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Análisis

La sombra de Rusia se cierne sobre las elecciones en Italia

  • Las encuestas dan una victoria contundente a la coalición de los partidos de derecha liderados por Berlusconi, Salvini y Meloni
  • Meloni, líder del partido post-fascista Hermanos de Italia, ha prometido enviar armas a Ucrania y aplicar sanciones a Rusia

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Cinco Continentes - Así es la Italia que históricamente ha estado fascinada por Rusia

Vuelve a haber elecciones en la eternamente inestable Italia y esta vez no se esperan sorpresas: se perfila una victoria contundente de la coalición de derechas encabezada por el partido post-fascista Hermanos de Italia, liderado por Giorgia Meloni. Para calmar a Bruselas y Washington, Meloni ha prometido que, si es primera ministra, enviará armas a Ucrania y aplicará las sanciones a Rusia como ya hizo Mario Draghi.

Pero llega a estos comicios en tándem con dos viejos zorros de la política italiana, Matteo Salvini y Silvio Berlusconi. Dos figuras que, históricamente, han estrechado lazos con el Kremlin y con Vladimir Putin. ¿Podría el futuro gobierno italiano mirar de nuevo hacia Rusia y erosionar la unidad de Europa ante Putin?

Italia se prepara para las elecciones durante la última semana de campaña

El fuego amigo amenaza a Giorgia Meloni

"La vida no será fácil para Meloni", nos cuenta Jacopo Iacoboni, periodista del diario La Stampa. Iacoboni ha investigado sobre la influencia rusa reciente en Italia y su último libro se titula Oligarcas: cómo los amigos de Putin estan comprando Italia.

Aunque mantuviera su promesa de seguir apoyando a Ucrania será difícil en un ejecutivo con la Liga y Forza Italia

"Aunque mantuviera su promesa de seguir apoyando a Ucrania y de mantener el alineamiento con Europa y la OTAN -dice Iacoboni-, será difícil en un ejecutivo de centroderecha con la Liga [de Matteo Salvini] y [Forza Italia] de Berlusconi". Y recuerda además que en la oposición estaría el Movimiento 5 Estrellas, "escéptico sobre las sanciones y cauto sobre el envío de armas".

Más prudente es Giovanna De Maio, investigadora invitada de la Universidad George Washington. "No creo que haya un volantazo en la posición sobre Rusia", nos dice. "Si Italia decidiera retirarse de las sanciones quedaría totalmente aislada y eso, a la Derecha, que de por sí es pragmática, no le gustaría". Ahora bien, advierte De Maio, Hermanos de Italia y la Liga -dos partidos afines a la Hungría de Viktor Orbán-, sí podrían frenar la integración europea. Y Rusia, concluye, "podría aprovechar ese frenazo para tratar de dividir a Europa".

La Liga se resiste a desconectar de Putin

Matteo Salvini dice ahora que la invasión de Ucrania le llevó a cambiar de idea sobre Putin, pero sigue escéptico sobre el envío de armas y las sanciones económicas. Unas, dice, no van a parar la guerra y las otras, añade, no hacen daño al Kremlin.

Y durante años, Salvini aseguró que Rusia es más democrática que la Unión Europea o que Vladimir Putin es uno de los mejores hombres de gobierno sobre la faz de la tierra, además de llevar el rostro del presidente en una camiseta durante una visita a la Plaza Roja de Moscú. Todo cuando Putin ya había anexionado ilegalmente Crimea a Rusia, cercado a la oposición interna y diezmado a la prensa independiente.

La desinformación rusa ha penetrado como en la mantequilla gracias a las redes de los mundos vecinos a los partidos populistas

"La Liga y el Movimiento 5 Estrellas", dice Jacopo Iacoboni, "han introducido, cabalgado y amplificado en Italia las narrativas del Kremlin como, por ejemplo, que las sanciones son inútiles y nos dañan más a nosotros que a ellos, o el apoyo a la anexión ilegal de Crimea. La desinformación rusa ha penetrado como en la mantequilla gracias a las redes online de los mundos vecinos a los partidos populistas".

Aunque la maquinaria de desinformación del Kremlin no lo explica todo. "La derecha nacionalista, al menos antes de la guerra, veía en Rusia a un país independiente, soberano, que protege sus fronteras, con un hombre fuerte", sostiene Di Maio, experta en relaciones italorusas. "A eso hay que añadir la visión muy conservadora de la sociedad, en relación a la familia y el cristianismo, y contra la homosexualidad, los derechos civiles o el aborto".

En definitiva, Putin ha sido un referente para Salvini, un modelo ideológico y, pese a la guerra, los valores de Putin y los que defiende Salvini en campaña siguen en sintonía. Sin que se hayan podido probar vínculos económicos entre ambos o sus entornos, sigue en vigor un acuerdo de colaboración entre la Rusia Unida de Putin y la Liga. El acuerdo se renovó automáticamente tras la invasión de Ucrania.

Berlusconi, garante del Kremlin en Occidente con la "Doble Vía"

Si Salvini y los populismos se han sentido profundamente identificados con el segundo Putin, el más autoritario, fue Silvio Berlusconi quien, como primer ministro, presumió de amistad con el primer Putin.

Todo comenzó por los negocios. Al caer la Unión Soviética, la nueva Rusia giró al capitalismo, las empresas italianas entraron en el nuevo mercado y los sucesivos gobiernos italianos fueron a Rusia a comprar gas. Pero fue Berlusconi el gran artífice del acercamiento de Rusia a Occidente e, incluso, a la OTAN, con la creación del Consejo OTAN-Rusia en la base militar de Pratica di Mare en 2002.

A sus 85 años, Berlusconi ya no está en el centro de la política italiana, pero recientemente, apelando a su larga amistad con Putin, se ofreció a viajar a Moscú junto a Angela Merkel para tratar de convencer al líder ruso de sentarse a negociar con Kiev.

Occidente intentaba interactuar de un modo constructivo con Rusia y Berlusconi apareció como mediador

Más allá de la sintonía personal entre Berlusconi y Putin, ese acercamiento es incluso una seña de identidad de la política exterior italiana: la llamada "Doble Vía". Giovanna De Maio: "la figura de Berlusconi ha estado muy en línea con la tradición italiana, con la política de la "Doble Vía". Por un lado conectada intensamente con la Unión Europea, con la OTAN, con los Estados Unidos, y por otro esta amistad con Putin. Occidente intentaba interactuar de un modo constructivo con Rusia y Berlusconi apareció como mediador".

Una tradicional estrategia italiana, la de jugar a varias bandas. Un clásico de la Italia moderna interrumpida temporalmente por Mario Draghi, pero que podría regresar con el probable nuevo gobierno de Derechas. Y no es privativa de los conservadores: el acercamiento de Berlusconi a Putin, asegura De Maio, fue tan sólo el momento en que "la fascinacion por la política rusa se desplazaba de la izquierda a la derecha".

Todos los caminos llevan de Roma a Moscú

En el siglo XXI, la izquierda también mantuvo relaciones amistosas con la Rusia de Putin. Como primer ministro, Romano Prodi acordó con Moscú el proyecto de gasoducto South Stream, proyecto abandonado tras la invasión de Crimea. Y la agresión rusa llevó a Occidente a boicotear los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, donde faltaron Obama, Merkel, Hollande o Cameron. Pero allí estaba el primer ministro Enrico Letta representando a Italia.

Y si nos remontamos aún más en el tiempo, además de la fascinación de Italia por los rusos y la literatura rusa, los comunistas italianos y soviéticos establecieron lazos muy intensos. Intelectuales soviéticos pasaban temporadas en Italia, había intercambios culturales y políticos, el Partido Comunista Italiano llegó a ser el mayor de la Europa Occidental. Y, en plena guerra fría, en 1960 el presidente de la República Giovanni Gronchi fue el primer líder occidental en visita oficial a la Unión Soviética.

Una simpatía que se explica, en parte, por un sector de la opinión pública italiana tradicionalmente hostil al intervencionismo de los Estados Unidos. Rusia servía de contrapunto, de nuevo la "doble vía". Y siguen mirando a Moscú los movimientos de izquierda anti-OTAN que piden dejar de armar a Ucrania, pese a que la Rusia de Putin está prácticamente en el otro extremo ideológico de la Unión Soviética.

De manera que existe una Italia históricamente fascinada con Rusia, hay vínculos culturales y económicos muy intensos, una parte de la población simpatiza con Moscú y, para un país que siempre se guarda un as bajo la manga, la Unión Soviética primero y Rusia después han sido el contrapunto perfecto a la Unión Europea y la OTAN. Fue casi natural que los populismos miraran hacia el este y el Kremlin encontró en Italia un terreno abonado.

No ha sido así con Mario Draghi. Con Salvini, Berlusconi y el Movimiento 5 Estrellas en su momento más débil, Draghi se puso del lado de Bruselas y Washington sin fisuras. Algunos de los castigos más duros y efectivos contra el Kremlin llevan su firma, como la congelación de los activos de la Banca Central rusa en el extranjero.

Pero Draghi pronto se irá, y en Washington, Bruselas y Kiev están en guardia. En estas elecciones, Italia llega a una encrucijada. ¿Mantendrá el rumbo que lleva a Occidente o dará un volantazo hacia Moscú? Si a lo largo de la Historia ha demostrado algo es que es perfectamente capaz de seguir ambos caminos.