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'Alicia en el país de las maravillas', el artefacto entre literatura y ciencia que encandiló a los surrealistas

  • Dalí o Ernst crearon obras inspiradas en la novela de Lewis Carroll
  • Los detalles científicos atraviesan todo el libro y obsesionaron a los artistas

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La pasión de los surrealistas por 'Alicia en el País de las Maravillas' en una exposición en Madrid

En su Diccionario Abreviado del Surrealismo Breton y Eluard (1924) dedicaron una entrada a Lewis Carroll: una vía para resaltar en letras de oro la relevancia para el arte de Alicia en el País de las Maravillas.

Pocas obras-por no decir ninguna- han conseguido aunar de forma tan milimétrica los tótems surrealistas: un universo disparatado y onírico, el paso del tiempo, la metamorfosis o la búsqueda de la identidad se encuentran entre ellos, aunque el descubrimiento no se agota en este artefacto transversal entre literatura y ciencia.

Esta onda expansiva irresistible impactó de pleno en la inspiración de Dalí, Ernst o en la pintora vanguardista Marie Laurencin como bucea la exposición de la Fundación Canal de Isabel II de Madrid (hasta el 8 de enero de 2023), que reúne litografías, grabados, esculturas y un inevitable homenaje al cine enmarcado en un camino fantasioso entre naipes y espejos.

La obsesión por los detalles científicos

La idea de estirar o detener el tiempo obsesionaba a Dalí al punto que se reunía periódicamente con matemáticos y físicos para desentrañar el cataclismo de su significado. Un resorte central que atraviesa el cuento.

El pintor de cadaqués retrata sistemáticamente a Alicia como una muchacha con un largo vestido que salta a la comba morosamente o carga sus pinturas de mariposas como metáfora transparente del florecimiento. Aparecen en los 13 delicados grabados que se pueden disfrutar en la muestra. Fueron un encargo de Random House en 1969 para ilustrar la novela.

Pero Dalí continúa replicando a Alicia por todas partes: el simbolismo se refleja en el corto Destino realizado para Disney donde aparece la icónica muchacha que brinca o en la escultura de bronce Alicia en el país de las maravillas (1977), que rememora recuerdos felices de su infancia, unidos a su tía Carolineta, fallecida a los 34 años. Una vez más, el maridaje entre realidad y sueño o el tránsito de la niñez a la edad adulta.

En uno de los capítulos del libro, Alicia le pregunta a la oruga: ¿quién soy? Una huella de puro existencialismo. “Esas transformaciones y esas preguntas que se hace a sí misma sobre el sentido de la vida, son las que realmente nos hacemos todos a lo largo de nuestra existencia por eso es universal”, analiza la comisaria de la exposición, Helena Alonso.

Formado en matemáticas y arte en Oxford, Carroll convirtió Alicia en un experimento creativo que también subyugó al dadaísta Max Ernst que le dedicó una serie de litografías enfocadas en el lado científico. La ciencia sostiene el libro en detalles tan afinados como la toxicología en personajes como el Sombrerero Loco.

“El hecho de que el Sombrerero estuviera loco no era algo inusual en el Reino Unido, porque los sombreros necesitaban utilizar una serie de productos químicos para la elaboración del fieltro que desprendían vapores de mercurio, los cuales producían locura. También existe el síndrome de "Alicia en el País de las Maravillas". La ciencia está en todas partes”, señala Alonso.

Alicia y el sentido de la vida

La génesis de Alicia es sobradamente célebre: bajo el seudónimo de Lewis Carroll, Charles Lutwidge Dodgson dedicó el cuento a las hermanas Liddell y existen decenas de fotografías de las niñas posando, jugando o descansando plácidamente (la polémica sobre la obsesión del escritor por las pequeñas ha sobrevolado siempre la leyenda negra de la historia).

Marie Laurencin, '¿Sabes jugar al croquet?", dijo la Reina?', 1930 © Fondation Foujita

Excelente fotógrafo, a la altura de los prerrafaleitas británicos, y dibujante, Carroll decidió ilustrar de su mano este cuento mágico en 1865. No convencido con el resultado encargó a Sir John Tenniel 26 grabados convertidos en icono súbito en el imaginario colectivo.

Las ilustraciones de Tenniel encajan de forma inapelable en este puzle inacabado que continúa siendo Alicia en el país de las Maravillas [Ver la imagen que encabeza la noticia]

“Su influencia en la ciencia sigue patente. ALICE es el acrónimo de uno de los ocho experimentos que estudian lo que ocurre después del Big Bang. También nos hace reflexionar sobre la curiosidad que lleva al conocimiento y como este nos transforma”, concluye la comisaria.