La Hermandad de la Macarena exhuma los restos del general franquista Queipo de Llano en Sevilla
- Durante la noche se ha procedido a retirar los restos del general, que llevaba 71 años en el templo
- También se ha exhumado a Francisco Bohórquez Vecina, coronel del levantamiento militar de 1936
Los restos del general Gonzalo Queipo de Llano han sido exhumados de la basílica de la Macarena de Sevilla, tras 71 años reposando allí, en aplicación de la ley de Memoria Democrática, que también ha determinado la exhumación en el mismo templo de los restos mortales del general Francisco Bohórquez Vecina.
A las 2:20 horas de este jueves salían de la basílica de la Macarena de Sevilla los restos mortales del general franquista Gonzalo Queipo de Llano, responsable de 45.000 fusilamientos, y de su esposa Genoveva Martí, con lo que culminaba una operación, que se ha desarrollado en poco más de cinco horas.
Horas antes, a las 23:51 horas del miércoles, otro coche fúnebre ha sacado del templo al auditor de guerra y responsable de la ejecución de sentencias con aplicación de bando de guerra Francisco Bohórquez Vecina, enterrado también en la basílica sevillana.
Familiares de ambos militares y operarios para los trabajos llegaron a las 21.00 horas de la noche del miércoles al templo sevillano para las exhumaciones.
Proclamas y aplausos en honor a las víctimas
Cuando se abrían a esa hora las puertas de la basílica y salía el coche fúnebre, en el exterior del templo solo había una veintena de informadores -entre redactores, cámaras de televisión y fotógrafos- un par de vecinos del barrio y una emocionada Paqui Maqueda, presidenta de la asociación memorialista Memoria Nuestra, además de unos veinte familiares de Queipo que habían asistido a la exhumación.
El silencio de ese momento solo fue roto por unos tímidos aplausos de los familiares y un grueso insulto a Paqui Maqueda que no se sabe bien de donde venía.
Ante ello, Maqueda ha comenzado a gritar "honor y gloria a las víctimas del franquismo. Se acaba la impunidad y se salda una deuda histórica", proclamas que ha repetido insistentemente, hasta desaparecer de la escena los familiares de los militares.
La Macarena pide ser dejada al margen de polémicas
La Hermandad de la Macarena ha pedido ser dejada "al margen de cualquier polémica ideológica y política" en el caso de la exhumación de los restos de Queipo de Llano.
En un comunicado emitido esta madrugada, la Hermandad indica que la exhumación "se ha realizado en la más estricta intimidad y con absoluto respeto a los familiares presentes, procedimiento que ha contado con el consentimiento de ambas familias". Ya exhumados los restos mortales y entregados a sus familiares, la Hermandad "pide respeto para las familias al ser ahora un asunto perteneciente al ámbito privado e íntimo de los descendientes".
Del mismo modo, reclama "ser dejada al margen de cualquier polémica ideológica y política ajena a los fines de la misma y a su condición de asociación de fieles católicos", a la par que reclama "desaparecer del foco mediático por este asunto ya resuelto".
Incide en la petición de que "nadie la utilice con intereses partidistas, políticos o ideológicos", y reitera su compromiso "con las leyes en un estado democrático", para sostener que han sido numerosos los estudios e informes jurídicos que "motu propio ha venido solicitando constantemente y que coincidían en situarla siempre dentro de la legalidad vigente".
En cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática
El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, ya había explicado que tras remitir su departamento una carta a la hermandad con el citado requerimiento, mantuvo una conversación telefónica con el hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, quien según sus palabras mostró su "total sintonía" con la carta.
Las exhumaciones se han hecho en cumplimiento de la nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática, que entró en vigor en octubre de este año y establece que "los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra o la Dictadura".
La Hermandad de la Macarena ya había anunciado que los restos de Queipo de Llano, de su mujer, y del general Francisco Bohórquez iban a salir de la Macarena en noviembre para cumplir la nueva ley de Memoria Democrática, que entró en vigor en octubre.
Ni la Hermandad ni ningún organismo oficial había comunicado que las exhumaciones se iban a llevar a cabo este jueves. De hecho, la basílica permaneció abierta al culto con normalidad y a las nueve de la noche, ya cerrada, fue cuando llegaron los operarios y los familiares de Queipo y de Bohórquez, además del forense y de algún representante gubernativo.
Queipo de Llano, dirigente de la sublevación de 1936
Los restos mortales de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, que fue conocido durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra como el “virrey de Andalucía”, dirigente de la sublevación de 1936 y responsable de la represión en Andalucía en fechas posteriores, llevan inhumados en la basílica desde el día siguiente de su muerte, el 9 de marzo de 1951.
Queipo de Llano había nacido en febrero de 1875 en Tordesillas (Valladolid) y como militar le tocó vivir el desastre de 1898 en Cuba y la guerra de Marruecos, donde dio muestras de su ardor guerrero.
En 1923, con casi 50 años, fue ascendido a general de brigada. Apoyó en principio al dictador Miguel Primo de Rivera, pero sus posteriores críticas a su gobierno le valieron su traslado a la reserva.
Proclamada la República, fue nombrado capital general de Madrid y se convirtió en uno de las personalidades militares de la democracia, asumiendo como propios los valores republicanos. Más tarde fue nombrado jefe del cuarto militar del presidente Niceto Alcalá Zamora, del que llegaría a ser su consuegro.
Colaboró y lideró junto con los generales Emilio Mola, Francisco Franco y José Sanjurjo el golpe militar contra el Gobierno democrático. Lo dirigió desde su destino en Sevilla y lideró una fuerte represión a partir de julio de 1936. Fue responsable del fusilamiento de más de 45.000 personas. El escritor hispano-irlandés Ian Gibson le acusó en su biografía de Federico García Lorca de ordenar además el fusilamiento del poeta granadino.
Durante esa época, fueron famosas sus proclamas a través de la radio como jefe del Ejército del Sur y durante la guerra actuó cuasi como un dictador, con casi total independencia del resto de los golpistas. Ascendido a teniente general tras el triunfo franquista, fue perdiendo poco a poco predicamento y confianza de Francisco Franco, que lo relegó.
Murió el día 9 de marzo de 1951 en su propiedad del término de Camas (Sevilla), que le había regalado el Ayuntamiento de Sevilla por suscripción popular. Fue enterrado al día siguiente en la Basílica de la Macarena en la capital hispalense.
Bohórquez, hermano mayor de la Hermandad de la Macarena en la Guerra Civil
El general Francisco Bohórquez Vecina nació en Ubrique (Cádiz) en 1893, hijo de un médico que fue alcalde de la localidad, y fue el hermano mayor de la Hermandad de la Macarena que erigió la basílica sevillana en su sede actual, de ahí que su enterramiento se efectuara en el baptisterio del templo.
Estudió el bachillerato en Cádiz y Derecho en Madrid y tras el levantamiento militar de julio de 1936, como coronel, fue colaborador del general Gonzalo Queipo de Llano, a cuyas órdenes trabajó en Sevilla como auditor de guerra, organizando los servicios jurídicos militares y dando curso a los decretos militares y a las ejecuciones sumarias durante la Guerra Civil.
Presidió la Obra Nacional de Construcción de Casas para Inválidos, Empleados y Obreros de Sevilla, iniciativa social de Queipo de Llano en la inmediata posguerra.
Fue hermano mayor de la Hermandad de la Macarena en plena Guerra Civil, ya que ejerció ese cargo entre 1938 y 1942, y entre 1946 y 1955. Además de ser el artífice de la actual Basílica de la Macarena -el anterior templo fue quemado en los primeros días de la guerra-, se empeñó en extender por Iberoamérica la devoción a la Virgen de la Macarena.
Murió en 1955, cuando contaba con 62 años y tenía el rango de general de división.