Payasa de profesión: "El circo es muy machista"
- Las mujeres payasas se enfrentan a grandes discriminaciones en el circo
- El estereotipo de que las mujeres no son graciosas sigue pesando sobre ellas
- Objetivo Igualdad, domingo 14:30h en el Canal 24h
Las oportunidades laborales para las mujeres en el mundo del teatro han estado reducidas a papeles delicados, dulces o atractivos. Ser payasa es algo inusual y complicado en gran parte por los estereotipos machistas que existen en la sociedad, pero más aún en ambientes tan masculinizados.
Por eso, encuentran en festivales y otras citas similares la oportunidad de unirse, compartir experiencias y derribar las barreras que las limitan o las coartan a la hora de ejercer su profesión. En el Festival Internacional del Circ Cric de este otoño, por ejemplo, se han reunido un centenar de ellas.
El humor, terreno masculino
Gardi Hutter ha actuado en cerca de 30 países a lo largo de sus más de 40 años de carrera. Durante este tiempo ha demostrado sus capacidades cómicas y, hoy en día, es considerada una de las mejores clowns del mundo. Pero reconoce que a lo largo de su trayectoria se ha enfrentado a multitud de cuestionamientos por el hecho de ser mujer: “Fui una pionera porque todo el mundo decía que las mujeres no son graciosas, que es una cosa biológica".
“"Las mujeres no son graciosas, que es una cosa biológica"“
Este año, el Premio Nacional de Circo ha reconocido la labor de las mujeres en este campo en la figura de la payasa Pepa Plana. El jurado ha valorado en Plana el hecho de ser pionera en poner a la mujer en el foco de la creación circense y ha destacado su aportación e “innovación del lenguaje clownesco”.
Ya en 2014 este premio fue a parar a manos de otra mujer, Merche Ochoa. Ella también ha lidiado con múltiples discriminaciones. Recuerda casos concretos de alumnos que se iban de clase al ver que era una mujer la que les iba a impartir técnica de clown o que la gente se sorprendiera de “lo graciosa que era para ser mujer” después de un espectáculo. "Que las mujeres somos menos graciosas es una estupidez como la copa de un pino. Pertenece a la Edad Media", asegura ahora. El circo no es siempre un mundo amable para las payasas. En el caso de Merche Ochoa, sus profesores le aseguraron que se “iba a morir de hambre” por ser chica y cómica.
“"Que las mujeres somos menos graciosas es una estupidez"“
Vanderleia Will, ‘Vandeca’ como seudónimo artístico, en su natal Brasil se topó con imposiciones sociales que prácticamente le exigían dedicarse a la vida familiar en vez de cumplir con sus propias aspiraciones. Asegura que aquello “le pesó mucho”, pero cuando sus hijos ya eran mayores se le “cayó el velo” y puso en marcha de nuevo su carrera. Nos confiesa que “el circo es muy machista” y que notó hostilidades a la hora de entrar en él.
A pesar de que han pasado muchos años, esta realidad no ha cambiado y sigue siendo mucho más complicado para las mujeres que para los hombres hacer carrera si se dedican al humor.
El papel de la mujer en el circo
Hutter siempre había tenido un gran talento cómico, pero ni en el teatro clásico ni en el contemporáneo había papeles divertidos para las mujeres. Ella encuentra esta explicación: “En el antiguo sistema patriarcal las mujeres teníamos que ser introvertidas, bonitas, dulces, cuidadosas”.
Y parte de esos estereotipos machistas siguen persistiendo. El espacio de las mujeres en el circo se sigue centrando en el trabajo de acróbata, malabarista, contorsionista. "Los hombres no quieren una mujer que le haga reír, quieren que la mujer sea bonita y sexy", explica Vandeca.
“"Los hombres no quieren una mujer que le haga reír"“
El humor puede llegar a ser una gran herramienta. Ochoa considera que cuando alguien es el objeto de la burla se sufre “hay un sometimiento, un ejercicio de poder”, pero que cuando somos las mujeres las que tenemos la palabra y la usamos para reírnos de nosotras mismas desde nuestras perspectivas se genera el efecto contrario: “Es muy liberador y el motivo por el que no nos han dejado acceder con facilidad".
Cambiar miradas
Como ocurre en otras disciplinas artísticas, los festivales de clowns cuentan con una proporción mucho menor de mujeres que de hombres, si es que se incluye a alguna en el cartel. Merche Ochoa recalca que es una evidencia que ellas tienen que “demostrar mucho más para estar mucho menos visibilizadas”. Y eso repercute también en la calidad de sus trabajos y en su crecimiento profesional. “Cuanto más trabajen más buenas serán y cuanto más buenas sean, más mujeres habrá que quieran dedicarse a esto”, reflexiona Montse Trias, fundadora del Circ Cric y de Payasos Sin Fronteras.
““Hay que demostrar mucho más para estar mucho menos visibilizadas”“
Según las entrevistadas para este reportaje, la responsabilidad recae en gran parte de los programadores pero, para que pueda revertirse esa situación, también hay que educar a los espectadores para que demanden paridad en los festivales.
Montse Trias es la directora del Festival de Payasas del Circ Cric, cuya novena edición se ha celebrado este otoño en Sant Esteve de Palautordera. “Es un encuentro con todo lo que conlleva, con el intercambio, las aportaciones…", explica. Una plataforma, según dice, que les sirve de impulso y para cargar baterías para el resto del año.
Esos días las clowns practican sus respectivos espectáculos entre las carpas, ensayan sus coreografías y prueban sus instrumentos de cara a los conciertos que ahí se celebran. Ver al resto es una motivación para cada una de ellas y no dudan en pedirse consejo las unas a las otras.
Gardi Hutter contempla todo con ilusión, ella sabe perfectamente lo importante que es tener referentes femeninos ya que ella no los tuvo. Sus ídolos eran Charlie Chaplin y Buster Keaton pero, como explica, para ser payasa tienes que ser única: “Inventarte una máscara, un personaje que funcione y con el que la gente se ría”.
Inspirarse en ellos la ayudó. No obstante, es complicado repetir las bromas o chascarrillos de un hombre porque, como explica Vandeca: “La mujer tiene otros hábitos y queremos hablar desde el punto de vista de nuestros mundos”. Este tipo de iniciativas es un impulso para que puedan crear y dar forma a su propio estilo cómico, un refuerzo psicológico de que se puede ser graciosa y mantener una mirada femenina.
Un lenguaje universal
El humor es algo que forma parte del ser humano. Aunque existe un lenguaje universal de la comicidad, las diferencias culturales son notables. Incluso hay lugares del mundo donde las mujeres no pueden aún actuar ante los hombres. La compañía de Merche Ochoa siempre intenta llevarlas cuando viajan a otros países: “A veces hasta tenemos que hacer espectáculos para niños y otros para niñas”.
Y en muchos otros lugares sigue estando mal visto que las mujeres disfruten con total libertad de este tipo de contenidos: “No puede reír a carcajada suelta, tiene que poner la mano" tapándose la boca, nos cuenta Vandeca.
Además de divertir, las payasas buscan concienciar, generar empatía y tocar los sentimientos del público a través del humor: “Tenemos un arma de construcción masiva que es la risa y la sonrisa", lo define Montse Trias.
Ahora que han ido ganado espacio como cómicas y han visto de lo que son capaces, no piensan detenerse hasta que lo único que importe y se valore en sus actuaciones sea su capacidad de hacer reír.