruselense", según lo define Mortera. Macron selló con el expresidente del BCE una alianza que le permitía contrarrestar el peso de Alemania en la Unión, pero la caída del italiano tras la enésima crisis política en el país volvió a dejar a la tercera potencia económica del continente fuera del gran juego de poder -y a "Macron algo descolocado", añade Íñiguez-.
"Italia es un actor fundamental en la historia Europa, pero siempre ha pagado un poco la inestabilidad política en la que vive, y creo que eso tiene que aprovecharlo España para ejercer como el país bisagra en el eje francoalemán", asevera el analista.
Precisamente por esa inestabilidad política, Mortera advierte del riesgo de tomar el país trasalpino como referencia. "No creo que España tenga que aspirar a ser Italia, tiene que aspirar a ser España. Tiene que dejar de tener complejos y miedo y jugar el papel que le corresponde, el de un gran país europeo, con muchísimos recursos y con muchísima importancia".
El fracaso de Calviño y un interés europeo "por rachas"
Esos complejos, según la analista, se remontan a la época de Rajoy como presidente, en plena crisis del euro. Su papel secundario en la política europea se debió a la "necesidad de congraciarse con el ala más austera" de la Unión, ya que se reivindicaba como el "ejemplo a seguir" a la hora de aplicar medidas de austeridad entre los países del sur, mientras que también condicionó su papel en Bruselas la respuesta al procés independentista catalán.
Ahora, a pesar de su renovado liderazgo en el área energética, España sigue sin tener una posición definida en otros grandes asuntos, como en el cambio de los tratados o en la ampliación de la Unión, apunta Mortera. Íñiguez también cree que "el interés por Europa va un poco por rachas, el Gobierno ha tenido momentos muy buenos, pero también momentos en los que ha mostrado falta de ambición o de habilidad estratégica".
Cita, por ejemplo, la no elección de la vicepresidenta primera Nadia Calviño como presidenta del Eurogrupo, "una elección relativamente fácil a priori", o el reparto de carteras en 2019, donde Sánchez no consiguió "todo lo que quería" y los socialdemócratas se quedaron sin los puestos más importantes, como la presidencia de la Comisión, del Consejo Europeo o del Parlamento.
Otra duda es si España mantendrá su liderazgo actual una vez haya pasado lo peor de la crisis energética. Para Lausberg, eso dependerá de si Alemania y los países del centro de Europa consiguen diversificar sus fuentes energéticas o de si finalmente el Midcat sale adelante (lo que le daría aún más peso a España). Si además se tiene en cuenta el "enorme potencial de las renovables" que tiene nuestro país, el experto alemán está convencido de que "su influencia puede ser duradera". Sánchez buscará además aprovechar el tirón de la presidencia española del Consejo Europeo en el segundo semestre del año que viene, y ya ha preparado un extenso calendario de citas, con reuniones en 25 ciudades de todo el país.
Sin embargo, el buen hacer en Bruselas no siempre se traduce en votos en casa. O como le dijo a Aznar un asesor antes de las elecciones del 2000, "menos Siria y más Soria". "No parece que la política europea se transforme en votos en casi ningún país", señala Íñiguez, algo que sin embargo puede haber cambiado ahora con una UE más implicada en asuntos del día a día, como los precios de la luz.
“"No parece que la política europea se transforme en votos en casi ningún país"“
"Al final, si Europa fija un precio máximo del gas y el Gobierno puede vender que eso ha ocurrido en parte gracias a él, eso sí puede transmitir una sensación de que 'hace algo bueno por nosotros', pero tiene que saber venderlo, que es uno de los grandes problemas del Ejecutivo en esta legislatura", remata.