Eduardo Matos Moctezuma: "La historia es implacable en sus juicios. No se puede pretender manipularla"
- "México y España están unidos por lazos indisolubles", ha asegurado el arqueólogo
- Especial Premios Princesa de Asturias 2022 | Discurso completo de Eduardo Matos Moctezuma
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El jurado otorgó a Eduardo Matos Moctezuma el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de 2022 por su "extraordinario rigor intelectual para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica" Y en su discurso de agradecimiento, el 'maestro de arqueólogos' ha destacado que: "Penetrar en el pasado para traerlo al presente ha sido la labor que de manera constante he desempeñado a lo largo de mi vida. Esa moderna máquina del tiempo que es la arqueología fue el medio para lograr trasponer el tiempo mismo y llegar ante los pueblos que nos antecedieron en la historia".
"La historia y la arqueología -ha asegurado Matos Moctezuma-, nos llevan frente a las sociedades del pasado y nos muestran que muchas de ellas fueron creadoras de avances importantes y que, en su devenir, surgieron imperios y gobernantes poderosos que en su soberbia creyeron que serían eternos, pero no fue así. La historia es implacable en sus juicios. No se puede pretender manipularla ni cometer el despropósito de tergiversarla. Mala consejera es la ignorancia que en muchas ocasiones lleva a la mentira. La historia la escriben los pueblos. Ellos son forjadores de futuros mejores".
"México y España están unidos por lazos indisolubles"
En su discurso, el arqueólogo ha asegurado que: "México y España están unidos por lazos indisolubles. Lo que hoy son nuestros dos países venían, de siglos atrás, arropados en sus propias historias; en el año de 1521 se dio la conjunción de ellas. En aquel año ocurrió el encuentro de dos maneras de pensar diferentes, de sociedades que tenían su propia visión del universo. Alfonso Reyes, hombre universal, relató en su Visión de Anáhuac aquel pasaje, cuando las huestes de Hernán Cortés vieron por vez primera las ciudades mexicas de Tenochtitlan y Tlatelolco en medio de los lagos del centro de México".
"Dice así su relato: “Más tarde, la ciudad se había dilatado en imperio, y el ruido de una civilización ciclópea, como la de Babilonia y Egipto, se prolongaba, fatigado, hasta los infaustos días de Moctezuma el doliente. Y fue entonces cuando, en envidiable hora de asombro, traspuestos los volcanes nevados, los hombres de Cortés (“polvo, sudor y hierro”) se asomaron sobre aquel orbe de sonoridad y fulgores, espacioso circo de montañas. A sus pies, en un espejismo de cristales, se extendía la pintoresca ciudad, emanada toda ella del templo, por manera que sus calles radiantes prolongaban las aristas de la pirámide” (Reyes, 1915).
"En la primera parte de la conquista -ha continuado Matos Moctezuma-, el enemigo a vencer por las huestes de Hernán Cortés y miles y miles de aliados indígenas enemigos de Tenochtitlan, eran los mexicas o aztecas. Lograda la victoria militar el 13 de agosto de 1521, comenzaba la segunda parte: la conquista espiritual en manos del aparato ideológico representado por la iglesia, en tanto que se continuaba la conquista de otras regiones para conformar la Nueva España. Varios siglos debieron de pasar bajo el nuevo orden peninsular con cambios en lo económico, político, social, y religioso".
"Esta situación se vio interrumpida cuando las fuerzas insurgentes alcanzaron la victoria y surgió la nueva nación en el año de 1821 -ha añadido-. El México independiente iniciaba su propio camino. Pocos años después, en 1836, nuestros dos países acordaron el Tratado de Paz y Amistad y entablaron relaciones diplomáticas después de largas luchas: México reconocía a España y España reconocía a México como nación independiente. Buen ejemplo para superar pasados agravios".
"La historia nos muestra, a lo largo de los siglos, que toda guerra conlleva muerte, destrucción, desolación, imposición, injusticia y violencia. España lo ha vivido en carne propia. México también. Esto no se olvida, pero tampoco podemos anclarnos en el pasado y guardar rencores, sino mirar hacia adelante. En esto, México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio" -ha destacado Matos Moctezuma-.
"Los premios nos inducen a seguir adelante"
Eduardo Matos Moctezuma ha agradecido el galardón asegurando que: "Los premios enaltecen y nos inducen a seguir adelante. Establecen un compromiso entre el destinatario y su propia conciencia. Los premios y reconocimientos no son solo para las personas o instituciones a quienes se les otorga: son también para aquellos maestros que nos formaron; para las instituciones que nos apoyaron en el transcurso de nuestro devenir académico y que hicieron posible desarrollar nuestro conocimiento, ya en la investigación, ya en el desempeño de nuestro quehacer".
Entre esos maestros, Eduardo Matos Moctezuma ha destacado al arqueólogo Román Piña Chán, a la antropóloga Johanna Faulhaber y al arquitecto y arqueólogo Miguel Messmacher. "También a aquellos que llegaron a México a raíz de la Guerra Civil española y que fueron para mi faro de sabiduría: José Luis Lorenzo, Juan Comas, Pedro Armillas y Don Pedro Bosch Gimpera",
Además, ha tenido palabras de agradecimiento para el antropólogo Don Manuel Gamio, el arqueólogo Gordon Childe, los historiadores Miguel León Portilla y Alfredo López Austin... e instituciones como la Escuela Nacional de Antropología e Historia (donde se formó como arqueólogo), la Universidad Nacional Autónoma de México (que propuso su candidatura a los premios Princesa de Asturias), la Academia Mexicana de la Lengua y el Instituto Nacional de Antropología, "la institución a la que he pertenecido por más de seis décadas. Ingresé siendo estudiante y hoy soy investigador emérito de la misma".
Matos también se ha acordado de Unamuno en su discurso: "Todo reconocimiento conlleva honra, pero también gratitud de quien lo recibe. Llegan a mi memoria las palabras de Miguel de Unamuno, Rector de la Universidad de Salamanca, quien el 12 de octubre de 1936 en aquel recinto del saber dijera palabras sabias que pronto fueron acalladas por voces intolerantes que no desearía volver a escuchar en la faz de la tierra. Estos Premios que hoy recibimos en esta Casa de las Musas son un canto a la inteligencia. Las universidades y las academias son los espacios donde se cultiva el pensamiento y la razón".