Radiografía del éxito superventas de Juan Gómez-Jurado: "Tienes que abstraerte de la presión, si no te vuelves loco"
- El escritor presenta Todo arde, su última novela tras el triunfo de la trilogía Reina roja
Todo arde (Ediciones B) es el último libro de Juan Gómez-Jurado pero a su vez es una prueba del escrutinio público del éxito tras el campanazo de la trilogía que se inició con Reina roja (Loba negra, Rey blanco). Un punto de inflexión que ha despachado millones de ejemplares, destapado a una comunidad de acérrimos seguidores de los carismáticos Antonia Scott y Jon Gutiérrez a la que se suma una serie de televisión en marcha. La pregunta casi obligada es: ¿siente presión al publicar de nuevo tras una exposición tan arrolladora?.
“Solo me llega al yo persona no al escritor pero ahora mismo estoy muerto de miedo. El éxito no te pertenece porque son millones de decisiones individuales que otras personas han tomado y tú no puedes influir. Lo mejor es abstraerse de eso lo más posible porque es la única manera en la que no te vuelvas loco”, argumenta y avanza que la acogida de la nueva novela está siendo “brutal” aunque esquiva entrar en el detalle de la maraña de cifras.
“Mientras escribía sí he podido aislarme. Lo que me ha funcionado es pensar que lo hacía para mí como único lector”, añade el novelista con fama de meticuloso en los preparativos y de revisar “una y otra vez”.
Juan Gómez-Jurado es muy consciente de su postura asentada de escritor superventas “no soy un autor literario”, subraya casi como una excusatio non petita, y explica que su deseo es replicar sus placeres de lector adolescente “quería transmitir esa sensación cuando caes en las páginas de un libro y disfrutas increíblemente”.
"Incluso aquellos que no les gusta lo que hago se lo leen de un tirón"
Remacha en varias ocasiones que todo lo fía a sus lectores con los que mantiene una interacción constante hasta el punto que regaló muchos de sus libros en pandemia. En unos segundos comprueba su cuenta de Twitter donde los mensajes sobre Todo arde no paran de gotear.
La maquinaria promocional ha arrancado, “me coges en un momento raro y nervioso”, se disculpa por varios “off the records”, y se arremanga ante las críticas menos constructivas que también fluyen en un caldo tan volátil como las redes sociales.
“Incluso aquellos que no demuestran entusiasmo por las cosas que hago se lo leen de un tirón. Nunca he encontrado una crítica que me diga que ha tenido que abandonar el libro porque le aburría. Eso me gusta muchísimo”.
Todo arde conecta de algún modo con su literatura anterior, en el ritmo frenético y cinematográfico además del omnipresente sentido del humor. Es un thriller sobre tres mujeres sin nada en común que se lanzan a dinamitar el sistema en una venganza épica y a la desesperada.
Un relato de perdedoras donde vuela la sororidad y un personaje memorable: el de la legionaria gallega Mari Paz con un corazón de oro “muy bruta pero muy dulce”. En el otro extremo, encontramos a los villanos parapetados en los agujeros contables de la banca y en los policías corruptos que inquietan por la sensación de escurridiza cercanía. “Al final lo único que hago es reflejar las cosas que me dan miedo como es la violencia”.
De estas inquietudes y de la voracidad lectora de la infancia del escritor-adorador de Roal Dahl y Stephen King- ha brotado una carrera internacional con sus títulos traducidos a más de 40 países (Cicatriz, El paciente). “En Noruega tienen muchísimo éxito porque les encanta la novela negra, pero por ejemplo en EE.UU. he encadenado fracasos estrepitosos hasta que llegó Reina roja y todo cambió”.
Ante un vuelco tan estruendoso se imponen “mayores desafíos”, indica convencido, pero quizás el reto más arduo suponga atrapar en la lectura a los más pequeños como autor de literatura infantil y juvenil a cuatro manos con su mujer Bárbara Montes (saga Rexcatadores, Alex Colt y Amanda Black).
“Lo que nos hace humanos y nos diferencia de otras especies son las historias que somos capaces de compartir. Para mí es lo más importante”, concluye. Y se marcha a la carrera hacia la siguiente entrevista en un ciclón que no se detiene porque todo arde aquí.