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¿Cuánto cuesta morirse? De las flores al tanatorio o al féretro: así es la desigual factura entre comunidades

  • El sector funerario afirma que está tratando de mantener los precios aún perdiendo beneficios y pide rebajar el IVA

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Un ataúd rodeado de flores durante un velatorio
Un ataúd rodeado de flores durante un velatorio en una imagen de archivo

El último adiós deja huella, y factura. Los funerales son “homenajes” clave para el duelo de muchos seres queridos y familiares, pero también pueden llegar a convertirse en una preocupación económica si el fallecido no tenía un seguro de decesos. El precio medio de los entierros de los españoles en 2021, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), fue de 3.739 euros.

La cifra puede sorprender, pero desde el sector funerario advierten que el tabú de la muerte tiende a esconder la importancia y magnitud de su trabajo. "La gente suele pensar que para un entierro lo único que hace falta es una caja, no se valora todo lo que hay detrás", lamenta el presidente de Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios (Aesprof), Fernando Alcón. Desde el tanatopractor hasta el tanatorio, las gestiones o el coche fúnebre, "todo eso hay que pagarlo".

De hecho, no les parece caro, y menos en plena inflación. Pese a que la problemática ha afectado gravemente al precio de la energía o a la cesta de la compra, por ejemplo, parece que el sector funerario ha esquivado la bala hasta el momento. De acuerdo a la OCU, que no sacará un nuevo informe este año sorbe sus costes, "no hay cambios radicales".

Esto es algo que también defienden tanto desde Aesprof como desde la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef). El servicio es "esencial" y por eso mismo asegura estar aguantando el tirón. "Nos estamos sacrificando, pero si seguimos en esta línea imagino que al final habrá que tomar medidas", aporta el secretario general de Panasef. Por ello, reclama revisar el IVA que se le impone a este tipo de trabajo y entender su importancia para la sociedad.

Vigo, la ciudad más cara de España para un sepelio

De media, un sepelio discreto, digno, pero sin grandes lujos, cuesta 3.739 euros. La incineración es apenas más barata: un servicio funerario con cremación asciende hasta los 3.617 euros. Las diferencias de precio, así, no se observan tanto en lo que el sector llama "destino final", sino en las variaciones por ciudades y comunidades autónomas.

De acuerdo al estudio de la OCU en 2021 basado en la visita de 113 funerarias de 29 ciudades españolas, Vigo es la más cara de todo el país, superando los 5.000 euros, como sucede también en Alicante, Santander, Madrid o Pamplona. En Zaragoza, Cádiz, Albacete, Logroño y Tenerife, el homenaje sale bastante más barato y en ningún caso el sepelio llega a los 3.000 euros.

Los importes son muy variables, pero también lo son los servicios incluidos, que pueden ir desde el ataúd, a las flores, la inhumación o cremación y el tanatorio. De todos ellos el féretro es el apartado en el que más se invierte. Un modelo común, sin lujos, cuesta entre 600 y 1.300 euros. La media ronda unos 1.200 euros.

En cualquier caso y como recuerda el director de la revista Adiós de Funespaña, Jesús Pozo, "un entierro nunca tiene precio", sino que depende de lo acordado con el seguro de decesos o los deseos de la familia, pues estas pueden elegir entre las distintas gamas y aumentar o disminuir así el coste de los servicios complementarios, por ejemplo.

¿A dónde va a parar el dinero?: psicólogos, traslados y asistencia 24 horas

Pero, como recuerdan los expertos, a los anteriores hay que sumar otros gastos, como las esquelas, el coche fúnebre, la preparación del cuerpo y, sobre todo, el personal. Según el último informe Radiografía del sector funerario de la Panasef, el 56,7% del coste va a parar a traslados, a la asistencia 24 horas -también psicológica-, a las gestiones administrativas y médicas, a la tanatoestética y a la tanatopraxia, entre muchos otros.

"Y a esto se le añade lo que nosotros llamamos 'complementarios'", como los certificados, las tasas, las coronas o la lápida, por ejemplo, explica el secretario general de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios, Alejandro Quinzán. "Es un servicio muy completo y complejo en el que, en apenas un día, toman parte nueve o diez agentes económicos distintos", añade. El destino final, es decir, la cremación o el cementerio, solo es responsable del 16,5% del coste.

Ante estos datos, y aunque se tiende a pensar que las funerarias ganan mucho dinero, opina igualmente Pozo, "tenemos que recordar que hay muchísimas familias que viven de esto y que son empresas que están abiertas las 24 horas de los 365 días del año". Empresas que son esenciales para muchas personas para afrontar el duelo de la pérdida de un ser querido y que también se están viendo afectadas por el aumento del precio de la energía.

La inflación y el IVA, los retos del sector funerario

El incremento del precio de la electricidad y del gas también ha dado un duro golpe al sector funerario, cuyos hornos funcionan durante horas solo para cremar a una persona y cuyos establecimientos deben permanecer siempre disponibles, con un consumo permanente de calefacción o aire acondicionado. Sin embargo, "de momento se está aguantando", asegura al respecto Quinzán.

Comparte esta opinión sobre la resistencia del sector el presidente de Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios, Fernando Alcón, quién califica como "mínimo" el aumento de sus precios. Lo cierto es que el Instituto Nacional de Estadística apunta que han subido un 2,5% durante 2022. Porcentaje lejos del 72,7% de los combustibles líquidos, el 62,1% de los aceites o el 10,9% de alimentos básicos como el arroz.

No obstante, la inflación no es el único reto al que se enfrenta el sector funerario. Bajar el 21% de IVA es desde hace años su principal reclamación. Los expertos defienden que forman parte del último eslabón "esencial" de la cadena sanitaria. Son ellos los que tratan el cuerpo de los fallecidos, se comunican con las familias y hacen los homenajes siguiendo sus deseos. "Un funeral no es un bien de lujo, es un servicio básico", pese a que el IVA no lo refleje, sugiere el secretario general de Panasef.

Por ahora, y pese a todo, los profesionales de los servicios funerarios dicen encontrase "a la espera". Quieren observar cómo se desarrollan los próximos meses del año y ver el rumbo que toman la escalada de precios y la crisis energética. Pero, si los costes siguen subiendo y el IVA no se reduce al 4%, "habrá cambios y habrá que tomar medidas".