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Coronavirus

La pandemia empeoró el ánimo del 54% de los españoles y redujo los ingresos de uno de cada diez hogares

  • La pérdida de ingresos fue más acentuada en los hogares más pobres y en aquellos que tenían niños a su cargo
  • Solo un 24,5% de trabajadores pudo teletrabajar a tiempo completo y el 14% de los hogares no podía seguir clases a distancia

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La pandemia y el confinamiento golpearon al bolsillo y al ánimo de buena parte de los españoles
La pandemia y el confinamiento golpearon al bolsillo y al ánimo de buena parte de los españoles.

Más de la mitad de los españoles sintió que su estado de ánimo empeoraba durante la pandemia de Covid-19, que, además de entristecer a los ciudadanos, provocó un daño tangible a la economía de las familias: casi uno de cada diez hogares, el 9,6%, vio cómo sus ingresos se reducían a consecuencia de la epidemia, un perjuicio que fue más acusado sobre los hogares más pobres y con niños a su cargo.

Así se desprende del análisis que ha realizado el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2021, en el que evalúa el impacto en España de una pandemia que interrumpió la vida social y económica en casi todo el planeta, con reverberaciones que todavía hoy se aprecian. Los resultados del INE, en este sentido, permiten observar tanto las tendencias generales de los 18,8 millones de hogares españoles como las desigualdades de ese impacto entre los distintos tipos de familias.

Así, por ejemplo, la proporción de hogares que sufrieron una pérdida económica fue mayor cuando la persona de referencia era una mujer: un 10,3% tuvo menos ingresos por causa de la pandemia y otro 7,8% por otras causas. En ambos casos, alrededor de un punto más que cuando la persona de referencia era un hombre.

Las familias con niños a su cargo tuvieron una reducción de ingresos significativamente mayor que las que solo estaban conformadas por adultos, especialmente en el caso de hogares con un solo adulto: un 13,1% de las personas que vivían solas perdieron ingresos, ya fuera por la pandemia o por otras causas, mientras que el porcentaje se dispara hasta el 27% entre las familias monoparentales, esto es, un adulto con al menos un hijo a su cargo.

Las mujeres, más afectadas emocionalmente por la pandemia

Los datos del INE también indican que solo un 5,4% de los hogares más ricos -los pertenecientes al quinto quintil, el 20% superior- sufrió una reducción de los ingresos por la pandemia. En el primer quintil - el 20% de hogares más pobres- fueron un 9,6%, cerca del doble.

Esas tendencias se aprecian no solo en el ámbito económico, sino también en el impacto emocional de la pandemia, si bien las diferencias no son tan acusadas. Por ejemplo, la proporción de personas de hogares monoparentales que refieren un estado de ánimo peor es la más alta -un 59,5%-, aunque solo dos puntos más que el 57,7% de los adultos que vivían solos, sin niños.

La mayor divergencia, en este sentido, se aprecia en el género: hasta un 58,8% de las mujeres dijo sentirse peor de ánimo durante la pandemia, una proporción casi diez puntos mayor que entre los hombres.

Dificultades para teletrabajar y seguir las clases a distancia

Otro aspecto que se aborda en el análisis del INE es la posibilidad de trabajar o estudiar a distancia, que se demostró clave durante la pandemia, especialmente en los meses de confinamiento estricto. En este sentido, uno de cada cuatro personas pudo teletrabajar en 2020 a tiempo completo y un 6,9 % tuvo esa posibilidad al menos a tiempo parcial. En cambio, más de la mitad señala que no pudo porque su trabajo no estaba adaptado para llevarlo a cabo a distancia.

Este aspecto presenta una clara brecha económica entre los trabajadores mejor remunerados y el resto: hasta un 44% de las personas que pertenecían a un hogar del quintil más rico pudieron teletrabajar a tiempo completo, cuando en el quintil más pobre eran solo el 8,7%.

En cuanto a los menores en edad escolar, un 14% de los hogares dijo no tener posibilidad de que los niños de entre 5 y 15 años siguieran las clases de forma telemática, bien por no disponer de ordenador o conexión de internet adecuada, o bien porque el centro no ofrecía esas clases a distancia.

En este aspecto, vuelve a ser palpable la brecha económica, ya que hasta un 90% de los hogares más ricos tenía la posibilidad de seguir las clases telemáticas. Por el contrario,  la desconexión de la escuela se extendió a casi uno de cada cuatro hogares en el primer quintil, correspondiente al 20% de hogares más pobres.