Jersón celebra con cautela la llegada de las tropas ucranianas: "Os estábamos esperando"
- Moscú guarda silencio sobre los efectos de la retirada mientras centra sus esfuerzos en el este
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El azul y amarillo, colores de la bandera de Ucrania, han vuelto este fin de semana a vestir las calles de Jersón, después de que las tropas de Kiev tomaran la ciudad en una contraofensiva que ha obligado a la retirada rusa. "Os estábamos esperando", han dicho los vecinos a los soldados ucranianos, a los que han dado la bienvenida entre flores y vítores, después de vivir ocho meses bajo el dominio ruso.
En los pueblos de los alrededores de la capital también se han vivido momentos de emoción, cuando varias vecinas han recibido a los primeros periodistas que han podido entrar. Lo primero que les han contado es que al menos cien soldados rusos habían ocupado esta pequeña localidad, mientras en sus rostros aún se vislumbran las vivencias de la guerra.
La alegría y los sentimientos de muchos de los vecinos del sur se ha contagiado en el resto del país al conocerse la noticia. En la capital, en Kiev, decenas de ciudadanos se han concentrado en la emblemática plaza del Maidán, donde han coreado el himno ucraniano. En Odesa, algunas personas han improvisado un brindis y se han abrazado a sus allegados con esperanza renovada.
Piden precaución y que los desplazados no apresuren su regreso
Las autoridades ucranianas también han celebrado la victoria, a la que el presidente Volodimir Zelenski, ha calificado de "histórica", pero han pedido precaución. El Ejército del país teme que, aunque Moscú diga que se han retirado unos 30.000 soldados, un 30% de ellos continúen camuflados, y que se hayan plantado minas en la zona, por lo que ha pedido a los desplazados que no se apresuren a volver.
Ucrania no descarta, además, nuevos ataques desde la margen este del río Dniéper, que rodea la ciudad y donde Rusia podrían haber establecido posiciones defensivas. El cruce del río es también una tarea compleja, ya que las tropas rusas habrían destruido a su paso las infraestructuras que conectan ambos lados: el puente de Antonivsky y el paso ferroviario de la ciudad, así como los puentes de la presa Nova Kakhovka y el de Darivka, según muestran las imágenes de satélite.
La situación humanitaria en la ciudad también es delicada y podría complicarse con la llegada del frío, debido a la escasez y a la falta de suministros básicos como la luz, el agua o el combustible. Los servicios ucranianos de energía calculan que en un mes podrían realizarse algunas reparaciones, siempre y cuando no se produzcan nuevos ataques, pues la amenaza continúa sobre la ciudad.
Pese a la llegada ucraniana, Rusia mantiene que Jersón es una región de su país al haberla anexionado el pasado el mes de septiembre junto a otras tres zonas: Donetsk, Lugansk y Zaporiyia. Ante el avance ucraniano, las autoridades prorrusas de Jersón se habían instalado en el distrito de Kajovka, en en la margen izquierda (norte) del Dniéper.
Sin embargo, ha sido evacuada este sábado a más de 15 kilómetros del río debido a que, según señalan, es el "objetivo número uno de los ataques terroristas de la Fuerzas Armadas de Ucrania". "Nos trasladamos a un territorio más seguro, desde donde gestionaremos el distrito", ha afirmado su máximo responsable, Pavel Filipchuk en un vídeo publicado en Telegram.
Silencio de Moscú, que centra los combates en el este
Rusia se ha mantenido en silencio respecto a los efectos de su retirada de la región y, en su parte diario de la guerra, solo ha enumerado una serie de ataques contra posiciones del Ejército de Ucrania, principalmente en las regiones orientales. La toma de Jersón ya ha sido considerada en algunos sectores como el mayor revés a las tropas de Moscú, al ser la única capital capturada por los rusos en lo que va de campaña.
Este es el caso del Ministerio de Defensa de Reino Unido, que ha asegurado que la retirada "provoca un daño significativo a la reputación" rusa. "La retirada es un reconocimiento público de las dificultades que enfrentan las fuerzas rusas en la orilla occidental del río Dnipro", ha indicado en su informe diario de la guerra.
Mientras, Moscú centra los combates en el este del país, adonde, según algunos expertos, podría mandar las tropas replegadas para reforzar su presencia. Rusia proseguiría así con los asaltos terrestres alrededor de Bakhmut, Avdiivka y Vuhledar, y defendiendo posiciones en Zaporiyiam Kreminna y Svatove, en Lugansk, según ha señalado el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).
Kiev teme nuevos ataques con misiles durante la cumbre del G20
El ministro de exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, aunque ha vaticinado que la victoria "es cuestión de tiempo", ha pedido que se siga apoyando a su país. Así lo ha reivindicado este sábado en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), donde ha pedido a los países asiáticos que condenen la agresión de Rusia y le impidan obstaculizar el corredor del cereal usando los alimentos como arma de guerra.
También, se ha reunido con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que ha dicho que el éxito es resultado del valor del ejército ucraniano y del fuerte apoyo internacional, que -insiste- "continuará el tiempo que sea necesario".
Por su parte, el portavoz de las Fuerzas Aéreas ucranianas, Yuriy Ignat, ha advertido que Rusia podría lanzar un nuevo ataque masivo con cohetes contra Ucrania durante la celebración de cumbre del G20 que tendrá lugar en Bali, Indonesia, los días 14 y 15 de este mes. "Se acercan acontecimientos, la cumbre del G20. A ellos (los rusos) les gusta mucho lanzar provocaciones en días como esos", ha dicho en declaraciones a la televisión ucraniana.