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Volcán de La Palma

Energía geotérmica y turismo volcánico: dos oportunidades para que La Palma resurja tras la erupción

  • Las coladas conservan calor para calentar 1.100 hogares durante dos décadas
  • Un año después de la erupción, 180 personas visitan el volcán Tajogaite cada día

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Una turista visista el volcán de La Palma un año después de la erupción en Cumbre Vieja.
Una turista visista el volcán de La Palma un año después de la erupción en Cumbre Vieja.

Doscientos millones de metros cúbicos de material. Este es el volumen de magma, ceniza y rocas volcánicas que salió de debajo de la tierra en los 85 días que duró la erupción del volcán de la isla de La Palma, según las últimas estimaciones. Tajogaite, como se ha bautizado al nuevo volcán, engulló y dañó unas 1.000 hectáreas de plataneras y otras plantaciones, uno de los principales sustentos de la isla. Justo un año después de la catástrofe, los palmeros siguen buscando oportunidades para que el propio volcán les ayude a resurgir de las cenizas.

Mientras la ceniza se usa en la reconstrucción de infraestructuras, el valle de Aridane trata de impulsar el turismo con las visitas al volcán. Además, la geotermia puede ser el nuevo combustible que permita a La Palma y el resto del archipiélago canario avanzar en una transición hacia energías más verdes.

La colada, fuente de agua caliente y electricidad

"Aprovechar todo el calor que hay intrínsecamente en las lavas", así resume Alejandro García su proyecto de geotermia somera en el entorno del volcán de La Palma. Investigador científico titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y responsable del proyecto SAGE4CAN, que busca potenciar esta fuente de energía en las Islas Canarias, se dio cuenta de inmediato de que la erupción del Tajogaite era una oportunidad única para utilizar el subsuelo en la climatización de los edificios del valle de Aridane.

"¡El reservorio geotérmico ha sido extruido a la superficie y ya no hace falta buscarlo en profundidad!", exclama García con entusiasmo al otro lado del teléfono. Explica que, actualmente, las coladas registran entre los 400 y los 900 grados de temperatura, y que los modelos digitales realizados antes y después de la erupción estiman que hay 200 millones de metros cúbicos de material susceptibles de ser utilizados tanto para climatización directa como para la producción de energía eléctrica.

Para decidir cómo aprovechar ese calor, el primer paso ha sido estudiar cómo está siendo el enfriamiento de las coladas. Como muestra el siguiente gráfico, el modelo elaborado por Alejandro García y su equipo estima que la temperatura podría descender hasta 200-400 ºC en la próxima década, y hasta 100-300 ºC dentro de 20 años. Un calor suficiente para abastecer de agua caliente de uso sanitario y calefacción a buena parte de los vecinos de la zona.

Este servicio piloto llegaría a las casas mediante intercambiadores geotérmicos, unas tuberías que se acoplan al terreno y usan la propia colada para calentar el agua que llega hasta los grifos y los radiadores de los llanenses. Los 3,5 km de la nueva carretera LP-213 parecen un lugar idóneo para este corredor geotérmico. "Hemos visto que el trazado de la carretera tiene potencial geotérmico, ya que hay varias zonas donde el espesor puede llegar a los 40 metros y en el interior la temperatura pasará de 950 a 120 grados en unos 20 años", afirma García.

Vinculado a esta infraestructura, y recurriendo a ella para disipar el calor enviando más agua caliente a sus usuarios, García propone la instalación de una microcentral geotérmica que produzca electricidad. Las primeras estimaciones son conservadoras, pero el científico calcula que, durante los primeros diez años, se podría producir electricidad para 236 viviendas en las que habitan unas 1.300 personas. Según los mismos cálculos, la distribución directa de calor llegaría a 1.100 hogares, lo que se traduce en ahorro energético para el 23% de la población de la zona.

Actualmente, el equipo se encuentra en conversaciones para buscar financiación, y Alejandro García pide valentía a las instituciones para apostar por esta tecnología. El Cabildo ya ha mostrado su interés y, superados los trámites burocráticos, las obras podrían completarse en un año o año y medio, detalla el científico. "Una producción de electricidad relativamente modesta abre las puertas y muestra la potencialidad [de la energía geotérmica]", un recurso que, como explica, cuenta con reservas localizadas e identificadas en La Palma.

El turismo de volcanes se abre paso

Uno de los municipios que podría beneficiarse de una microcentral geotérmica en el valle es El Paso, donde se encuentra el cráter del volcán Tajogaite. Mientras llega ese momento, su Ayuntamiento ha encontrado otra oportunidad para prosperar que no tenían antes de la erupción: el geoturismo.

Al contrario de lo que ocurre en otras islas como Lanzarote, "La ruta de los volcanes" era la única senda de turismo vulcanológico que existía en La Palma, una isla más centrada en la agricultura y el turismo verde. Tras la erupción, "la demanda ha cambiado completamente", cuenta a DatosRTVE el concejal de Turismo de El Paso, Omar Hernández.

Por su proximidad a la erupción, el municipio todavía está en situación de emergencia. Pero eso no ha evitado que turistas y curiosos se desplacen hasta allí con la esperanza de acercarse al volcán. El Ayuntamiento de El Paso ha habilitado un sendero de algo más de tres kilómetros que llega hasta unos 100 metros del cono del volcán desde el Llano del Jable. Dos horas y media de recorrido, ida y vuelta, en las que los visitantes pueden ver el manto de lava volcánica que cubrió parte del valle y sepultó cerca de 3.000 edificios hasta su llegada al mar.

Un grupo de visitantes camina sobre las cenizas en la única senda para visitar el volcán de La Palma. EFE/Miguel Calero

Un turista fotografía el volcán Tajogaite en La Palma un año después de la erupción.

Un turista fotografía el volcán Tajogaite en La Palma un año después de la erupción. EFE/Miguel Calero

"Lo que hemos hecho es sentarnos con el sector privado de guías y transporte [turístico] para que la seguridad esté garantizada", explica Hernández, que se muestra optimista pese a la enorme desgracia que ha dejado el volcán: "Estamos intentando coordinar un recurso natural que ha sido el número uno de los puntos turísticos de la isla de La Palma en lo que va de año".

Lo cierto es que el turismo no ha repuntado a niveles previos a la pandemia, según datos del parque nacional Caldera de Taburiente, pero para Hernández las estadísticas avalan este optimismo. Actualmente, hay en torno a doce empresas que están explotando esta ruta comercialmente y, según el consistorio, los cupos de visita no bajan del 80% cada día.

Hasta 180 personas pueden visitar el cono volcánico en una jornada, repartidas en grupos de 15 y distribuidas en alguno de los cuatro turnos de acceso que se habilitan. Con una tarifa que oscila entre los 30 y los 32 euros por visitante, son más de 5.700 euros al día, a los que habría que añadir otros gastos que se hacen en la zona. Aparte, el ayuntamiento organiza una visita mensual gratuita para los residentes de la isla. En lo que va de año, 3.100 palmeros ya se han acercado a conocer el cono volcánico.

Desde El Paso, explican que hará falta tiempo para analizar si se trata de un cambio de modelo, ya que podría afectar a las fechas de la temporada alta del turismo en la zona. No obstante, el Ayuntamiento trabaja para abrir nuevas rutas volcánicas y potenciar el centro de interpretación de Caños de Fuego.

Ahora mismo, la ruta que está abierta corresponde a la vertiente este, pero otra, que avanza desde la cota más baja de la base del volcán en sentido ascendente por el oeste, está casi lista. "Solo faltan las autorizaciones pertinentes del comité científico", afirman desde el consistorio.

"En La Palma existen todavía sentimientos encontrados. Hay mucha tristeza por la pérdida, pero se ha entendido que este fenómeno natural puede dejar unos beneficios que antes del volcán no estaban desarrollados", concluye Hernández.