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Cultura

La francesa 'Saint Omer', de Alice Diop, gana el Giraldillo de Oro del Festival de Cine Europeo de Sevilla

  • El filme aborda, a través del caso real de una mujer que provocó la muerte de su bebé, los prejuicios raciales
  • Saint Omer ha sido también distinguida con el premio al mejor guion, que firman Diop, Amrita David y Marie Ndiaye
  • Close, de Lukas Dhont, ha recibido el gran premio del jurado por el “elegante clasicismo de su puesta en escena"

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Guslagie Malanda encarna a una universitaria senegalesa
Guslagie Malanda encarna a una universitaria senegalesa

La película francesa Saint Omer, el debut en el largometraje de ficción de la cineasta gala de origen senagalés Alice Diop, ha ganado el Giraldillo de Oro, el máximo galardón del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

El jurado de la Sección Oficial, compuesto por Mounia Akl, Charles Tesson, Rocío Mesa, Laurentina Guidotti y Elisa Victoria, ha concedido el galardón a la mejor película a la obra de Diop por “la gran confianza otorgada, en el contexto de un juicio, al poder de la palabra para entender la realidad sin dejar de mostrar a través de ella la bruma de lo inexplicable”.

El filme aborda, a través del caso real de una mujer que provocó la muerte de su bebé, los prejuicios raciales y la conciencia crítica de una sociedad multicultural, así como las contradicciones y los conflictos que acarrea la experiencia de la maternidad en la sociedad contemporánea.

Saint Omer ha sido también distinguida con el premio al mejor guion, que firman Diop, Amrita David y Marie Ndiaye, por “el cuidado en la escritura de los personajes y en la expresión oral/verbal como manifestación visible y profunda del ser humano”.

Close, de Lukas Dhont, gran premio del jurado

La otra gran triunfadora ha sido Close, de Lukas Dhont, que ha recibido el gran premio del jurado por el “elegante clasicismo de su puesta en escena, que eleva un conmovedor retrato de dos notables personajes”; y el premio al mejor actor, para Eden Dambrine, por ofrecer “un retrato atemporal y profundamente desgarrador de la infancia, la culpa y la pérdida”, además de por ser capaz de, “con madurez y amor, llevar el dolor de Leo, su personaje, durante toda la película y proyectar su herida en nuestros corazones”.

El premio especial del jurado reconoce ex aequo a Fogo-fátuo, de João Pedro Rodrigues, por la “habilidad” del cineasta portugués para “tratar con humor, desde la fantasía y con gran originalidad temas importantes como la relación entre la aristocracia y el pueblo, el colonialismo o el amor arrebatado”.

El galardón a la mejor dirección reconoce el trabajo de Pietro Marcello en Scarlet, ya ganador en Sevilla con ‘Martin Eden’ (Giraldillo de Oro en 2019), y ahora el cineasta italiano, señala el fallo del jurado, merece este nuevo reconocimiento por “la belleza de su puesto en escena, la vibración que transmite cada plano”, que hace que Scarlet sea “a la vez un cuadro y un relato realista, caprichoso y fantástico sobre unos pocos personajes y todo un periodo entre dos guerras”.

En el apartado de la dirección, el jurado ha querido hacer un reconocimiento a Paolo Taviani por Leonora addio, una película dedicada a su fallecido hermano Vittorio. “Con aparente sencillez -indica el acta-, el cineasta trata asuntos profundos: Pirandello, la Italia del siglo XX, el camino que recorrieron las cenizas del escritor”.

Los hijos de otros, premio al mejor montaje

Por su parte, Los hijos de otros, de la francesa Rebecca Zlotowski, la película con la que se inauguró el festival el pasado día 4, ha recibido el premio al mejor montaje, del que es responsable Géraldine Mangenot, por un trabajo que “da nueva vida al guion y le da a la película su verdadero ritmo y le otorga otra dimensión”.

En el apartado de la mejor interpretación femenina, el jurado ha premiado ex aequo a las actrices Zahra Amir Ebrahimi por su trabajo en Holy Spider, de Ali Abassi; y Julie Ledru, protagonista de Rodeo, de Lola Quivoron.

Completan el palmarés de la Sección Oficial el premio a la mejor fotografía, para Mauro Herce por su labor en Matadero, de Santiago Fillol, materializada en una fotografía “que permite al espectador sentir profundamente la fuente de toda luz”.