Las comunidades de vecinos se plantan ante los precios del gas: "Este invierno no encendemos la calefacción central"
- Las comunidades de vecinos temen no poder hacer frente al pago de las facturas ante los elevados precios
- Los administradores de fincas denuncian estar "desbordados": "Muchos están cogiendo bajas por ansiedad"
Los 21 propietarios de un edificio de viviendas en el barrio de Arganzuela de Madrid decidieron el pasado mes de octubre suspender el servicio de calefacción hasta final de año. “La previsión de gasto para este año, por el mismo consumo, se multiplicaba por cuatro respecto a 2020”, explica a RTVE.es el administrador de fincas de Ofiserco Gestión, Francisco Barrionuevo. Por si fuera poco, cada vecino deberá asumir en los próximos meses una derrama de “varios miles de euros” para hacer frente a una orden de ejecución del Ayuntamiento de Madrid, que es “inexcusable”. “A la mayoría les resultaba imposible hacer frente a ambos desembolsos y tuvieron que decidir”, añade.
Previamente, en otra comunidad de vecinos de Logroño acordaron no encender la calefacción central por el previsible aumento del coste del gas y las deudas que algunos residentes tienen con la comunidad: según sus cálculos, el recibo se les dispararía a 500 euros mensuales por vivienda. "Se informa de que por acuerdo tomado en Junta de vecinos, este invierno 2022-23 no se va a poner la calefacción", rezaba un cartel informativo en el edificio. En esta ocasión, la medida se prolongará todo el invierno.
No se trata de casos aislados. Las comunidades de vecinos con calefacción central llevan semanas reuniéndose para tomar medidas de cara al invierno, con el fin de poder hacer frente a los elevados precios del gas y los combustibles sin perder el confort de años anteriores. “La decisión no se tomó por unanimidad porque cada vivienda mira su bolsillo: unos prefieren recortar en ocio y no pasar frío en casa, pero otros no pueden asumir este gasto extraordinario porque su pensión difícilmente les permite llegar a fin de mes”, asegura Barrionuevo.
Lo cierto es que la calefacción central se ha convertido en una auténtica pesadilla para los casi 1,7 millones de hogares que cuentan con este sistema en sus comunidades. Los altos precios del combustible y del gas han disparado sus facturas desde que comenzó la crisis energética y amenazan con superar todos los registros este invierno, ante la incertidumbre por el desarrollo de la guerra en Ucrania.
“Si mantenemos el confort y no aplicamos ningún tipo de medida con respecto al uso que se hacía de la calefacción central el pasado año, los gastos se van a duplicar en el caso de las calderas de gasoil y a quintuplicar si hablamos del gas: si pagabas 100 euros al mes de calefacción con gas, este año se convertirán en 500; y, si pagabas 300, vas a pagar 1.500 euros mensuales”, advierte a RTVE.es el presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAFE), Pablo Abascal.
La TUR de Ahorro Vecinal supondría un ahorro de 900 euros
Para combatirlo, el Gobierno ha puesto en marcha una nueva tarifa regulada del gas, la conocida como TUR de Ahorro Vecinal, que limita los precios del mercado y permitirá recortar la factura mensual hasta un 50 %. Según los cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), esto se traduce en un ahorro medio de casi 800 euros por vecino y año, que puede llegar hasta los 1.500 euros en función de la oferta de la comercializadora en el mercado libre.
“Es una medida que llevábamos tiempo peleando y que por fin hemos conseguido que se aplique, aunque está sujeta al cumplimiento de unos determinados requisitos”, sostiene Abascal. Entre ellos, las comunidades beneficiarias deberán instalar en cada vivienda contadores individuales de calefacción o repartidores de costes antes del 30 de septiembre de 2023; además, el consumo de gas deberá situarse en la media de los cinco años anteriores. De no hacerlo, se les aplicará un recargo del 25 %. Por último, las comunidades tendrán que haber pasado la inspección de eficiencia energética y estar al día la revisión de la caldera.
Sin embargo, la nueva tarifa para comunidades con calefacción central nace con “muchas lagunas”, sostiene el administrador de fincas de Ofiserco Gestión. Para Barrionuevo, el “principal inconveniente” pasa, precisamente, por la obligatoriedad de instalar los contadores individuales en cada vivienda.
“Resulta que el coste de la implantación de estos dispositivos es muy superior al ahorro y no será amortizado hasta dentro de varios años”, explica. De hecho, asegura que varias de las comunidades de vecinos que gestionan ya han rechazado su implantación porque “existe el riesgo de que el consumo se incremente este invierno, por ejemplo, porque sea más frío, con la penalización que ello conlleva”. “Y eso sin contar que el informe de eficiencia energética puede resultar negativo, lo que puede obligar a hacer una adecuaciones que a lo mejor no contemplas tampoco en este momento”.
El administrador también critica que, en aquellas comunidades que sí se han planteado cambiar de tarifa, se han encontrado con multitud de trabas por parte de las comercializadoras, algo que ya están estudiando desde el Gobierno. “A día de hoy es imposible contratar la TUR de Ahorro Vecinal, las compañías no tienen aún los programas, ni los procesos, ni sus sistemas preparados”, señala. “Además cobran una penalización del 5 % por el cambio, que tampoco está claro si se aplicaría sobre lo que falta por cumplir del contrato o sobre el consumo estimado”, afirma.
Otras alternativas: restricciones de horario y de temperatura
Ante estas dificultades y el temor a pasar el invierno sin calefacción, otras comunidades de vecinos han optado por tomar soluciones “menos drásticas”, como restricciones de horario y temperatura. “En muchas comunidades era frecuente tener encendida la calefacción una media de 10 horas, en algunos casos 12 y, ahora, ante los elevados precios, se está acordando recortar el horario y dejarlo entre 6 y 8 horas”, apunta a RTVE.es José Ángel Gómez, de la compañía de Administración de fincas Inmho, con sede en Aragón.
En su opinión, “en muchos casos el uso que se hacía de este servicio era excesivo, con muchas horas y temperaturas disparatadas, que se solucionaban abriendo ventanas, es decir, tirando la energía y el dinero por la misma”. Por ese motivo, cree que “esta situación va a ayudar a racionalizar el uso de la calefacción”. “Teníamos instaurada la cultura del derroche”, añade.
“Ahora tienen miedo por esta nueva temporada de calefacción“
También en la comunidad que gestiona Javier Espín, en el barrio de Vallecas en Madrid, han decidido recortar los horarios de uso de la calefacción. En este caso, a cuatro horas diarias. “Este edificio tenía una deuda con la comercializadora de gas del año pasado de 20.000 euros y han logrado a mes de septiembre pagarla, pero ahora tienen miedo por si en esta nueva temporada de calefacción vuelve a suceder lo mismo”, nos cuenta.
Por este motivo, y con el objetivo de evitarlo, “los vecinos llevaron a Junta la posibilidad de ni tan siquiera encender la calefacción, pero finalmente se acordó encender solamente cuatro horas, dando la potestad a la Junta de Gobierno de regularlo en función de la temperatura exterior”, añade el experto de Tu finca administradores.
"Muchos administradores están cogiendo bajas por ansiedad"
Lo cierto es que el peso de todas estas gestiones recae sobre los administradores de fincas, que denuncian sentirse “desbordados” ante el aluvión de convocatorias de reuniones de vecinos que buscan in extremis la forma de ahorrar en la factura de los próximos meses. “En nuestro colectivo hay mucha gente de baja por estrés y ansiedad porque no estamos capacitados para atender a clientes que no están bien emocionalmente, ni preparados para atender todas sus peticiones”, apunta el presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas.
Abascal no solo se refiere al momento actual, enmarcado en una espiral alcista de los precios de las materias primas, sino también al “complicado momento” que se vive desde la irrupción de la COVID-19. “Hay un exceso de crispación entre los vecinos (...) por enfermedad, por pérdida de familiares, situaciones laborales complejas o insuficiencia económica y, claro, descargan en nosotros”, denuncia.
La necesidad de mejorar la eficiencia energética de los edificios
Ante este contexto, los expertos consultados recomiendan acogerse a la tarifa regulada en la medida en que sea posible; retrasar el encendido de la calefacción “si las condiciones meteorológicas lo permiten”; reducir al menos dos grados la temperatura de la instalación; o colocar sondas en el exterior del edificio que detecte con mayor precisión la temperatura para que se encienda la calefacción “cuando sea estrictamente necesario”.
Asimismo, hay otras medidas que no son inmediatas, pero que resultan ser las más eficaces para luchar contra los altos precios de las materias primas: la rehabilitación de los edificios. Y es que el 80 % del parque inmobiliario español es ineficiente y es el responsable de la emisión del 40 % de gases de efecto invernadero y del 30 % del consumo de energía. “Ahora hay una oportunidad única para que los ciudadanos rehabiliten ese parque inmobiliario español tan ineficiente gracias a las ayudas del Gobierno”, apunta Abascal, algo que no solo tiene beneficios en el bolsillo de las familias, sino también “en la salud y el confort”.
El primer paso es actuar sobre la "envolvente térmica", es decir, la fachada, la ventana o los techos, lo que puede reducir la demanda de energía en invierno entre un 30 % y un 40 %. Otra línea de actuación pasa por renovar las antiguas calderas de carbón o gasóleo y sustituirlas por otras más modernas, lo que proporcionaría un ahorro de hasta un 30 %. Y en el último peldaño se encontraría la instalación de energía renovable, algo que los nuevos edificios ya deben incorporar obligatoriamente en el caso de las calderas.
“Hacer una inversión en estos momentos para mejorar el aislamiento térmico o instalar energías más limpias, por ejemplo, puede ser subvencionado hasta un 80 % del coste total”, apunta el experto, quien lamenta el “retraso” en unas actuaciones que podrían haberse puesto en marcha “hace 20 o 25 años”, como sucedió en gran parte de los países europeos.
Si bien, de momento y ante los primeros coletazos del otoño, los edredones, las mantas o los pijamas son actualmente los productos preferidos para ahorrar en calefacción este invierno, tanto que estos meses se están duplicando las ventas con respecto al año pasado.