Rayo latente, el incendio forestal desconocido, peligroso y necesario en la Serranía de Cuenca
- Estos rayos pueden pasar desapercibidos hasta provocar un incendio días después
- La provincia de Cuenca está muy por encima de la media de España en incendios naturales
En España, los incendios forestales provocados por rayos son uno de cada diez. En Cuenca, es uno de cada cuatro. Un tercio de la provincia se ubica en las estribaciones del Sistema Ibérico, la zona con mayor número de fuegos naturales de España. Para sorpresa y desconcierto del habitante de a pie, algunos incendios se inician días después de la tormenta. Para los ingenieros y profesionales de la extinción, el fenómeno se estudia, gestiona y aprovecha. También tiene un nombre: rayo latente.
Rayos latentes, el fuego oculto
En la Serranía de Cuenca, se observa con frecuencia el rastro del rayo sobre los pinos negrales centenarios que exhiben la espiral que araña la corteza dejando la madera al desnudo. Cuando las condiciones resultan propicias, el rayo desencadena un fuego natural que, en el peor de los casos, puede llegar a desembocar en un gran incendio forestal.
En verano, la combinación de altas temperaturas, sequedad del terreno, abundancia de mantillo y oxígeno bajo tierra puede hacer que, tras la caída de un rayo, el fuego salga a la superficie días e incluso semanas después. Es el rayo latente.
Así lo describe Antonio Sancho, coordinador de los Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha: “Con la temperatura que entra el rayo en la tierra, con esos 400 o 500 grados y con un pequeño agujerito que entre muy poquito oxígeno, como el combustible va quemando, va despacito. Un rayo puede estar quemando ahí en las inmediaciones de la caída sin enterarse absolutamente nadie".
“Hemos detectado fuegos de rayos de diez o doce días“
Así ha ocurrido este verano con el incendio forestal de Carrascosa de la Sierra donde el fuego detectado en la madrugada del 22 de agosto había sido provocado por un rayo caído ocho días antes.
Cuenca, con más incendios naturales que la media
La provincia de Cuenca es especialmente particular en cuanto a fuegos naturales. Registra una media de 35 incendios forestales por rayo al año. Es el 25 por ciento de todos los que se producen, una cifra muy superior a la media del país donde apenas el 10 por ciento se debe a este fenómeno natural. El resto se atribuye, principalmente, a accidentes y negligencias humanas.
En Castilla-La Mancha, las provincias de Cuenca y Guadalajara presentan esta particularidad por su geografía: El Sistema Ibérico. Aquí, especialmente en verano, se concentra gran cantidad de tormentas, por la confluencia de las corrientes de aire cálido del levante y las frías del poniente, que llegan a descargar cientos de rayos en pocas horas. A ello se suman las masas forestales continuas, como ocurre en la Serranía de Cuenca.
“El Sistema Ibérico es la zona de España y muy probablemente de Europa, con más incendios naturales que tenemos. Son incendios que llevan conviviendo en el ecosistema durante milenios”, estima el ingeniero de Montes, José Almodóvar.
“Son incendios que llevan conviviendo en el ecosistema durante milenios“
De hecho, el mayor incendio forestal en Castilla-La Mancha, desde que hay registros, lo causaron en 1994 dos rayos en San Martín de Boniches, en la Serranía Baja de Cuenca, donde ardieron más de 17.000 hectáreas.
Vigilancia y extinción
Como director técnico operativo en Cuenca del Plan de Emergencias por Incendios Forestales en Castilla-La Mancha, el Plan INFOCAM, Almodóvar también gestiona la extinción de estos fuegos que, en la gran mayoría de casos, no pasa de la fase de conato.
El dispositivo del INFOCAM está preparado para detectar los rayos latentes. El radar meteorológico de la Agencia Estatal de Meteorología permite ubicar con cierta precisión dónde caen los rayos. El trabajo se coordina para que desde las torretas de vigilancia y con las patrullas móviles y los agentes medioambientales se haga seguimiento.
A pocos días de finalizar la campaña de extinción, Cuenca termina sin padecer ningún gran incendio forestal, es decir, sin superficies de más de medio millar de hectáreas afectadas.
El papel ecológico del fuego natural
En el último medio siglo, el ser humano apaga todos esos fuegos naturales con lo que, por un lado, se previenen grandes catástrofes y se disminuye el riesgo para la seguridad de las personas o las poblaciones, pero por otro, se elimina el papel que el fuego desempeña como elemento de la naturaleza.
“Estos rayos llevan cayendo toda la vida en el Sistema Ibérico y moldeando el paisaje. Precisamente el pinar de pino negral está perfectamente adaptado a estos incendios por rayo. ¿Qué pasa en los últimos años? Que prácticamente extinguimos todos esos incendios de rayo que anteriormente se podían propagar un día o dos antes de que la gente del pueblo los empezara a apagar. Es decir, estamos eliminando ese fuego natural del ecosistema” describe Almodóvar.
Las quemas prescritas
Conscientes de la función que los incendios naturales tienen en los ecosistemas, desde el INFOCAM se propone como herramienta las quemas prescritas: “En primavera y en verano, de hecho, ya lo estamos haciendo, seleccionando unas zonas, con alta concentración de rayos”, indica Almodóvar “Ahí ejecutamos esas quemas prescritas, que son fuegos en baja intensidad, de una forma controlada, similar al papel ecológico que realizarían esos rayos”.
En la provincia de Cuenca, se han seleccionado zonas para dichas quemas en los términos municipales de El Pozuelo, Uña, Las Majadas o Campillos-Paravientos.
Prácticas como las quemas prescritas y otras medidas de prevención ayudan a la extinción y a hacer frente a la tendencia, de los últimos años, de incendios cada vez más grandes en tamaño e intensidad, uno trabajos para seguir preservando la vida en la Serranía de Cuenca.