Nadia Hafid retrata en 'Chacales' el pozo interior de la ira descontrolada
- La joven autora habla sobre la ira con un estilo contenido, sintético, casi geométrico
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Premio a la autora emergente de la asociación de críticos por su novela gráfica El buen padre (2020), la barcelonesa Nadia Hafid publica su nuevo trabajo largo, Chacales (Sapristi), fiel a un estilo contenido, sintético, casi geométrico, sorprendente opción visual para hablar de algo tan explosivo como la ira.
Hafid (Terrasa, 1990), que en estos dos años se ha centrado sobre todo en su faceta de ilustradora -The New York Times, The Economist, El País, Ara o The Washington Post, entre otras cabeceras- no quería meterse demasiada presión para dar el siguiente (y temido) segundo paso en la novela gráfica tras el éxito de El buen padre, publicada en el pandémico marzo de 2020, pero que pudo superar el "bloqueo" editorial inicial provocado por la covid, explica a EFE.
"Quería esperar a tener una buena historia, y encontré un artículo sobre los problemas de la gestión de la ira, más en concreto lo que se llama trastorno intermitente explosivo que afecta a personas que tienen ataques de ira y no pueden controlarlo, pensé que era interesante, me informé y profundicé un poco más", revela la autora.
Tres historias cortas
Chacales son tres historias con tres protagonistas diferentes -una joven inadaptada, un adolescente demasiado pendiente de las tecnologías y una anciana solitaria- unidos a priori tan solo por esa incapacidad para dominar los inesperados ataques de rabia.
"Este trastorno me servía de puente para hablar de otros temas como la precariedad, la exclusión, la soledad, la frustración... Escogí personajes distintos y que no fueran además los típicos 'chacales', asociados a un tipo de masculinidad agresiva, son todo lo contrario", afirma la dibujante, que otorga un papel relevante a la ciudad en la que todos se mueven, un espacio inhóspito, donde las personas que les rodean no evitan la sensación de aislamiento.
"Sintético", define la propia Hafid su estilo, unos dibujos que se asemejan a pictogramas, casi ideogramas: "donde prima mucho la composición, que es una de mis obsesiones, también los colores planos y las figuras hieráticas en posiciones un poco forzadas, para que ofrezca una imagen muy pulida, que haya mucha limpieza para que impacte más", comenta.
Un estilo visual único
Viñetas con cuerpos de figuración geométrica, que se repiten de forma sucesiva en una misma página, con pequeñas, ligeras, variaciones, reflejo del tedio y hastío social de los personajes, de un tiempo que pasa lento (clases, colas, madrugadas) cuando uno no sabe cómo salir del agujero en el que se encuentra, y que obligan además al lector a interpretar los rostros sin facciones de los personajes.
"Sí, para mí lo importante es ofrecer una imagen clara, en donde no haya líneas de más", resume la creadora, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, sobre esta especie de minimalismo visual, una elección en las antípodas de la cercanía y la expresividad de las manos, los gestos y las risas de la propia Hafid durante la entrevista.
"Si estoy contando una historia no me gusta exagerar los gestos, me interesa alejarme un poco, no ser redundante, que no proyecte al lector el momento en el que ha de emocionarse o llorar, como mucho una línea muy fina de las cejas", apunta la dibujante, apasionada por el trabajo de los norteamericanos Nick Drnaso (Sabrina) o Jaime Hernández (Locas), como deja bien claro el tatuaje que lleva en uno de sus brazos con un personaje de este último.
Con los cómics, reconoce, tiene mayor libertad creativa, pero lo que actualmente le da de comer a esta ilustradora son los encargos que recibe de diarios y revistas nacionales e internacionales, que le obligan además a ser disciplinada en los plazos de entrega, y de paso interesarse por asuntos de los que "no tenía ni idea", comenta.
"Hace muchísima ilusión que se fijen en tu trabajo, y eso que no me muevo mucho en redes ni en exposiciones, vengo del mundo del fanzine, de festivales de autoedición, todo muy pequeñito... que de repente directores de arte de estos medios te presten atención, y que respetan tu estilo, ni se metan mucho con lo que les ofreces, resulta increíble", reconoce agradecida la creadora.