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Vecinos en pie de guerra contra el consumo de droga en la calle: "Encontramos jeringuillas y papelinas"

  • Los barrios de El Raval y Lavapiés, entre otros, se sienten "inseguros" ante los robos y violencia que suscitan las drogas
  • Los vecinos acusan de la situación al "abandono de las instituciones" y piden medidas sociales contra la "degradación"

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Varias jeringuillas usadas tiradas en la calle
Varias jeringuillas usadas tiradas en la calle

Hay calles en las que encontrar una jeringuilla o una papelina en los soportales, por desgracia, no es un hallazgo extraordinario. Tampoco es raro para muchos vecinos toparse con trapicheos y personas consumiendo drogas frente a colegios, institutos o guarderías “a cualquier hora”. “Lo que a ti te chocaría ver, nosotros lo tenemos normalizado”, explica Luis González. La situación es tan desagradable, lamenta, que “ya nadie quiere pasear por el barrio”.

Este vecino forma parte de la plataforma Raval Dream, que busca “salvar” El Raval, en el centro de Barcelona. La estampa, que recuerda a los años duros de la heroína en los 80 y que esta zona sufre desde hace años, no difiere demasiado de la que denuncian otros distritos como los madrileños de Villaverde o de Lavapiés, entre otros.

Begoña Sansebastián, portavoz de la asociación Barrio de Lavapiés, cuenta que tiene que mirar por la ventana antes de salir de casa para sentirse segura. "No solo tenemos el problema de las drogas", dice, y añade que también viven rodeados de la violencia que a veces provocan el consumo en estos entornos.

El consumo se ha desplazado de los pisos a la calle

En los últimos meses, además, en estos barrios perciben que el consumo de estupefacientes en espacios públicos ha aumentado. En el caso de El Raval, el teniente de alcalde de Barcelona, Albert Batlle, lo ha relacionado con el desmantelamiento de varios puntos de venta de droga: “El consumo se ha desplazado de los pisos a la calle”.

Los vecinos del Raval denuncian el aumento del consumo de droga en la calle

En Villaverde, los vecinos se quejan de la inseguridad que genera la vuelta de la heroína a las calles y el barrio reclama "soluciones inmediatas". "Hay zombies andantes en la calle, se han pis, caca y de todo", señaló recientemente a TVE Pablo Paniagua, de la Plataforma contra la droga 28012.

En cualquier caso, los vecinos no culpan a los toxicómanos, sino al "abandono de las instituciones". "La drogodependencia es un problema que se debe atender de manera compleja y concreta", señala, por su parte, el subdirector de programas de la Fundación Fad Juventud, Miguel Ángel Rodríguez. "Y requiere de un apoyo social tremendo que no está llegando", afirma.

Jeringuillas, crack, violencia y robos

"No son casos aislados". Salir de casa y encontrar a gente consumiendo crack en el suelo es el pan de cada día de Lavapiés, asegura Begoña Sansebastián, portavoz de la asociación Barrio de la Lavapiés. Hasta ella llegan los testimonios de muchos vecinos, que luego comparten en las redes sociales para visibilizar los robos y la violencia que presencian constantemente en lugares como la plaza Nelson Mandela, donde hace poco grabaron una pelea multitudinaria. "Desde junio hemos visto cinco apuñalamientos", narra, y añade: "Nuestra inseguridad es objetiva".

Tienen miedo. Y sienten la necesidad de estar siempre en alerta, sobre todo a las horas más "conflictivas". "Suelen robarnos a las ocho de la mañana, cuando vamos a trabajar", pero en cualquier momento pueden producirse altercados por el tráfico y el uso de drogas camino a algún sitio o volviendo a casa. "Algunas veces he tenido que refugiarme en un supermercado para huir de estas situaciones", señala Sansebstián. Por eso, muchos han tomado la decisión de mudarse.

"Hacen lo que sea para conseguir drogas", comparte también al respecto la asociación vecinal Lavapiés Denuncia, una plataforma que llena los balcones del barrio de banderas amarillas contra el narcotráfico y el "abandono institucional". La problemática de los estupefacientes incluye incluso a menores de edad, uno de los colectivos más vulnerables. "Vemos a niños consumiendo en las plazas", asegura: "A uno de 12 años lo hemos visto metiéndose rayas a las nueve de la mañana", señalan a RTVE.es desde esta asociación.

Una situación similar viven en El Raval, un barrio bañado de jeringuillas -habitualmente usadas para la heroína- que recoge constantemente la brigada municipal de limpieza. "No es algo nuevo, es el dolor de cabeza y la pesadilla que vivimos desde hace años", pero sí es cierto que en los últimos meses han notado un empeoramiento. "Hace poco un niño se pinchó en un colegio Ciutat Vella", durante el recreo, cuenta al respecto Luis González. de la plataforma Raval Dream.

Pasó a principios de septiembre y, aunque afortunadamente no es algo que suceda habitualmente, suscita pavor. "En las zonas con plantas de algunas plazas se han encontrado muchas jeringuillas, pero por casualidad ningún niño ha acabado pinchándose".

El consumo de heroína no ha aumentado, pero sí ha salido a la calle

La venta y el consumo de drogas en los barrios no solo es de heroína, pero puede parecerlo: es uno de los que más presencian los vecinos, sobre todo en El Raval. "La heroína tiene una vida activa en el organismo más breve y el malestar que genera su mono te lleva a intentar aliviar esa situación lo antes posible", por lo que acaban usándola en los mismos puntos de venta o en sus alrededores, explica el subdirector de programas de la Fundación Fad Juventud, Miguel Ángel Rodríguez. Y, hoy día, dichos lugares ya no están a las afueras, sino en el centro de las ciudades.

"Entiendo que les preocupe, la heroína está muy en nuestro subconsciente por la crisis de los 80, pero su consumo se mantiene en mínimos desde las últimas dos décadas", señala Rodríguez.

De acuerdo al último informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, solo el 01,% de la población de 15 a 64 años ha usado heroína en el último año. En 2019, de hecho, la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas ya tuvo que encargar un estudio estadístico por la misma preocupación que llevó el nombre de Ni repunte de heroína ni crisis de opioides a la americana y desmintió la alerta ciudadana.

Asimismo, el desalojo de narco pisos, como los 56 desmantelados por las autoridades de Barcelona desde enero hasta el pasado agosto en el distrito de Ciutat Vella, puede suponer que el consumo de drogas se traslade de los edificios a las calles. Otro ejemplo es el desmantelamiento el pasado mes de septiembre del inmueble okupado La Quimera, en la esquina de la plaza Nelson Mandela y la calle del Amparo, en Madrid. "El narcotráfico que ya había se está mezclando con la gente que vivía en el edificio y que ahora está tirada en la calle", apunta Lavapiés Denuncia.

El cierre de La Quimera ha hecho igualmente que la problemática se extienda, sugiere la plataforma vecinal. El consumo, el tráfico de drogas, los robos y las peleas han dejado de estar únicamente concentrados en la plaza Nelson Mandela, en la de Arturo Barea o en la calle Caravaca. "Cada vez se une más gente a nosotros, el hartazgo y la impotencia no para de crecer" y la única solución que ven, dicen, es que se aborde el abandono institucional.

Reformas frente al "abandono institucional" de los barrios

El abandono viene de lejos, aunque sus consecuencias repunten por momentos y se calmen por otros. Son testigos de ello los vecinos de estas zonas en Madrid o Barcelona, pero hay también otros barrios en España que reclaman atención desde los medios de comunicación, como Carabanchel en Madrid, el casco histórico de Murcia o Os Castros en A Coruña, Galicia.

En ese sentido, los vecinos de estas zonas donde la droga vuelve a ser un paisaje habitual en las calles reclaman un plan integral para la prevención de consumo de drogas, el desmantelamiento de narcopisos, servicios de limpieza, la reposición de mobiliario urbano y el arreglo del pavimento, entre otras actuaciones. Creen que son zonas "abandonadas" y "degradadas" y las instituciones no han hecho lo "suficiente".

Entiende la indignación y la desesperación de los vecinos también el subdirector de programas de Fad Juventud, Miguel Ángel Rodríguez, y, advierte que las reformas sociales son necesarias. "Hay que hacer todo un trabajo social, no solo sanitario, hay que incorporar a los drogodependientes a la sociedad".

El camino, asegura, pasa por reclamar un esfuerzo a los responsables públicos a nivel local y autonómico. "Las drogas generan muchos problemas y es complicadísimo salir de una adicción": la responsabilidad no es individual, sino pública. "Tenemos que darles una salida mejor".