El Consejo de Seguridad de la ONU sanciona por unanimidad a los grupos armados en Haití
- Entre los castigos se incluyen el embargo de armas y la prohibición de viajar fuera del país a los líderes armados
- EE.UU. y México quieren enviar fuerza armada para ayudar a las autoridades a restaurar la seguridad
El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado este viernes por unanimidad la imposición de sanciones a grupos armados de Haití que controlan grandes zonas del país, incluidas importantes infraestructuras y vías de comunicación.
Las sanciones incluyen no solo un embargo de armas para los actores no estatales, sino también una prohibición de viajar fuera del país a los líderes de las bandas armadas, más la congelación de sus bienes bancarios.
Los 15 miembros del consejo, incluidos Rusia y China, que habían mostrado antes sus reservas, han apoyado la resolución que fue redactada por Estados Unidos y México para intentar poner freno a la violencia y ayudar así al Gobierno a recuperar la situación en un momento en el que el país sufre un brote de cólera.
"Buscamos ante todo apoyar a Haití en su lucha por establecer una convivencia pacífica y una gobernabilidad democrática", ha asegurado el representante de México, Juan Ramón de la Fuente, que ha alabado la inclusión de un embargo de armas en la resolución.
De la Fuente ha subrayado que "el Consejo de Seguridad ha dado una señal clara de que la violencia tiene que parar y no debe quedar impune. También es importante haber establecido un embargo para cualquier transferencia de armas para esos actores no estatales que, además de aterrorizar a la población civil, desestabilizan al país".
Protestas contra la ONU tras la adopción de sanciones
Después de conocerse la resolución del Consejo de Seguridad, las protestas se han sucedido en Haití en contra de una posible intervención.
Con carteles con lemas como "abajo la ONU" o "abajo la ocupación extranjera", cientos de haitianos han recorrido las calles de Puerto Príncipe, entre neumáticos ardiendo y gritos en contra de una eventual intervención.
Si en días pasados los manifestantes lanzaban mensajes en contra de Estados Unidos y a favor de Rusia, ahora la ira se ha dirigido en especial contra Naciones Unidas.
"Abajo la BINUH, abajo la ONU, abajo el Grupo Core", se podía leer en pancartas con lemas escritos a mano, en alusión a la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (BINUH) y al grupo formado por embajadores de varios países y representantes de la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA) inicialmente establecido como un ente facilitador de la labor de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah, 2004-2017).
Los manifestantes, enfurecidos, han afirmado que "los blancos no deben tocar la tierra de Dessalines", el padre de la patria, en referencia a una eventual intervención extranjera.
Medidas que responden a la solicitud de ayuda de Haití
Por su parte, la embajadora de EE.UU. para la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ha señalado que la decisión tomada "es una respuesta inicial a las llamadas de auxilio del pueblo haitiano. Quieren que tomemos medidas contra los criminales, incluidas las pandillas y quienes las financian, que han estado socavando la estabilidad y expandiendo la pobreza".
Thomas-Greenfield ha agregado que con esta resolución el máximo órgano de la ONU está enviando "un claro mensaje a los malos actores que mantienen secuestrado haití", aunque ha asegurado que supone "únicamente un primer paso".
"Tenemos mucho más trabajo por hacer. Ahora que este consejo ha tomado medidas decisivas para enviar una fuerte señal a las pandillas y a quienes las financian a través de nuevas sanciones específicas, debemos aprovechar estos esfuerzos para abordar otro desafío inmediato para ayudar a restaurar la seguridad y aliviar la crisis humanitaria en Haiti", ha destacado.
La diplomática estadounidense se refería a la intención de EE.UU. y México de presentar una segunda resolución que incluya el envío de una fuerza armada para ayudar a las autoridades de la isla a restaurar la seguridad, y ante la que Pekín y Moscú se han mostrado reticentes hasta la fecha.