Enlaces accesibilidad

Las barreras "invisibles" de la escuela para los niños con autismo: "Sufren mucho más estrés y ansiedad"

  • El 43% de los alumnos con autismo pasa el recreo en soledad, según el último informe de la Confederación Autismo España
  • Los profesionales advierten que los menores necesitan un apoyo constante en las aulas que escasea

Por
Una niña camina por un colegio con una mochila
Una niña camina por un colegio con una mochila

La escuela no siempre está pensada para todos, y menos para quienes se encuentran dentro del espectro autista. Más de dos décadas después de que la LOGSE reconociese por primera vez el concepto de “alumnos con necesidades educativas especiales” y su derecho a asistir a centros ordinarios, la inclusión sigue siendo una asignatura pendiente en algunos colegios. "Sus necesidades son invisibles", asegura la presidenta de la Asociación para la Inclusión de Personas con Autismo (AIPA), Antonia Atienza.

El 47% de los profesores cree que el sistema educativo ordinario, el que cursa más del 80% de los alumnos con autismo, no está todavía lo suficientemente preparado para acogerlos. Así lo asegura el último informe de la Confederación Autismo España sobre la situación del alumnado con trastorno del espectro del autismo en nuestro país, que recuerda cómo las múltiples barreras a las que se enfrentan en las escuelas les hace ser uno de los colectivos más vulnerables frente al fracaso y el abandono escolar temprano.

La falta de formación especializada de los docentes y las limitaciones de los modelos educativos son solo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan los estudiantes con autismo, quienes también presentan dificultad para establecer relaciones con el resto de los compañeros y son habitualmente un "blanco fácil" para el acoso escolar, apunta el psicólogo de la asociación Conecta, Francisco Entío. Problemáticas que suelen conllevar que sufran "mucho más estrés y ansiedad que sus pares no autistas", señala por su parte la presidenta de AIPA.

El 43% de los alumnos con autismo pasa el recreo en soledad

Uno de cada 100 niños tiene autismo a nivel mundial. En nuestro país son 60.198 estudiantes, "aunque todavía muchos no están identificados en las estadísticas", advierte el informe Situación del alumnado con trastorno del espectro del autismo en España. De ellos, el 32% de los chicos y el 37% de las chicas sufren acoso relacional, siendo el más común la exclusión.

La participación social es una dimensión clave de la inclusión educativa y, contra el prejuicio habitual, muchas personas con autismo sienten interés por sus iguales y desean sentirse parte de un grupo. Pero por desgracia, la imagen de niños con autismo solos en el patio del recreo, asilados, "es una realidad en muchos centros educativos", explican a RTVE.es desde AIPA. Concretamente, un 43% pasa el recreo en soledad, y solo el 14% queda fuera de la escuela con sus compañeros.

Necesitan un mediador que les ayude a interactuar

Para el psicólogo Francisco Entío, el aislamiento de los alumnos en el espectro autista puede deberse a sus intereses "peculiares", que no son habituales en los niños neurotípicos, quienes tienden a jugar a actividades más populares como el fútbol. Como tienen dificultades para relacionarse, tampoco son capaces por sí mismos de encontrar a un compañero que comparta su interés. "Necesitan un mediador que les ayude a interactuar", y los maestros que están de cuidadores en los recreos no tienen tiempo, asegura.

Solo el 63% de los estudiantes con autismo tiene amigos en su aula, según el informe de la Confederación Autismo España. Frente a este dato, los expertos proponen la creación de "patios inclusivos" o dinámicos, una iniciativa que busca hacer del recreo un entorno "más seguro y menos caótico". Se trata de adaptar el juego libre a las necesidades de otros niños que precisan estructuración, rutina y apoyo "para fomentar la comunicación y la participación", explica la profesional de la salud mental Paloma Contreras.

En cualquier caso, la presidenta de la Asociación para la Inclusión de Personas con Autismo recuerda que cada niño es diferente, por lo que es necesario analizar cada caso y actuar en función de sus necesidades. "Podría deberse a que están tan estresados por el esfuerzo que realizan para seguir el ritmo del aula que necesitan algún tiempo para desconectar y bajar su nivel de ansiedad", por lo que pasar un tiempo del recreo en soledad sería solo una forma de alejarse de las exigencias del entorno.

El día a día de un niño con autismo: las barreras que frenan la inclusión

Los alumnos con necesidades educativas especiales tienen derecho a acudir a una escuela ordinaria. En 1990, la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) viró drásticamente desde la segregación (separación por centros) hacia la integración, un concepto que hoy día ha evolucionado hasta la inclusión. Este último supone que la escuela debe adaptarse a las necesidades de todos los estudiantes. Sin embargo, las personas con autismo aún encuentran barreras en cosas tan básicas como la accesibilidad de los espacios, el currículo y los métodos de enseñanza y de evaluación.

Los estudiantes en el espectro autista se enfrentan diariamente a barreras a nivel sensorial que para las personas neurotípicas pasan desapercibidas. Ruidos como las sirenas de colegios y el murmullo de los patios pueden desencadenar una sobreestimulación sensorial, pero también la ruptura de las rutinas por eventos inesperados como la ausencia de un profesor puede provocarles ansiedad. Para afrontar todo esto, necesitan una figura constante de apoyo, reclaman los expertos entrevistados.

Los niños con autismo también pueden tener dificultad para seguir las indicaciones de los profesores, hacer las tareas en el tiempo establecido o comprender situaciones o emociones. "Necesitan que se les proporcionen estrategias de autorregulación, ajustes en los tiempos de trabajo y ritmo escolar para que estén en mejores condiciones de aprender y participar", aclara Atienza. Mientras que los estudiantes neurotípicos son fácilmente conscientes de reglas implícitas como pedir permiso para salir de clase, para quienes tienen necesidades educativas específicas son un mundo que requiere ayuda.

Sin embargo, uno de los grandes problemas en las aulas es la falta de apoyos para atender a los alumnos con necesidades especiales. Aunque la mayoría del personal docente está implicado e incluso se autofinancia la formación especializada, tienen "serias dificultades" para atender los ratios de alumnos, añade Atienza. Deberían disponer de especialistas en las clases, pero se encuentran muchas veces solo con la ayuda de voluntarios de asociaciones desbordadas como Conecta, que ha tenido que dejar de atender llamadas. "Tenemos gente en la lista de espera", lamenta el psicólogo de organización.

La importancia de ir a una la escuela ordinaria para la inclusión

Pese a todo lo anterior, dos de cada tres estudiantes con autismo dicen que ir a la escuela les hace felices, según el informe de la Confederación Autismo España. Los menores sienten que el colegio les ayuda a aprender a relacionarse con personas de su edad (89%) y a aprender sobre lo que les gusta (74%). Una razón de peso, añade la profesional de la salud mental Paloma Contreras, para entender la importancia de que los alumnos con necesidades educativas especiales puedan ir a una escuela ordinaria y recibir la atención que merecen.

Es una tarea de toda la sociedad

La solución no está en segregar a los niños y que terminen en un centro específico porque no se les proporciona apoyo en los normalizados, sino en "la voluntad política", asegura la presidenta de la Asociación para la Inclusión de Personas con Autismo. "La atención a la diversidad que debería ser la parte más importante de cualquier sistema educativo", por lo que piden tanto un plan integral que contemple la formación, preparación y coordinación entre profesionales y familias como recursos e incentivos para los profesores.

"Es una tarea de toda la sociedad", resume por su parte la psicóloga, y añade: "Todos somos responsables de la inclusión educativa".