Activismo frente al arte: los museos no quieren un 'efecto llamada'
- El activismo sobre obras de Van Gogh o Monet no ha provocado daños, pero los museos esperan que cesen
- Las sanciones en España por daños contra el patrimonio de especial valor llegan hasta cuatro años y medio de cárcel
Tomate contra el cristal que protege Los girasoles, de Vincent Van Gogh, en la National Gallery de Londres. Puré contra Los Pajares, de Claude Monet en el Museo Barberini de Potsdam, al sur de Berlín. Y doble tartazo, estos directos, a la estatua de cera del nuevo rey Carlos III en el museo londinense de Madame Tussauds. Tres controvertidas acciones vandálicas con la que activistas buscan un impacto mediático para alertar sobre el cambio climático.
La joven activista del grupo ecologista Just Stop Oil que lanzó el tomate sobre Los girasoles señaló en un vídeo posterior que la acción es “absurda”, pero que “la mancha salió con un poco de papel de cocina” y que nunca la hubieran hecho “si la obra no estuviese tras un cristal”. Tanto la National Gallery como el Museo Barberini solo han reportado algún mínimo desperfecto en el marco. Sin embargo, los museos observan con estupor las acciones y se preguntan si necesitan alguna medida excepcional de seguridad.
El principal temor es el efecto llamada. En España, tanto el Museo del Prado como el Museo Thyssen prefieren no hacer ningún comentario acerca de seguridad, esperando que las acciones cesen cuanto antes. Aunque reconocen estar “alerta”, no dan detalles sobre si están tomando alguna medida excepcional.
Ninguna de las acciones realizadas durante los últimos meses ha tenido consecuencias: hace unas semanas en Melbourne, dos activistas se pegaron al cristal de un Picasso; en julio, cubrieron un cuadro de Constable en la National Gallery con un dibujo más apocalíptico, y en mayo, el cristal que blinda el cuadro más famoso del mundo, La Gioconda, detuvo un tartazo en el Louvre.
La seguridad de los museos no está orientada hacia estos actos de vandalismo que son muy poco frecuentes sino, principalmente hacia los robos. Las medidas que necesarias para evitar que alguien se abalance sobre una obra impedirían casi su apertura al público."El museo tiene obligación de cuidar su patrimonio cultural, lo hacemos. Y lo hacemos teniendo en cuenta todas las necesidades y todas las situaciones", explica genéricamente Mabel Tapia, subdirectora artística del Museo Reina Sofía.
Hace una semana, el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, aseguraba que la pinacoteca está "ojo avizor" y que "por supuesto intensifica las labores de vigilancia y de cuidado". Las medidas estándar de cualquier museo incluye un arco de seguridad para detectar metales y el permiso para entrar con líquidos o comida siempre se porten dentro de una mochila o bolso. Ningún museo guarda la totalidad de su colección tras cristales de seguridad, y algunos optan por sistemas de alarmas que se activan cuando el visitante supera el perímetro de seguridad.
Sanciones por daños contra el patrimonio: hasta cuatro años y medio de cárcel
La realidad es que toda obra de arte está expuesta al vandalismo y el riesgo cero no existe. Y, medidas de seguridad aparte, su principal protección se encuentra en el ordenamiento jurídico que establece las sanciones correspondientes. En España. según una sentencia del Tribunal Supremo de marzo de este mismo año, los daños provocados en los bienes del patrimonio histórico-artístico son constitutivos de un delito del artículo 323 del Código Penal, con independencia del valor de los desperfectos, siempre y cuando tengan cierta entidad y no sean fácilmente reparables.
Fue el criterio bajo el que se condenó a cinco meses de prisión y una multa de 1.376 euros al autor de un graffiti en la escultura de Eduardo Chillida 'Lugar de Encuentros II', expuesta al aire libre en la Plaza del Rey, de Madrid. El Supremo corregía así una sentencia anterior de la Audiencia Provincial de Madrid que absolvía al autor de la pintada,
El artículo 323.2 establece además una agravante específica en el caso de especial gravedad del daño y especial relevancia del valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental. Por lo que el juez puede ordenar prisión hasta de cuatro años y seis meses, así como la “restauración del bien dañado a cargo del autor”.
Las dos autoras del tomatazo al cristal de Los girasoles tendrán su juicio el 13 de diciembre, aunque medios británicos ya apuntan a que la ausencia de daños limita la gravedad de los cargos. Si está siendo positivo para su causa es otra cuestión, aunque la primera reacción suele ser la incomprensión entre la nula relación que existe entre las pinturas y el cambio climático. Salvo la que las propias activistas gritaron al pegarse a la pared: "¿Nos importa más una obra de arte o el futuro del planeta y sus habitantes?".