Los bares, un remedio contra la soledad de la España Vaciada: "No solo jugamos a las cartas, escucho sus problemas"
- Estos pequeños negocios cumplen importantes funciones sociales, según el informe La dimensión social de la hostelería
- En España, casi uno de cada cinco municipios no tiene bar, y muchos piden ayudas para no desaparecer
A Constanța Manole lo que más le gusta de su trabajo es hablar. Tiene 25 años y, junto a su pareja, decidió reabrir en mayo el único bar de Espino de la Orbada, un municipio de apenas 250 habitantes en la provincia de Salamanca. "Me daba pena que se perdiese lo poco que queda del pueblo", confiesa. Creció cerca de la España Vaciada y sabe que los bares pueden llegar a ser un gran remedio contra la soledad. Por eso, ahora disfruta uniéndose a los juegos de mesa, heredando anécdotas o sirviendo de apoyo. "Jugamos a las cartas, pero no solo eso, a veces también escucho sus problemas", explica.
Por cotidiano que pueda parecer, tomarse un café o echar una partida de dominó con los vecinos en un bar es fundamental para la felicidad de muchas personas, sobre todo en el mundo rural. Según destaca el último informe sobre La dimensión social de la hostelería de la Asociación de directoras y gerentes de servicios sociales de España, tener uno o varios bares de referencia se asocia con una mayor satisfacción vital. Algo por lo que quizás en nuestro país solo el 0,3% de la población (142.781 personas) vive en un municipio sin bares.
“Son más imprescindibles de lo que pensamos“
"Los bares en los pueblos pequeños son más imprescindibles de lo que pensamos", reconoce por su parte la portavoz de Soria ¡YA!, Vanessa García. "Y precisamente por su importancia tendían que existir políticas más beneficiosas que evitasen que cierren", pues la cada vez más escasa población hace se vean abocados a desaparecer.
Lo sabe de primera mano Miguel Ángel Fernández López, propietario desde hace un año del bar de Turón, un pueblo granadino de unos 230 residentes. Ganando poco más de 300 euros al mes, ya no le salen las cuentas. "No compensa", una sentencia que podría dejar a muchos sin su punto de encuentro.
El último reducto contra la despoblación: "Si cerrase estaríamos perdidos"
Los bares son parte de la vida cotidiana de las zonas rurales, los últimos reductos contra la despoblación, según reconoce el estudio La dimensión social de la hostelería. Una opinión que comparte Juan Vargas, el alcalde de Turón. Este municipio tiene bar desde algo más de un año, pero ha pasado varias temporadas sin él y reconoce que en su ausencia "se vive muy mal". A veces algunos vecinos han llegado incluso a coger el coche para poder ir al bar de algún pueblo cercano.
"El bar de vida, da ambiente", admite también el alcalde de Espino de la Orbada, Roberto de Castro Rivas. Sin establecimientos hosteleros los municipios se ven "más tristes", con menos gente por la calle y mucho menor trasiego de coches. Por ejemplo, cuando hay bar, muchas personas que viven en la residencia de ancianos del pueblo se animan más a salir. "Los visitantes vienen a verlos, se toman juntos un café en el bar y luego se dan un paseo", detalla.
Sobre todo, los bares son esenciales en invierno. En Sotillo del Rincón, el pueblo soriano de Vanessa García, apenas son 70 habitantes durante esa época del año, pero cree que la mayoría de los vecinos recibirían con mucho pesar su desaparición. "Si cerrase, estaríamos perdidos, no quedaría ningún lugar para socializar". "Los vecinos ahora a veces se quejan de la música, pero estoy seguro de que la echarían de menos", bromea al respecto Miguel Ángel Fernández.
También para los expertos encuestados por los investigadores, la hostelería es parte esencial de la cultura. No podría existir una comunidad, ni una transmisión cultural, sin su presencia. Su importancia es tal que sin ellos perderíamos comunicación (36,67%), la vida comunitaria en la calle desaparecería (16,67%), no existiría el intercambio entre los seres sociales (16,67%) y se perderían los vínculos sociales y comunitarios (13,33%), así como parte de la gastronomía española (6,66%).
Radiografía de la España sin bares
Pese a sus múltiples beneficios para los vecinos, no siempre es posible contar con bares en los pueblos, sobre todo si su población ha menguado drásticamente. El resultado de la investigación La dimensión social de la hostelería muestra que 1.435 de los 8.131 municipios españoles no tienen establecimientos de hostelería, es decir, casi uno de cada cinco (el 17,6%).
No obstante, la población de los mismos apenas constituye el 0,30% de la población española. En su inmensa mayoría, se trata de municipios pequeños que definen a la perfección el mapa de la España Vaciada. Su tamaño medio ni siquiera llega a los 100 habitantes en el 99,5% de los casos, mientras que el 88,2% tienen menos de 200 y en 909 de ellos, el 63,3% del total, viven menos de 100 personas.
Castilla y León concentra casi la mitad de la población que vive sin bares (70.441 habitantes). Además, 35 de las 50 provincias tienen algún municipio sin hostelería de proximidad, destacando Burgos, Salamanca y Zamora. Las de Navarra, Lleida, Huesca, Valladolid, Palencia y león superan incluso las 5.000 personas.
En el otro extremo, hay cinco comunidades autónomas en las que todos sus municipios cuentan con estos servicios. Se trata de Baleares, Canarias, Galicia, Madrid y Murcia.
Las cinco funciones sociales que los hacen imprescindibles
La función social de los bares más valorada es al de ser un lugar de encuentro entre vecinos y amistades, de acuerdo al estudio de la Asociación de directoras y gerentes de servicios sociales de España, cuyos encuestados le dan una puntuación de 4,2 sobre 5. Pero no es la única. Los bares tradicionales y de barrio, además, son vistos como clave para prevenir el aislamiento y la soledad.
Según el informe, se trata de espacios ideales para que las personas solitarias tengan oportunidades de relación y convivencia vecinal. "Personas que viven solas y durante todo el día no ven a nadie, saben que a determinada hay gente en el bar y van a charlar y a jugar a las cartas o al dominó", sugiere la portavoz de Soria ¡YA!,
La hostelería es capaz también de aportar seguridad al entorno (3,67 sobre 5), proporcionar servicios personales fomentando la autonomía de los vecinos que prefieren acudir a los bares en lugar de usar servicios institucionalizados (3,5) y favorecer la integración. De hecho, servicios de proximidad del barrio como tiendas o bares pueden servir en muchas ocasiones para detectar y alertar "de situaciones de riesgo”, como explicó el presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales y Culturales de Teruel durante su presentación.
Asimismo, los bares están relacionados con una mayor felicidad. El grado de satisfacción con la vida obtiene valoraciones entre 3,87 y 3,89 sobre una escala de 5 puntos en aquellas personas que dicen tener uno o varios bares de referencia (“donde voy siempre”), frente a 3,77 puntos entre quienes no tienen incorporado a su vida cotidiana estos establecimientos.
Los bares piden ayuda para no desaparecer
A diario, los bares solo los visita la gente del pueblo, que en el caso de Turón apenas sobrepasa las 200 personas. Los fines de semana hay algo más actividad, "pero está costando mucho trabajo salir adelante", admite el dueño del único bar del municipio, la Taberna San Marcos. Después de algo más de un año detrás de la barra, la cosa no mejora: cada mes gana aproximadamente unos 300 o 400 euros. "Estaba tirando de ahorros, pero ya no puedo seguir viviendo así", asegura.
Los establecimientos hosteleros de los pequeños municipios suelen tener acuerdos con el Ayuntamiento sobre la factura de la luz o el alquiler. Constanța Manole y su pareja, por ejemplo, pagan 50 euros mensuales por un local en Espino de la Orbada, aunque dice que han llegado a tener que desembolsar hasta 400 por la electricidad. Con unos 250 vecinos, tampoco les va para tirar cohetes, pero de momento "pagan los gastos". Sin embargo, la joven reconoce que una ayuda le daría más tranquilidad.
Como reclaman tanto el estudio La dimensión social de la hostelería, como los propietarios y la portavoz de Soria ¡YA!, este tipo de bares deben ser protegidos con medidas de apoyo, beneficios fiscales y facilidades por su función como encargados de mantener la vida de los espacios y paliar los efectos adversos de la denominada España Vaciada. "No pedimos 5.000 euros, solo queremos una pequeña compensación para mantenernos con vida", insiste Miguel Ángel Fernández.