Atrapados por las renovables
- La avalancha de proyectos de energía renovables ha provocado un embudo en las administraciones
- El entorno rural está en guerra: agricultores y ganaderos temen perder su forma de vida
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¿1.200 euros o 14 euros? En Espinosa de la Ribera, León, esta pregunta ha acabado con la paz del pueblo. Las empresas eléctricas se han fijado en su territorio para instalar placas solares. Y ahí es donde ha empezado la guerra. Las tierras son comunitarias, de uso público, y es la Junta Vecinal, una representación de los 170 vecinos empadronados, la que gestiona estas tierras.
Hasta ahora las dedicaban a uso agrícola, y los agricultores pagaban 14 euros por hectárea y año, pero ahora la tentación de las eléctricas pisa fuerte: ofrecen a partir de 1.200 euros por hectárea y año.
'En Portada' ha escuchado todas las voces: la de los afectados por estos proyectos de energía renovable, la de las empresas eléctricas y la del Ministerio de Transición Ecológica a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Placa a placa… a la caza de terrenos
Hace meses celebraron una votación en el pueblo y, por inmensa mayoría, decidieron alquilar las tierras a las eléctricas para que les pongan una planta fotovoltaica y recibir dinero “para beneficio de todos y no de unos pocos”.
A la familia Álvarez Campillo, que se dedica a la agricultura, se le ha caído el mundo encima. Sería su ruina. Les han comunicado que tienen que abandonar las tierras pronto. Y no es tan fácil irse a otras porque todos los pueblos de alrededor están pasando por el mismo proceso y, además, en este terreno, han invertido "millones para nutrirlo, limpiarlo, prepararlo para cosechar" y, ahora que "está en su mejor momento", se lo quitan.
“El pueblo se muere. La única manera de seguir es con el dinero de las placas fotovoltaicas“
Ya no hay relevo generacional, explica Rafael Valcárcel, Presidente de la Junta Vecinal de Espinosa de la Ribera. “El pueblo se muere. La única manera de seguir es procurando becas para los niños que nazcan en el pueblo, puestos de trabajo para sus padres y un bienestar que ahora mismo aquí no tenemos. Y esa sería la idea principal con la que nosotros intentaríamos cambiar el futuro del pueblo. Y eso nos lo daría el dinero de las placas fotovoltaicas”.
“Nos están arrebatando una forma de vida”
La Junta de Castilla y León ha protegido las tierras de regadío, pero las de secano aún no. Jorge Álvarez cultiva cereal de secano. De momento este tipo de terrenos sin riego no tiene restricciones para las eléctricas.
“Me daría pena que estos campos se utilizasen para un tema industrial“
Jorge ha sembrado colza. En la última cosecha recogió alrededor de 3.000 kilos por hectárea. "Una cantidad muy importante", según Julio del Río, de la empresa LG, que lleva cinco campañas de ensayos de semillas en esta zona. Del Rio asegura que le daría pena "que estos campos que sacan una buena rentabilidad se utilizasen para un tema industrial”.
El abogado de la familia de agricultores, Carlos González Antón, asegura que es "una lucha muy desigual" y que los pocos agricultores que quedan "se ven sometidos a una presión enorme" porque se les achaca que son "enemigos del desarrollo del pueblo".
“Nos hemos encontrado con que las pequeñas empresas están a la sombra de grandes eléctricas“
Pasa algo parecido en las comarcas de la Sierra de la Culebra, en Zamora. Allí José Manuel Ballesteros Carrascal, ganadero y agricultor de Tábara, siente que les están arrebatando una forma de vida: “aquí vivíamos con una tranquilidad, con nuestro ganado, nuestra agricultura y, de repente, nos hemos encontrado que pequeñas empresas que están a la sombra de grandes eléctricas y de grandes fondos de inversión, están intentando conseguir tierras de propietarios con contratos leoninos y enmascarando muchas cosas que hay detrás y que no nos están contando a los propietarios de las fincas”.
Cambios en el mundo rural y en el paisaje
“No conozco a nadie que se haya venido a vivir aquí porque disfruta del paisaje. A nadie“
La transición a las energías renovables supone cambios en el mundo rural y en el paisaje, que no todos están dispuestos a aceptar. Pero en muchos pueblos de Castilla y León lo ven como una oportunidad para recuperar vida. “Yo no conozco a nadie, explica Rafael Valcárcel, Presidente Junta Vecinal de Espinosa de la Ribera, que se haya venido a vivir aquí porque disfruta del paisaje. A nadie".
"Esos vienen el fin de semana y pretenden que yo viva toda la semana en la Edad Media, para que cuando ellos vienen el domingo a darse un paseo, esto esté todo como si aquí no existiéramos los demás. ¿Cómo vamos a ir el domingo a comer la tortilla o a dar un paseo -vestidos como para subir al Himalaya, donde vamos con las alpargatas nosotros- y va a haber placas solares? ¡Qué atentado paisajista! Eso no tiene un pase, eso no tiene un pase”, concluye.
“El impacto paisajístico no va a ser ver molinos o placas, va a ser ver bosques totalmente calcinados“
Es que "el impacto paisajístico no va a ser ver molinos o ver placas", afirma Joan Groizard, Director-General IDAE, del Ministerio de Transición Energética. "Va a ser -añade- ver bosques totalmente calcinados, porque los incendios forestales van a ser mucho más frecuentes". Groizard explica que no podemos seguir manteniendo la postura de "es mi monte, es mi paisaje, es el entorno al que estoy acostumbrado, y no quiero este tipo de cambio".
"Esa parte del debate tenemos que superarla cuanto antes, porque es que, si no, no vamos a ver el parque fotovoltaico, pero es que tampoco vamos a ver el lago y el ave migratoria porque se habrán extinguido. O vamos a dejar de ver incluso ese monte, porque se habrá quemado varias veces por culpa de la crisis climática”, argumenta el representante del ministerio.
La cordillera Cantábrica, llena de eólicos
La implantación de eólicos en las cumbres de la cordillera cantábrica ha tenido respuesta en vecinos de la zona, que consideran que las grandes empresas eléctricas se aprovechan de que son territorios poco poblados con muy poca respuesta social. Por eso, se han unido en plataformas para luchar contra los macroproyectos energéticos renovables. Es el caso, por ejemplo, del Fondo Jurídico para la Defensa de la Cordillera Cantábrica (FDJCC), que de siete complejos eólicos denunciados, tres han sido paralizados judicialmente.
“No sabemos si en diez años habrá un molino en cada cumbre“
En el noroccidente asturiano hay 521 molinos eólicos instalados. Hay unos 24 parques en tramitación lo que equivaldría a un aumento de 482. “No sabemos si en diez años, de todas estas vistas que tenemos ahora, habrá un molino en cada cumbre”, plantea Astrid Lema, de la Plataforma Xente de Noroccidente de Asturias.
“Nosotros lo que defendemos -explica- son los modelos distribuidos donde la producción sea local, comunitaria, horizontal. Donde haya una cercanía siempre de las fuentes de producción energética a los centros de consumo, y donde esté muy bien dimensionado y estudiado qué necesidades tiene una población y así dar respuesta a estas necesidades de una forma local”.
Sobre Taramundi, Asturias, pueblo conocido como la cuna del turismo rural, planean nueve proyectos con 45 aerogeneradores. A los hosteleros y empresarios de la zona les preocupa que las renovables sean una invasión que acabe con su economía, la que tanto les ha costado impulsar desde hace 25 años.
La planta Núñez de Balboa, en los tribunales
La Núñez de Balboa es una de las plantas más grandes de Europa. Pertenece a Iberdrola y está ubicada en las localidades de Usagre e Hinojosa del Valle, en Badajoz. Esta levantada en terreno de tres propietarios. Con dos de ellos se mantiene un contrato de alquiler, pero con el otro, que quiso renegociar con Iberdrola las condiciones al sentirse engañado, se llevó a cabo una expropiación.
El Tribunal Superior de Justicia de Extremadura dictó un fallo declarando nula la expropiación y, por tanto, ordenando la devolución del terreno a su propietario. Lo que supondría el desmantelamiento de más de la mitad de la planta. Iberdrola está convencida de que en ningún caso se va a desmantelar y ha presentado un recurso ante el Tribunal Supremo. Ahora se está a la espera de la ratificación o no de la sentencia.
Mientras tanto, el propietario de la finca en litigio, Santos Lázaro Arias, denuncia que sufre presiones desde que se hizo pública la sentencia. Durante el puente de Todos los Santos la nave donde guarda sus tractores y otra maquinaria ha sufrido un incendio. Esta construcción se encuentra en el terreno donde tiene las placas solares objeto de la disputa judicial. La Guardia Civil de Llerena investiga el caso de este incendio aparentemente provocado en la zona de Usagre.