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Entrevista en TVE

"Los vecinos de Catar están detrás de la campaña de desprestigio porque lo ven como un rival"

  • Entrevista a Ignacio Álvarez-Ossorio, uno de los autores del libro 'Qatar, la Perla del Golfo'
  • Junto Ignacio Gutiérrez de Terán, analiza la historia y el presente del país que albergará la Copa del Mundo

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Ignacio Álvarez-Ossorio, sobre Catar: "Países vecinos están detrás de la campaña de desprestigio"

Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes en la Universidad Complutense de Madrid, ha escrito junto a Ignacio Gutiérrez de Terán el libro Catar, la Perla del Golfo (Península, 2022). En él, los autores analizan la historia y el presente del pequeño país del mar Arábigo que albergará la fase final de la Copa del Mundo de fútbol. Con él abordamos los asuntos más controvertidos que surgidos alrededor de la idoneidad de Catar como sede del mayor evento deportivo del mundo.

PREGUNTA: ¿Cómo consigue Catar pasar de ser un protectorado británico a una potencia regional?

RESPUESTA: El peso político que ha adquirido Catar en el curso de décadas está muy vinculado a su riqueza energética. Es el primer exportador de gas natural licuado y el tercer productor de gas a nivel mundial. Esto le ha catapultado a convertirse prácticamente en una potencia regional y abandonar la situación de tutelaje que ejercía en el pasado Arabia Saudí como gran potencia hegemónica en el Golfo. Esa riqueza energética la invierten en ganar protagonismo, en lanzar iniciativas diplomáticas, en una política exterior muy activa, muchas veces vinculada al apoyo de los Hermanos Musulmanes en los países árabes.

P: En vuestro libro habléis de “poder blando”. ¿Qué significa en el caso catarí?

R: Hay dos formas de poder. El poder más duro es el que muchas veces se intenta imponer mediante el empleo de la fuerza bruta, con intervenciones militares o por medio de campañas contra los países vecinos. A su vez, el poder blando es quizás más sofisticado porque utiliza otro tipo de herramientas como la diplomacia. Catar recurre a la instrumentalización del deporte con fines políticos, y también promociona su narrativa por medio de la cadena Al Jazeera. Son vías para tratar de influir en los acontecimientos regionales, tratar de ganar proyección regional, pero sin recurrir a la fuerza bruta, como hacen otras potencias de la zona, como puede ser Irán, o Arabia Saudí y su intervención en Yemen.

P: ¿Organizar la copa del Mundo es una demostración de poder o una búsqueda de poder?

R: Sin duda alguna, la celebración de la Copa del Mundo de Fútbol es una muestra más del poder que tiene hoy en día Catar. La gran obsesión de Catar es convertirse en una potencia regional y la formación de estos grandes eventos deportivos, no sólo el fútbol sino otros deportes que también ha promocionado Catar, sin duda alguna le da mucho peso en la región. No olvidemos que es el primer país árabe que ha organizado una Copa del Mundo, aún sin ser un país que tenga una gran tradición futbolística.

Cinco Continentes - Libro " Qatar: La perla del Golfo" - Escuchar ahora

Hay otros como Marruecos, como Egipto, que quizás podrían estar mucho mejor posicionados porque tienen mayor tradición y han participado en muchos mundiales e incluso se ha promovido como sede para celebrar esa Copa del Mundo, pero el que se ha terminado llevando el gato al agua ha sido Catar. Esto claramente es una demostración de fuerza en el sentido de que se alcanzan los objetivos fijados, aunque no reunieran las condiciones de otros países.

P: ¿Cuál es la base de ese poder? ¿Sólo el gas?

R: Ese poder blando tiene varias patas varias patas; y una de ellas es el apoyo sin fisuras a la cuestión palestina, algo muy popular dentro del mundo árabe. Las grandes poblaciones del mundo árabe son muy solidarias con la cuestión palestina, no así muchos gobiernos. Otro elemento es el apoyo a los Hermanos Musulmanes, una organización islamista de gran implantación en la región.

Otra es el papel que cumple Al Jazeera a la hora de expandir la narrativa Catarí. Muchas veces se considera como el instrumento más útil de la política exterior del país. Y, por último, esa promoción del deporte de la que hemos hablado, porque de alguna manera le da grandes réditos, no sólo a nivel regional, sino a nivel internacional.

P: ¿Qué es la narrativa Catarí?

R: Es intentar contestar la posición hegemónica de algunas potencias regionales, de algunos vecinos de Catar que siempre han tenido un gran peso específico a la hora de adoptar las grandes decisiones que atañen al mundo árabe. Siendo un país reducido en tamaño, con una población muy escasa, intentar poco a poco contestar a esas narrativas hegemónicas y plantear una visión alternativa. Sobre todo basada en la defensa de la cuestión palestina, de los grupos islamistas y en una posición de neutralidad ante Irán frente a la beligerancia de países como Arabia Saudí, Israel o Emiratos, que consideran a Irán como la gran bestia negra para sus intereses.

Catar aboga en todo momento por el diálogo, por la negociación y por evitar una confrontación directa con Iránque tendría resultados muy negativos para la región, pero sobre todo para Catar. No olvidemos que la gran bolsa de gas que tiene Catar, que es la tercera en importancia del mundo, es compartida con Irán, por lo que el enfrentamiento, la guerra con Irán, tendría resultados catastróficos para los intereses cataríes.

P: Has mencionado a la televisión Al Jazeera. La televisión es un medio, pero también el medio es el mensaje, en este caso del hecho en sí de crear esa televisión. ¿Era un mensaje de Catar cuando se iniciaron las emisiones de esta televisión en los años 90?

R: Sin duda alguna. Es decir, Catar era prácticamente era un cero a la izquierda. Muchos países ni tan siquiera sabían localizarla desde el punto de vista geográfico. La irrupción de Al Jezeera le da un peso inusitado a Catar en el mundo árabe, porque consigue influir decisivamente en las políticas del mundo árabe, expandir su narrativa y se convierte en el canal más visto del mundo árabe. En la época de mayor audiencia, cerca de 50 millones de de televidentes la veían prácticamente cada día. Esto le da un peso con el que jamás hubiera soñado ningún otro país árabe a cambio de una inversión relativamente pequeña.

Ese patrocinio no catarí de Al Jezeera fue imitado después por otros países de la región que sacaron sus propias televisiones tratando de ganar protagonismo y expandir sus respectivas narrativas. Y es cierto quees un canal muy controvertido, pero también fue un soplo de aire fresco porque por primera vez teníamos la posibilidad de ver diferentes opiniones de una opinión pública que normalmente estaba muy censurada.

Los medios ponían siempre los puntos de vista más oficialistas y normalmente los grupos opositores, los grupos islamistas no tenían cabida. Cuando arrancó a mediados de los años 90, fue un soplo de aire fresco y después planteó una cobertura diferente de algunos conflictos como el palestino, como la invasión norteamericana de Irak, muy contestada por los países occidentales, pero también mucho más acorde a lo que estaba ocurriendo sobre el terreno.

No hay una gran disidencia dentro del país, no hay una gran demanda de transformaciones democráticas y no hay una oposición porque parte de las grandes familias, de los grandes tribus del país han recibido su parte del pastel, de tal manera que la riqueza energética ha comprado la paz social.

P: Habláis de una un sistema político que se parece a una dictadura. De alguna forma no hay partidos políticos ni sindicatos, pero decís también que no hay contestación. ¿Es Catar una dictadura feliz?

R: Lo primero que hay que decir es que es un gobierno claramente autoritario, donde las libertades públicas están severamente restringidas. Lo que ocurre es que no es un estado policial, no es un estado represivo. Es decir, no hay una gran cantidad de presos políticos. ¿Por qué? Tiene mucho que ver con la riqueza energética de la que hemos hablado, porque ha permitido que el Estado redistribuya una parte de los ingresos que se han alcanzado y que dé subsidios muy importantes a la sanidad, la educación, la vivienda o el empleo. De alguna manera, esa riqueza energética ha servido para comprar la paz social.

No hay una gran disidencia dentro del país, no hay una gran demanda de transformaciones democráticas y no hay una oposición como tal, porque gran parte de las grandes familias, de los grandes tribus del país, han sido cooptadas por el sistema y han recibido su parte del pastel, de tal manera que la riqueza energética ha comprado la paz social.

Además, al igual que otros países de la región, lo que ha hecho Catar para anticiparse a esas críticas por la falta de libertades políticas ha sido introducir ciertos cambios cosméticos: celebrar las elecciones al Consejo Consultivo, al Consejo Municipal, cambios de carácter cosmético que apuntan a que ese autoritarismo tiende a flexibilizarse.

P: ¿Ha habido esclavitud en la construcción de los grandes estadios para la Copa del Mundo?

R: Sin duda alguna ha habido una clarísima explotación laboral. Los cientos de miles de trabajadores asiáticos que viven en el país, muchos de ellos empleados en el sector de la construcción y servicios, han sido explotados laboralmente con jornadas maratonianas, a veces diez horas diarias, en unas condiciones climatológicas muy adversas. También la vivienda se ha denunciado mucho el hacinamiento de estos trabajadores y que muchas veces los contratos que habían firmado ni tan siquiera se cumplían.

Es cierto que en el curso de los últimos meses se han introducido algunas reformas en la buena dirección. Se ha eliminado el sistema de la 'kafala', que era muy controvertido, se ha establecido un salario mínimo, una jornada laboral de ocho horas, un día festivo. Pero, sin duda, en el pasado se ha explotado laboralmente a esos cientos de miles de trabajadores asiáticos que son realmente los que están detrás del milagro de la construcción que ha vivido Catar.

Catar: trabajos forzosos y explotación laboral- Ver ahora

¿Si el Mundial se hubiese organizado en los Emiratos Árabes Unidos, en Arabia Saudí, se habrían producido también estos casos de los que hablamos ahora?

No sólo eso. Hay que tener en cuenta que en la población del Golfo hay 60 millones de personas, de los cuales el 50% son trabajadores asiáticos, 30 millones de ellos. De esos 30 millones, menos de un 10% viven en Catar. El resto vive en los otros cinco países integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo y sufren unas condiciones muy parecidas de explotación laboral, está vigente el sistema de la 'kafala', tienen que hacer frente a formas maratonianas, unas condiciones de vivienda completamente desastrosas y penosas.

Podemos decir de Catar que ha sido instrumentalizada en términos políticos

Este sistema de explotación no solo existe en Catar, también en el conjunto de los países donde ha habido incluso muchas más muertes, como han denunciado otras organizaciones. Lo que ocurre es que aquí estamos también ante una leyenda negra, podríamos decir, de Catar, que ha sido instrumentalizada en términos políticos. Muchos países vecinos lo consideran un rival, un enemigo que, encima, ha conseguido llegar más lejos de lo que ellos hubieran querido, organizando esos primeros mundiales de fútbol del mundo árabe.

Muchos de sus países, están detrás de esas campañas de desprestigio, cuando violan también sistemáticamente los derechos de los trabajadores y vulneran también los derechos humanos, Y tienen también un historial, en lo que respecta a intervenciones militares, quizás mucho peor que el de Catar.

¿Te refieres especialmente a Arabia Saudí?

Estamos hablando de tres países, sobre todo. Por un lado, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, que han formado una alianza para intervenir militarmente en el conflicto de Yemen, la mayor catástrofe humanitaria en la última década, con más de 400.000 mil muertos. Pero curiosamente, el foco mediático no está en esa intervención militar. También de Israel, como país que ocupa militarmente los territorios palestinos desde hace más de 55 años y que también es muy crítico con el apoyo de Catar a la organización islamista Hamás.

Quizás esos tres países están apostando muy fuerte por difundir esa narrativa que acusa a Catar de las peores violaciones de derechos humanos, de la explotación laboral, con una clara finalidad política de desprestigiar a un país que consideran que es muy díscolo, que tiene su propia política y que no se somete a las directrices que fijan estos países. Entre otras cosas, porque se opone a la normalización con Israel y sigue siendo el principal respaldo que le queda a la cuestión palestina y sobre todo, a sus grupos islamistas, como Hamás.

Recordáis en el libro la interpretación que hacen en Catar del wahabismo. Habláis del wahabismo del mar. ¿Qué significa eso? ¿Cómo se practica?

Sólo hay dos países en el mundo árabe donde se practica el wahabismo. Uno de ellos es Arabia Saudí, que es una versión mucho más dura; y Catar, pero en una versión mucho más suave. Entre otras cosas, cuando se adoptó el wahabismo muchas veces fue por cuestión de supervivencia política. Es decir, hubo una época en que se estaba expandiendo militarmente, a finales del siglo XIX, conquistando nuevos territorios, y una manera de preservar la autonomía y la independencia de Catar fue precisamente esa, adoptarlo para evitar una campaña militar, de captura del territorio.

También hay que tener en cuenta que ese wahabismo siempre ha sido mucho más flexible, entre otras cosas porque Catar alberga también 5% de población árabe chií, y porque Catar prácticamente ha vivido del comercio con Irán durante mucho tiempo, con el que mantiene, además, unas relaciones privilegiadas precisamente por la explotación de sus recursos. Es una cuestión de supervivencia. Es decir, no aplicar de una manera estricta wahabismo y practicar un wahabismo mucho más abierto, mucho más flexible que el que se practica en el reino saudí.

P: ¿Catar está detrás de organizaciones terroristas?

R: Depende de qué consideremos terrorista. Veamos el caso de los Hermanos Musulmanes. Egipto, Bahrein, Emiratos y Arabia Saudí los consideran organización terrorista. Sin embargo, el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Unión Europea, no. ¿Por qué? Porque los Hermanos Musulmanes hoy en día abogan por el empleo de la vía política para alcanzar el poder y rechazan el empleo de las armas, al contrario de lo que hacen muchas organizaciones salafistas.

Los países de la región los llaman terroristassobre todo porque los consideran una amenaza potencial en caso de que haya elecciones libres, en vista de que gozan de un amplio respaldo popular. Y es cierto que también, por ejemplo, en el conflicto de Siria se le ha acusado de financiar al frente Al-Nusra y a otros grupo salafista y chavista. Pero tampoco hay unas pruebas concluyentes.

Catar busca garantizar su propia supervivencia en un contexto muy turbulento, con una manifiesta hostilidad por parte de algunos países de la región.

P: ¿Qué dirías realmente que busca Catar en estos momentos?

R: Creo que buscar en primer lugar y, ante todo, garantizar su propia supervivencia en un contexto muy turbulento, con una manifiesta hostilidad por parte de algunos países de la región. Busca también afianzar esa tercera vía entre Arabia Saudí e Irán y afianzar la relación con Estados Unidos como el garante de su propia seguridad. Porque si no estuviera Estados Unidos y no tuviera su gran base militar aérea hoy en día Catar no existiría.

Para ellos es vital afianzar la relación, no solo con Estados Unidos, sino también con las potencias emergentes asiáticas. De hecho, los principales importadores de gas catarí son precisamente China, Japón e India. La política exterior catarí es muy consciente de que vamos de un orden unipolar a un orden multipolar y que hay que preparar el terreno para lo que pueda ocurrir en las próximas décadas.

Asumen que la hegemonía estadounidense va a desaparecer en los próximos años y que es necesario tender puentes con otras potencias, pero siempre desde esa posición de neutralidad. No apostando por posicionarse en un bando u otro, sino manteniendo esa independencia que en muchas de las ocasiones le resulta costosa en términos políticos.

P: ¿Cómo consigue esa independencia?

R: Por dos vías. Por medio de alianzas militares con Estados Unidos y los países occidentales, y también afianzando la dependencia energética de muchas de las potencias emergentes asiáticas del gas catarí. Catar vende su gas a estos países en contratos de largo plazo a un precio bastante más reducido del que hoy en día están en el mercado. Y por supuesto, también son muy importantes las inversiones del Fondo Soberano Catarí, uno de los más importantes del mundo, con casi 500 mil millones de dólares, en la economía occidental. Es otra manera de afianzar esas relaciones. Si yo caigo, calculan, también están en peligro muchos intereses económicos occidentales.