Lula da Silva, el líder izquierdista que resurge y vuelve a la Presidencia 20 años después
- Es el primer líder en ganar tres elecciones en la historia republicana del país
- Pasó 580 días en prisión por procesos de corrupción que fueron anulados
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Las puertas del Palacio de Planalto de Brasil volverán a abrirse para el líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, quien hace historia al ser el primer político que se impone en tres elecciones en la historia republicana del país, después de vencer por un estrecho margen a Jair Bolsonaro.
Durante su mandato entre 2003 y 2011, el exlíder sindicalista, quien cumplió recientemente 77 años, se convirtió en el mandatario más popular de Brasil, pero su popularidad cayó en picado después de que su imagen se viera manchada por los escándalos de corrupción por los que acabó 19 meses encarcelado.
Ahora, Lula da Silva -quien se convertirá en el presidente de mayor edad en asumir el cargo- ha hecho historia y se ha convertido en el primero en derrotar a un presidente en ejercicio tras recibir 60,1 millones de votos, una cifra nunca antes registrada en las elecciones de Brasil.
El primero en ganar tres elecciones
En toda la historia republicana de Brasil, nunca nadie se había impuesto en tres elecciones, tal como ha hecho Lula, quien ya ha adelantado que no aspirará a la reelección en 2026, cuando cumplirá 81 años.
La victoria de este domingo se suma a las de 2002 y 2006. Sus primeras elecciones las ganó el 27 de octubre de 2002, cuando popularizó el lema "sin miedo a ser feliz" y repitió cuatro años después. Lula nació en 1945, en una familia humilde de la que fue el primer miembro en obtener un título tras realizar un curso técnico de tornero mecánico.
Antes de comenzar su vida política, trabajó durante años como obrero metalúrgico, se convirtió en líder sindical del sector y tras pasar un mes en prisión por oponerse a la dictadura militar brasileña, fundó el Partido de los Trabajadores.
Dejó el poder en 2010 con una popularidad del 85%, que alcanzó con una gestión liberal en lo económico, unas tasas de crecimiento que promediaron el 4%, un agudo acento social que sacó de la pobreza a 32 millones de personas, políticas que redujeron el desempleo al 4% y una vasta ampliación del acceso a la educación.
Precisamente, en su primer discurso tras ganar sus terceras elecciones este domingo, Lula da Silva ha afirmado que su mayor prioridad en su nuevo mandato será acabar con el hambre en Brasil. Durante su primer Gobierno el país fue excluido del mapa del hambre de Naciones Unidas, pero actualmente hay 33 millones de brasileños pasando hambre.
"No podemos aceptar como normal que millones de personas no tengan qué comer o que consuman menos calorías de las que necesitan", ha afirmado desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo.
580 días en prisión
Desde que llegó al poder, Lula no logra espantar a un fantasma que le persigue: la corrupción. Surgió por primera vez en 2005, con un escándalo de sobornos parlamentarios que llevó a la cárcel a 25 personas, entre ellas varias de su círculo más íntimo.
Sin embargo, este escándalo no impidió su reelección en 2006 ni que, en 2010, postulara como sucesora de Dilma Rousseff, a pesar de que no era la preferida del Partido de los Trabajadores. La escogió a dedo, se la impuso a la formación y la convirtió en la primera presidenta del país.
Rousseff fue reelegida en 2014 y el fantasma volvió. La presidenta fue destituida por presuntas irregularidades fiscales y Lula da Silva fue juzgado por la que muchos consideran la mayor trama de corrupción que ha existido en la historia del país.
Lula fue condenado y llegó a pasar 580 días en la cárcel. El escándalo le impidió ser candidato a la Presidencia en 2018 y despertó a una ultraderecha que Jair Bolsonaro llevó al poder por la vía democrática. El líder izquierdista fue absuelto y recuperó sus derechos políticos. "Han intentado enterrarme vivo y aquí estoy", ha señalado en su primer discurso tras su victoria este domingo.
Dos décadas después de su primera victoria, ha logrado ser elegido de nuevo para gobernar el país. En ese periodo, además de la cárcel, Lula se enfrentó a un grave cáncer de garganta, cuyas secuelas persisten en su voz.
El próximo 1 de enero, volverá a asumir la Presidencia y como hace 20 años, ya avisa de que se verá obligado a reiterar el mayor deseo de su vida política: "Que cada brasileño pueda desayunar, almorzar y cenar cada día".