Francisco García Pavón reclama un sitio entre los grandes
- Tomelloso homenajea al creador de “Plinio” en el 103 aniversario de su nacimiento
- TVE popularizó al policía municipal manchego en una serie de gran éxito en 1973
"Se puede releer a García Pavón de forma nueva y eso contribuiría a insertarle en la línea literaria que se merece“, señala el catedrático de Literatura Matías Barchino. El autor del personaje “Plinio” no ha alcanzado la gloria que merece, a juicio de algunos críticos, que destacan su estilo narrativo, su lenguaje ajustado y preciso y su capacidad para trazar historias costumbristas, con mucha carga social.
Una vez más, como todos los años, Tomelloso le ha rendido homenaje en el día de su nacimiento, con charlas, debates y conferencias. Su presencia pervive en el municipio que le vio nacer y da nombre a una calle y a uno de los institutos de secundaria, además de una estatua a Plinio y a su sagaz ayudante, don Lotario.
Francisco García Pavón (1919-1989) publicó novelas, cuentos, ensayos, pero lo que le hizo muy popular son sus relatos de investigación policial. García Pavón se atrevió con un género novedoso por entonces en la España literaria: la novela policíaca, llevada al ámbito rural, con un personaje como Plinio, jefe de la Policía Local de Tomelloso.
“Pavón apostó por la novela policiaca en una época en la que estaba muy denostada“
“Es el creador de una novela policial que en aquel momento fue muy innovadora” dice Barchino. Un género que ahora está muy de moda en la literatura norteamericana y que en España tiene destacados representantes como Ignacio Aldecoa y Manuel Vázquez Montalbán. Y más recientemente Lorenzo Silva, que asistía este año al homenaje en Tomelloso: “Pavón apostó por la novela policiaca en una época en la que estaba muy denostada”.
Plinio, un detective muy perspicaz
El jefe de la Policía Local de Tomelloso se hizo muy popular en la década de los 70, con una serie que emitió TVE con gran éxito de audiencia. En compañía de su amigo, el veterinario del pueblo don Lotario, “Plinio” resolvió con gran perspicacia casos de asesinatos, robos y desapariciones. Siempre en el entorno rural de La Mancha, con sus vendimias, sus casinos, sus mujeres enlutadas y sus casas pintadas de añil. La serie “Plinio” fue la primera que TVE produjo en color. Se emitió los lunes en horario de “prime time” y gozó de una extraordinaria audiencia.
García Pavón tuvo claras sus inquietudes ya cuando era un crio. Sus padres querían que fuera pintor, pero “desde muy pequeño tuve eso que se llama “vocación literaria”” señalaba a TVE en una entrevista. Antes de aprender a escribir ya dictaba pequeños cuentos a su padre para que los pusiera en papel. Estudió en Tomelloso, fue director de la biblioteca pública y galvanizó toda la vida cultural del municipio. Ya en Madrid, fue doctor de Filosofía y Letras, con una tesis sobre Leopoldo Alas Clarín.
Tomelloso, de moda en Madrid
Su primera publicación fue “Cuentos de mamá”, en 1952. A partir de ahí publicó más de treinta cuentos y novelas, entre ellos, “Historias de Plinio”, “La Cueva de Montesinos, “Cuentos republicanos” y “Las hermanas coloradas”, que le valió el premio Nadal en 1969. Ya en Madrid fue un asiduo del Ateneo y de las tertulias del Café Gijón, donde compartió charlas con Camilo José Cela, Miguel Delibes, Francisco Umbral y otros escritores reconocidos. Junto a él, también un grupo de ilustres de Tomelloso que llevaron hasta Madrid las maneras, el ambiente, la cultura y el arte de La Mancha.
“García Pavón era un tipo fascinante que puso de moda el pueblo de Tomelloso en Madrid”, apunta Matías Barchino. El humor manchego y la retranca llegaron a la capital de España de su mano y de la de sus amigos de juventud. Ahí estaban los poetas Félix Grande, Eladio Cabañero y el pintor Antonio López: “el parnaso tomellosero”, como el propio Pavón les definió. Hoy su influencia literaria ha perdido entusiasmo entre el gran público, pero no por falta de méritos. Su capacidad narrativa, su ingenio y sobre todo su lenguaje ajustado, irónico y divertido colman la atención del lector. Algunos críticos reclaman para él un sitio entre los más grandes.