La difícil reconstrucción de las escuelas en Járkov, donde los libros se mezclan ahora con munición rusa
- A los vecinos de uno de los municipios de la zona les persigue el recuerdo del bombardeo en su colegio
- Guerra Ucrania-Rusia, en directo
En Járkov, en un municipio a unos 80 kilómetros de la frontera rusa, han escapado hace días del asedio, pero aún les persigue un trauma colectivo: la destrucción de la escuela.
Gala, una de las vecinas, cuenta entre lágrimas que perdió a su nieto en el bombardeo del colegio. Se refugió allí con amigos para escapar de los ataques y un misil les alcanzó. Otro de los chicos también murió.
Es una de las zonas rurales, donde empieza a llegar ahora la ayuda humanitaria.
Anatol tiene tan solo 13 años, pero ya conduce el coche en el que viene a recoger comida para su familia.
"Era preciosa mi escuela, ahora está destruida y no puedo hablar ya con amigos ni jugar al balón", se queja ante las cámaras de TVE.
Nos acercamos a conocer la escuela, lo que queda de ella, y vemos el edificio semi destruido, pero lleno de objetos que recuerdan que, no hace mucho tiempo, en él estudiaban, leían, jugaban y hacían deporte en paz y en libertad decenas de niños.
En el suelo, fotos de alumnos del centro que se hicieron precisamente en este lugar, el gimnasio de la escuela que fue atacada y bombardeada. Murieron varios vecinos, otros resultaron heridos porque utilizaban este lugar para esconderse y refugiarse de las bombas.
El rastro de los soldados rusos en el edificio
Tras el ataque, llegaron aquí los soldados rusos y estuvieron viviendo durante varias semanas. Vemos todavía restos de esa presencia militar. Estamos viendo uniformes, restos de comida, de conservas, de marcas rusas y también algunos proyectiles.
Los soldados rusos vivieron aquí durante la ocupación varios meses. Pintaron su propia versión del mapa de Rusia, que llegaba hasta Berlín, y dibujaban escenas sexuales en las pizarras infantiles. Vemos restos por todas partes de su presencia: máscaras de gas, proyectiles, restos de ropa y comida.
En la pared hay varias inscripciones como esta: "Stop a los nazis". Libros y muñecos se mezclan con los objetos militares, haciendo aún más visible una guerra que tampoco ha respetado a las escuelas. Casi 300 en todo el país han sido completamente destruidas.