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Día Mundial de la Salud Mental

Alexitimia, cuando no hay palabras para las emociones: "Hay personas incapaces de distinguir lo que sienten"

  • Una de cada diez no pueden identificar y expresar sus sentimientos, según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología
  • Los pacientes pueden llegar a desarrollar depresión o trastornos alimentarios al somatizar las emociones

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La alexitimia impide reconocer las emociones
La alexitimia impide reconocer las emociones

Estómago revuelto, sudor en las manos, tensión muscular, corazón acelerado… Son señales que muchos relacionan y sufren con el nerviosismo o el estrés, pero que, para otros, suponen síntomas indescifrables que pasan desapercibidos o se confunden con enfermedades. "Hay personas que no pueden reconocer ni expresar sus emociones, son incapaces de distinguir lo que sienten", y dicho trastorno recibe el nombre de alexitimia, explica la psicóloga Ofelia Cendón.

Es un mecanismo de protección

"Yo prefiero hablar de la alexitimia como una dificultad", apunta por su parte la coordinadora de la Asociación Nacional de Psicólogos en Acción de España, Lydia Padilla. Para ella, se produce cuando los seres humanos presentan una falta de recursos para afrontar ciertas situaciones. "Es un mecanismo de protección de nuestro organismo", que ni sabe ni le han enseñado a gestionar el malestar y entra "en modo supervivencia".

La definición de Padilla se corresponde con lo que la Sociedad Española de Neurología (SEN) denomina "alexitimia secundaria" y que suele estar provocada por eventos traumáticos o por un desorden en el aprendizaje emocional. Al carecer de las herramientas para enfrentarlos, los sentimientos acaban soterrados y muchos pacientes llegan a somatizarlos. Así, pueden desencadenar incluso depresión, advierte Cendón.

Sin embargo, las expertas coinciden en que hay salida para la alexitimia, y pasa por la educación en inteligencia emocional. "Lo primero es ayudarles a distinguir y poner nombre a sus sentimientos", explica la terapeuta de Awen Montserrat Fernández, "para luego enseñarles a gestionarlos". Un proceso largo e individual, pero posible.

Una de cada diez personas tiene alexitimia: sus síntomas

Aunque hay pocas estimaciones sobre la prevalencia de la alexitimia en la población, la SEN realizó una compilación de distintos estudios en 2013 y sugirió que una de cada diez personas la sufre, es decir, el 10%. No obstante, también aclaró que existen dos tipos diferentes: primaria y secundaria, siendo esta última la relacionada directamente con la salud mental.

La alexitimia primaria se produce cuando las estructuras neurológicas vinculadas con las emociones están dañadas a raíz de anomalías cerebrales de nacimiento, ictus, traumatismos craneales o enfermedades como la esclerosis múltiple. Además, está presente en muchos casos en el espectro autista y en otras neurodivergencias. La secundaria, por su parte, se da como defensa frente al dolor y puede deberse a una infancia difícil, a situaciones de malestar extremo o a una precaria educación emocional, entre otros.

"Al bloquearnos ante las emociones durante mucho tiempo y usar la parte lógica, las carreteras neuronales que se van formando se conectan cada vez menos con los sentimientos", y la capacidad para identificar lo que se siente disminuye hasta hacerse imperceptible, agrega la colegiada Ofelia Cendón. "Sucede, por ejemplo, cuando estamos nerviosos y nos duele la barriga, pero no podemos ver la causa real", y se suele asociar a enfermedades, añade Fernández.

Por otro lado, aunque todas las personas presentan el mismo grado de afectación, sí hay una serie de síntomas que suelen observarse, como recuerdan las psicólogas entrevistadas por RTVE.es. Los pacientes con alexitimia, por ejemplo, tienden a ser muy descriptivos, carecen de imaginación y tienen problemas para comunicarse con los demás. Asimismo y de acuerdo a un artículo de Psicothema, muestran un pensamiento concretista -desprovisto de abstracciones-, pocos movimientos corporales y dificultad para localizar las sensaciones del propio cuerpo.

La peligrosa somatización de las emociones

"No son personas frías, sienten, pero no son capaces de reconocerlo", y por eso mismo, aunque no se den cuenta, los individuos con alexitimia tienden a somatizar, aclara Cendón. Esto significa que sus cuerpos expresan mediante molestias físicas la angustia emocional que no pueden liberar al no disponer de las herramientas para identificarla y trabajarla.

A largo plazo, el estrés y la ansiedad subyacente de las personas alexitímicas pueden llegar a ser de tal magnitud que contribuyan a provocar temblores, dolores, trastornos alimentarios, depresión, trastornos del sistema digestivo, enfermedades cardiovasculares o estrés postraumático, entre otros efectos señalados por las psicólogas.

De hecho, el concepto de alexitimia surgió en 1973 de la mano del doctor Peter Sifneos para describir un grupo de síntomas observados en pacientes con enfermedades psicosomáticas, aquellas que se manifiestan a nivel físico, pero cuyo origen se encuentra en el psicológico. Las cefaleas, el colón irritable, la fatiga crónica o el insomnio podrían encuadrarse en ellas.

Inteligencia emocional, el principal arma contra la alexitimia

Las expertas coinciden: la terapia y el trabajo en la inteligencia emocional son primordiales para aliviar la alexitimia. En ese sentido, los profesionales de la salud mental guían en consulta a los pacientes para que sean capaces de volver la mirada a su mundo interno. "Empezamos desde lo más básico, enseñándoles cómo se expresa cada emoción, tanto desde los pensamientos como desde la parte fisiológica", explica la colegiada de la Asociación Nacional de Psicólogos en Acción, Lydia Padilla.

A las emociones se les asocia luego una serie de gestos, de expresiones corporales y faciales, así como de una serie de palabras y reacciones. Solo una vez se les ha dado nombre tanto a las propias como a la de los demás, se intentan regular. Un tratamiento que se debe adaptar a la individualidad de los pacientes.

Tiene salida

Durante el proceso, los psicólogos evalúan también las situaciones que han podido provocar la alexitimia secundaria, buscando aquello que ha generado "tantísimo malestar como para que hayas tenido que bloquear tus emociones". No obstante, es un camino pausado. Debe cursarse sin presiones, con motivación y cautela, opina Padilla. Pero lo que sí está claro es que, aunque lento, "tiene salida". "Si le dedicamos tiempo, le prestamos atención y aprendemos herramientas, siempre creceremos", concluye Cendón.