Olas negras: 20 años del desastre del Prestige
Se cumplen 20 años del desastre del Prestige, una "chatarra flotante" que transportaba 77.000 toneladas de fuel
El vertido de su carga afectó a 2.000 kilómetros de costa y al 75% de las playas de la cornisa cantábrica
La gestión de la crisis por parte de las administraciones provocó la mayor protesta ciudadana de la historia de Galicia
El 13 de noviembre de 2002, pasadas las tres de la tarde, un petrolero monocasco liberiano, con bandera de Bahamas y armador griego, el Prestige, lanza un SOS a 50 kilómetros de Finisterre. Presenta una vía de agua causada, probablemente, por un golpe de mar. Va cargado con 77.000 toneladas de fuel que empieza a verter al mar.
Pese a las dos décadas transcurridas, las gentes de Camariñas recuerdan perfectamente el suceso. "Estaba en mi bar, el Piña", rememora Jacky, presidenta de la Asociación de Marisqueo del Concello. "La situación del mar era ya mala. Oíamos hablar de que había un barco que tenía unos problemas, unas averías.... Vinimos aquí y nos encontramos que estaba el Prestige por fuera de las Quebrantas. Lo veíamos perfectamente", nos cuenta desde el Alto da Vela, un mirador que se asoma a la Costa da Morte, desde Camariñas a Muxía.
Andrés, marinero de Lira, se asombra de cómo ha pasado el tiempo. "Estaba ahí en Carnota, en un bar, y escuchamos que había un barco que tuvo un golpe de mar e hizo una vía de agua. El día 20 o 21 ya empezaron a llegar aquí galletas, y un día o dos después ya no se pudo trabajar", recuerda. "De pronto llegó la oscuridad", señala Carmen, percebeira de Camelle. Digna, también percebeira, recuerda que "era mucho, mucho... lo que llegaba desde el mar". Olas negras que lo oscurecieron todo. Sobre todo el futuro.
“Asociación de Marisqueo del Concello: "Oíamos hablar de que había un barco que tenía problemas"“
Las noticias de la amenaza de un macro vertido pusieron en alerta también a Pedro Armestre, fotoperiodista, que las seguía con inquietud desde Madrid. Reconoce que se subía por las paredes y el 17 de noviembre no pudo más. Llegó a Coruña al anochecer y su primer impacto fue ver un cormorán lleno de fuel en la orilla. "Cuando me aproximé a él salió corriendo por la playa huyendo de mí. Es una imagen que sigo recordando con mucha fuerza porque es un pájaro totalmente débil huyendo de una amenaza y caminando hacia ella. Porque la amenaza estaba dentro del agua".
Nos lo cuenta desde la playa de Carnota. Hoy, impoluta, cuesta creer que hace 20 años fuera una de las más dañadas. Pedro recorrió durante más de un mes los puntos más afectados, que fueron muchos. Xaquim Rubido, presidente de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa y portavoz, en 2002, de 'Nunca Mais' y Fins Eirexas, secretario técnico de la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (ADEGA), también recuerdan sus temores. "La cosa tenía muy mala pinta", dice Xaquim. "Yo trabajaba en una investigación sobre la cobertura de cuestiones medioambientales en los medios gallegos", señala Fins, "¡y en esto llegó el Prestige!"
“Pedro Armestre, fotoperiodista: "La amenaza estaba dentro del agua"“
La noticia también sorpendió en pleno trabajo a Eva Saldaña y Asunción Ruiz, actuales directoras ejectutivas de Greenpeace y GreenpeaceSeo Birdlifeque se movilizaron en pocos días. Pero la primera reacción fue sobre el terreno. "En la ría de Arousa, los marineros fueron los que salieron inicialmente, en sus barcos, a quitar el chapapote", dice Xaquim. "La primera cuadrilla de Camariñas fuimos los clientes de mi bar y yo", recuerda Jacky.
¿Dónde estaban las administraciones?
Desde el primer momento, las autoridades autonómicas y el Gobierno central apostaron por mensajes tranquilizadores. Se alejaría el barco de la costa todo lo posible para evitar que el vertido afectara a Galicia. Sin embargo, el sábado 16 de noviembre llega la primera marea negra a la Costa da Morte. Han pasado 3 días y los datos reales sobre la ubicación del barco, extensión y dirección de la mancha son confusos. Alcaldes, cofradías, vecinos y ecologistas, con las autoridades ausentes, se organizan como pueden. Rafael García Guerrero, alcalde de Noia en aquel momento, denuncia que la administración estuvo desaparecida más de un mes. Él mismo, con el patrón mayor de la cofradía de pescadores, se hizo a la mar en un pequeño barco para verificar con sus propios ojos la situación.
Y mientras las contradictorias declaraciones oficiales solo tienen en común el afán de minimizar la situación y sus consecuencias, el barco se parte en dos y se hunde a 260 kilómetros de las Islas Cíes, recién protegidas como parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Es el 19 de noviembre y a Galicia empiezan a llegar voluntarios. Miles de personas acuden a retirar chapapote sin medios, al principio con sus propias manos. El fotoperiodista Pedro Armestre lo recuerda como una película de ciencia ficción. Ese ejército de voluntarios, todos vestidos de blanco en medio de la más desesperanzadora negrura "era algo irreal".
Tampoco se olvida el olor, muy intenso. "Tengo el olor metido en la cabeza", reconoce José Manuel Fernández Bouzas, director del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, técnico de la Xunta entonces. "El chapapote huele a drama". Huele a tristeza, a incompetencia, a fracaso, dicen quienes lo vivieron. A dolor y a rabia. Emociones que se suman a las de Xaquím Rubido y Fins Eirexas, miembros fundadores de 'Nunca Mais'. Ellos añaden "cabreo e indignación". Llovía sobre mojado en una comunidad afectada antes por otras 5 catástrofes ecológicas por vertidos anteriores (Polycommander, Urquiola, Andros Patria, Casón, Mar Egeo). La impotencia y la rabia llevó a fundar 'Nunca mais'. Había que canalizar esa energía, para que no volviera a pasar.
“Miles de personas llegan a Galicia para ser voluntarios y limpiar las costas: "El chapapote huele a drama"“
'Nunca Mais', 20 años después
'Nunca Mais' fue un movimiento transversal que canalizó la rabia y la impotencia de los gallegos. Su primera convocatoria, una manifestación en Santiago, fue la protesta más grande nunca vista en España por una causa medioambiental. "Había cabreo", señala Sandra Insúa, actual alcaldesa de Camariñas, elegida concejal en mayo de 2003. "A Santiago fue todo el que pudo". 200.000 personas llenaron la plaza del Obradoiro. "Fue indescriptible, era una cosa especial”, recuerda emocionado Xaquím. Era el 1 de diciembre.
Dos décadas después para Andrés, Jacky y Dolores las razones de aquella histórica movilización siguen vivas. "En aquel momento todo se hizo tan mal. Los políticos siempre dicen que nadie quería acoger el barco en su puerto", dice Andrés. "La gente no quiere muchas cosas y cuando las ponen, las tenemos que tragar. Y ahí lo pasearon hasta que hicieron un desastre por todos los lados". "Les vino muy grande, no sabían qué hacer con él. Hilillos, hilillos", acusa Jacky con sorna. Recuerda así la comparecencia en la que el entonces vicepresidente del gobierno, Mariano Rajoy, aseguró que del barco sumergido a 3.600 metros y partido en dos, salían unos "hilillos como de plastilina" y que el fuel en su interior iba a solidificarse.
No ocurrió tal cosa, como vaticinaban 67 científicos expertos en Mar de la Universidad de Vigo en un manifiesto en el que criticaban que las autoridades no escucharan a la ciencia. Ana Bernabeu, investigadora experta en Mareas Negras, fue una de las firmantes. "Alejar el barco no hizo sino empeorar las cosas. Las decisiones no se tomaron con un criterio científico".
Lluvia de millones
El Plan Galicia destinó 12.000 millones de euros para paliar los daños causados por el vertido en la economía local y el medio ambiente. Hubo lluvia de millones. "Vamos a levantar Galicia y otros pueden quedarse ladrando su rencor por las esquinas", anunciaba el presidente del gobierno, José María Aznar, al presentar el plan dotado con 12.000 millones de euros para una sola comunidad. Jacky y Andrés tuvieron la primera nómina de su vida. "Una forma de tapar bocas", en opinión del exalcalde de Noia. Las malas lenguas señalan que a muchos el desastre les salió a cuenta.
Sobre el daño ecológico, incalculable, es difícil de apreciar a simple vista en la actualidad. Aunque aún hay rastros. "En la playa de Carnota había coquinas y desaparecieron", dice Andrés. “La gran víctima en cuanto a especie de ave marina en el desastre del Prestige fue el Arao Común”, dice la responsable de la Sociedad Española de Ornitología, Asunción Ruiz. "El 50% de los cadáveres que se recuperaron eran araos". "El pescado huye, pero las aves como los cormoranes, araos o alcatraces sufrieron mucho”, señala el director de las Islas Atlánticas. "La capacidad [del sistema marino] de movilización de sedimento es tan grande que podemos tener fuel enterrado a profundidades de varios metros, se va degradando poco a poco y va pasando al medio", apunta Ana Bernabeu.
“Asunción Ruiz, responsable de la Sociedad Española de Ornitología: "El Arao Común fue la gran víctima de especies de ave marina"“
Sobre daños personales todos recuerdan un nombre: Man de Camelle. La muerte de Manfred Gnadinger, un artista alemán que llegó a la Costa da Morte 30 años antes para vivir como un anacoreta ecologista, es uno de los hitos de aquellos días. Se dice que murió de pena, al ver su obra artística cubierta de chapapote. Su entierro fue multitudinario. Un recuerdo tan imborrable como el de la marea blanca de la solidaridad.
La oleada de solidaridad
Al recuerdo de la marea negra se sobrepone el de la oleada de solidaridad. Las anécdotas son inacabables. Fueron muchos miles de personas, durante muchos meses, de cualquier lugar de España y de Europa, los que dieron lo mejor de sí mismos en la inabarcable tarea de limpiar los 2.000 kilómetros de costa afectada, llegando a establecer lazos duraderos con los paisanos. La gratitud es recíproca.
La lección de hermandad está aprendida, pero, ¿y la de los errores cometidos?. "Lo que ocurrió se podría volver a repetir porque nada ha cambiado”, asegura Pedro Armestre. "Prohición de los monocasco, de acuerdo. Aumento de las indemnizaciones, también. Pero mientras sigan pasando 14.000 buques con mercancías peligrosas cada año por la costa da Morte... puede volver a pasar", señala Fins Ereixas. "20 años después seguimos sin tener designado un puerto refugio", reprocha Asunción Ruiz.
“Fins Ereixas: "Mientras sigan pasando 14.000 buques con mercancías peligrosas cada año por la costa da Morte puede volver a pasar"“
Son críticas que rechaza la Xunta. El plan CAMGAL de 2012, actualizado, incluye 2 buques itinerantes dotados con equipos de protección para eventuales episodios de contaminación marina, según la Consellería do Mar. En cuanto al puerto refugio, competencia del Gobierno central, el ministeiro de Transportes puntualiza que su determinación se está debatiendo en el seno de la Organización Marítima Internacional. En este momento, efectivamente, no existe un listado de refugios predefinidos. La experiencia europea además, añade el Ministerio, recomienda elegir estos lugares en función de cada caso.
Así las cosas, desde Greenpeace, Eva Saldaña insta a revivir el espíritu de 'Nunca Mais'. "Es un concepto que está dentro de nosotras y creo que tenemos que recuperar ese sentimiento". El vertido del Prestige afectó a 2.000 kms de costa y a 745 playas de las más de mil de la cornisa cantábrica. Se estima que murieron más de 200.000 aves marinas. Se recogieron más 90.000 toneladas de arena y fuel. En 2004, REPSOL recuperó cerca de 10.000 toneladas del buque sumergido. Se ignora la cantidad que sigue en los tanques o sepultada bajo metros de arena, degradándose. Dieciseis años después, el capitán del barco, Mangouras, el único condenado, fue castigado con nueve meses de prisión por desobediencia grave. Y la Audiencia Provincial de A Coruña fijó en 2.500 millones de euros la indemnización a España, aún pendiente.