Eladio Argibay, el librero ambulante que llega a las aldeas gallegas
- Desde hace cinco años, Eladio instala su puesto en mercadillos y ferias
- En el Día de las Librerías, descubrimos otras formas de fomentar la lectura
En Galicia existen cerca de 400 librerías. Es una de las comunidades con mayor densidad de librerías por habitante, pero su población dispersa y, en ocasiones, aislada en zonas rurales hace que la lectura no llegue por igual a todos los gallegos.
Hace cinco años, Eladio Argibay, que ya trabajaba en una de estas librerías, decidió apostar por llevar la cultura a los rincones más recónditos, donde apenas llegaban libros. Se convirtió entonces en librero ambulante. Ahora instala su puesto en mercadillos y ferias, y vende de todo. Aunque en su mayoría son libros de segunda mano, con un precio más asequible, otro de los secretos de su éxito es ofrecer productos rebajados a una población en su mayoría jubilada o con menor poder adquisitivo.
"Lo que más vendo son novelas: histórica, policíaca, novela negra, romántica... Aunque en mi puesto intento que haya de todo, desde novelas de vaqueros a ensayos o libros de filosofía". Su especialidad, confiesa, son los libros de la historia de Galicia: "Es mi pasión y me gusta compartirla con mis clientes".
Un almacén lleno de tesoros
Eladio nos atiende desde su almacén repleto de libros, donde también llegan ejemplares que compra a sus propios clientes y donde recibe encargos en ocasiones poco convencionales.
"Una vez me pidieron si tenía el Necronomicón, que es un libro de recetas mágicas que en realidad no existe. Se lo inventó Lovecraft para una de sus narraciones. Le dije al cliente que tal vez lo podría conseguir por un millón de euros y la persona se quedó un tanto intrigada. También me piden ejemplares del Ciprianillo, el libro de San Ciprián que se usaba en Galicia para encontrar tesoros vendiendo el alma al diablo", revela.
Para Eladio, que dejó su Vigo natal por el campo y la vida rural, esta profesión tiene un lado humano muy gratificante. Sabe que está dando servicio a una población rural envejecida para la que es impensable ir a la ciudad a comprar un ejemplar. Entre los vecinos, ha habido una muy buena respuesta. Seguirá con esta profesión que le ha hecho, además, apostar por emprender un negocio rural.