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Elena López Riera: "Cierta industria de cine de autor se está volviendo mucho más convencional que algunas series"

  • Estrena El agua, un original retrato de la adolescencia y miedos atávicos ambientada en Orihuela
  • Participada por RTVE, se estrena el 4 de noviembre en cines tras pasar por el Festival de Cannes

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'El agua': Elena López Riera descubre la adolescencia y los miedos atávicos de Orihuela

Hablar del gran año del cine español se está convirtiendo en un lugar común que amenaza con desgastar una realidad, ya incuestionable, a la que se suma además una última remesa de brillantes estrenos durante este otoño. El agua, de Elena López Riera, es uno de ellos: una original combinación de realismo y fantasía con toques de documental que ya dejó buen sabor de boca en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes que es una de las grandes óperas primas de 2022.

Ambientada en Orihuela y las crecidas del río Segura, El agua retrata a una adolescente (la debutante Luna Pamies) sobre la que pesa, como el destino de una tragedia griega, una vieja creencia popular que sostiene que algunas mujeres desaparecen en cada inundación porque tienen "el agua dentro" y el río las llama a sus profundidades. Bárbara Lennie y Nieve de Medina interpretan a la madre y abuela de la protagonista.

Reconocida cortometrajista, López Riera (Orihuela, 1982) parte de otro lugar común, el debut con un argumento de ‘paso a la madurez’, para deconstruirlo con una atmósfera original. Parte de su biografía –el deseo adolescente de huir hacia una gran ciudad- para reflexionar sobre la presión sobre la juventud y el peso del patriarcado.

'El agua', estreno 28 de octubre

“Soy de Orihuela, he pasado media vida allí y desde pequeña me he criado con esas historias. He pasado muchas tardes aburrida con mi abuela, con mi madre, con mis tías, con mis vecinas. El miedo atávico que hay en esa región al agua viene de mi abuela materna”, explica en una entrevista con RTVE.es.

¿Hasta qué punto moldea ser de Orihuela? “En todo. Si no fuera de allí no habría querido salir tan joven. Creo que la idiosincrasia levantina y fenicia de la que procedo, si algo nos caracteriza es que somos la antítesis de lo minimal, la tendencia al barroquismo. Y le pasa lo mismo a la película: es muy fenicia porque es muy heterogénea”.

Imagen de 'El agua' © Laia Lluch

Pese a su aire atemporal, El agua también retrata algo generacional de los adolescentes actuales. “Hay una gran desesperanza. Por eso la primera escena de la película están en un canal, tienen un muro delante. Son la generación COVID, han estado dos años sin ir al instituto. Tienen una falta de horizontes total con las crisis económicas y el cambio climático. Lo que me da esperanza es que han encontrado disidencia en la sexualidad, en las cuestiones de género y en la ecología”.

El cine de Lopéz Riera entronca más con el actual cine francés de cineastas como Mati Diop o Léa Mysius, que busca imbricar realismo y fantástico, que con la corriente hipernaturalista que lidera Carla Simón en España. “He vivido muchos años en Francia y me identifico mucho más con el cine antinaturalista, que en Francia ya hacía Jean Vigo en los años 30. Es la familia del cine que me interesa y me nutre más que compañeras que tienen otra tradición, que también es superinteresante”.

La directora Elena López Riera

La directora Elena López Riera EFE/David Fernández

Además de su reconocido trabajo como cortometrajista, la cineasta ha trabajado como programadora en diversos festivales (Sevilla entre ellos) y opina que el cine de autor mundial debe asumir más riesgos. “En cuestión de innovación, y sinceramente me parece un poco triste, creo que cierta industria de cine de autor se está volviendo mucho más convencional que algunas series. Euphoria, por ejemplo, es una de las cosas más innovadoras en términos de lenguaje que he visto últimamente”, dice. "No tengo nada contra las plataformas y tenemos que terminar con lo de abroncar a la gente por ir al cine, aunque yo prefiera la pantalla grande".

Imagen de 'El agua' © Laia Lluch

Pero donde sí conecta con su generación española es en el retrato de territorios poco explorados, que está resultando especialmente fértil. “Ya era hora de contar historia de otros lugares, es una evolución normal de la sociedad que permite que otro tipo de perfiles socioeconómicos accedan a hacer cine. Carla Simón (Alcarràs), Chema Garcia Ibarra (Espíritu Sagrado) o Luis López Carrasco (El año del descubrimiento) somos amigos y tenemos muchos intercambios”, celebra.

Y defiende que esas voces tan distintas ratifican el buen momento del cine. "Esa diversidad que está ocurriendo, con gente más o menos de la misma edad, significa que el cine español está madurando mucho y que podemos convivir haciendo cosas diferentes".