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Libros

Santiago Lorenzo: "Fascinarse con alguien que te da asco es importante para evitar su ejemplo"

  • El autor presenta su último libro, Tostonazo, un relato pícaro y luminoso
  • Su anterior novela, Los asquerosos, se convirtió en éxito super ventas

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El escritor Santiago Lorenzo
El escritor Santiago Lorenzo

Santiago Lorenzo (Portugalete, 1964) tiene la virtud de impactar en el clavo literario. Lo consiguió con Los asquerosos una parodia muy política sobre un tipo que huye al campo y se topa con la "mochufa" (un término de cosecha propia y más que vendrán), que se refiere más o menos a una masa de domingueros vociferantes empecinados en el postureo en redes.

Los asquerosos obró dos milagros: despachó más de 200.000 ejemplares y se elevó a los altares del best seller súbito-tiene hasta una versión teatral-, también situó a Lorenzo en el radar para los seguidores de una escritura tan corrosiva como desopilante aunque de su mano ya habían salido varias joyas de culto (Los huerfanitos, Los millones, Las ganas).

Con Tostonazo (Blackie Books) retorna y dispara semblando a Sixto, un pelmazo de manual que hace y deshace o más bien destroza el rodaje de una película donde todos reman a favor de obra. El bueno de Sixto no tiene pajolera idea pero aporta las ocurrencias más descabelladas en un “cuñadismo” extremo aderezado con otro personaje de aúpa: un anciano con malas pulgas al que cuida el protagonista que es, a su vez, un joven sin oficio ni beneficio que cae por pura casualidad como meritorio en el mundo del cine.

Portada

Todas estas piezas componen una historia luminosa con picaresca de “perdedores” amasada con conocimiento de causa: Santiago Lorenzo trabajó como director y guionista (Caracol, col, col, Mamá es boba) por lo que ha tentado el paño de cerca.

Desde hace diez años vive en una aldeíta segoviana de 17 habitantes, sin redes sociales pero sí con Internet, donde busca leña, se hace cafés y churros y construye maquetas. De su pueblo de la "España vaciada" ha saltado estos días a la vorágine promocional como manda el canon sobre un autor “superventas”. Confiesa que no echa en falta el bullicio capitalino aunque se declara muy “galdosiano” como se respira en cada página del muy castizo Tostonazo.

PREGUNTA: ¿Son peores "los sixtos" o los que dejan hacer a "los sixtos"? Un espécimen muy extendido en la vida laboral española por lo que parece.

RESPUESTA: Son mucho peores "los sixtos". Delegar es importante porque una vez lo haces tampoco tienes por qué estar vigilando. Siempre será más grave un pecado por acción que por omisión. Será más grave siempre el sixto que el que le deja hacer porque igual ni sabe la que está preparando.

P: Sentimos rechazo pero a la vez fascinación por los incompetentes. No podemos dejar de observar aunque nos dinamiten la vida, ¿tú cómo los enfrentas?

R: No quería hacer una cosa maniquea. Me gustaba pensar en un testigo que contempla a un sujeto de comportamiento deplorable, dejándose llevar por sentimientos positivos como es la fascinación o el interés científico que por los consabidos impulsos negativos. La idea principal de la novela es que fascinarse con alguien que te da hasta asco es una forma de no actuar nunca como él. Un primer paso para evitar su comportamiento en ti mismo para evitar imitarle. Un contraejemplo es tan válido eticamente como un ejemplo.

P: En la novela hay también muchísimo humor. Es imposible no reirte a carcajadas. Da la impresión de que te lo has pasado bien escribiéndola.

R: Solo puedo escribir cuando me muero de ganas y además creo que las cosas quedan mejor cuando se hacen por puro entusiasmo que cuando tienes una obligación o una fecha de entrega. Por eso tardo tanto porque solo escribo cuando tengo unas ganas inasumibles.

P: Cito un fragmento del libro: "A veces se percibe a los del cine como un grupo de volados más confiados en la providencia y la informalidad que la técnica y las matemáticas. Yo solo me encontré a gente cartesiana, cuadriculada y puntual". Es una carta de amor al cine pero también un ajuste de cuentas porque también hablas del fracaso como experiencia.

R: En el cine he sido muy feliz, las pocas veces que conseguí rodar pero era también muy frustrante porque siempre rodabas mucho menos de lo que hubieras querido, pero una vez lo conseguías tenías ocasión de conocer a una gente brillante, útil y eficaz. Y la diferencia cuando me intenté dedicar a esto, que tampoco lo conseguí del todo, con respecto a otras actividades es el hecho de que puedes fabricar algo incorpóreo y eso tiene una épica que no tiene igual (...)

Por otro lado, la escritura sí me ha aportado una libertad muy real y no tener que esperar a nadie. De puertas para adentro a mí lo que me ha sumado es que ahora sí que siento que estoy haciendo películas no cómo cuando las rodaba.

"Hay casos muy grotescos de gente trasplantada de la ciudad al campo"

P: Tú vives en un pueblo muy pequeñito y con la pandemia muchas personas se han pasado de la ciudad al campo pero igual no todo es tan idílico, ¿qué opinas?

R: Llevar en una aldea muy pequeña la misma vida que en una ciudad es de ser imbecil. Yo he asistido a varios casos de imbecilidad clara. Se han dado casos grotescos y muy dramáticos de gente que pretendía su transplantación, pero ocurría también al revés. Yo me acordaba de gente que quería llegar a Madrid y se pegaba el gran chasco. Hay personas que no están hechas para Madrid o para el campo y es esa gente que no se fija que no extrae conclusiones y que es un poco tonta.

P: Después del éxito de Los asquerosos ¿ha cambiado algo? o ¿es un tostonazo enfrentarse a una promoción maratoniana?

R. No no es ningún tostonazo, te encuentras unas demostraciones de cariño muy emocionantes. Es muy chocante pero es muy agradable porque he escrito esta novela solo en un pueblo y de repente ves a gente que la lleva por la calle. Es muy asustante pero es un pánico muy gustosito