Guerra a las despedidas de soltero: la lucha de los vecinos y locales de ocio contra el ruido y el mal gusto
- Municipios como Tossa de Mar (Girona) y Mojácar (Almería) multan con hasta 1.000 euros este tipo de celebraciones
- Muchos vecinos denuncian escándalos de madrugada, vómitos y destrozos en el centro de las ciudades
Aunque vivir cerca de la playa es un sueño de muchos, la ansiada tranquilidad del mar también puede convertirse en pesadilla. Lo sabe bien el malagueño Nacho Romera, activista y vecino del barrio La Princesa, “harto” del ruido. Y sobre todo del que provocan últimamente las despedidas de soltero. Tanto es así que el ayuntamiento ha propuesto sancionar los complementos con forma de genitales y otros comportamientos característicos de la mayoría de estas fiestas. “Son insoportables”, pero no solo por las diademas “sin pudor”, sino por los gritos con megáfono a las cinco de la mañana, asegura Romera.
Málaga no es el primer municipio que busca poner coto a las despedidas de soltero. Ordenanzas como las de Tossa de Mar (Girona) o Mojácar (Almería) ya las regulan desde algunos años atrás, cuando este tipo de turismo comenzó a invadir muchas ciudades. En Córdoba, por ejemplo, hace tiempo que las "charangas" se repiten todos las madrugadas del fin de semana y dejan rastros de vómitos. "No nos dejan descansar", cuenta Lourdes Martínez, presidenta del Consejo de Distrito Centro.
“Contaminan mucho el ambiente“
Las despedidas de soltero tampoco son plato de buen gusto para muchos hosteleros. En Málaga, por ejemplo, Francisco Riofrío no permite que entren en su bar estas celebraciones. Reciben bastantes quejas de vez en cuando, pero tienen claro que no les “interesa” el tipo de clientela que atraen. "Nadie quiere comer mientras un grupo de chavales pega voces", explica.
No obstante, tanto Riofrío como Romera apuntan que las despedidas de soltero son solo “un síntoma” de un problema mayor. “Están echando a los vecinos del centro de las ciudades para abrir pisos turísticos”, y el “turismo de borrachera” no es más que una consecuencia de ello, opina el primero.
Mójacar, Tossa de Mar y otras ordenanzas: ¿van contra la ley?
Málaga sorprendió al anunciar la semana pasada que había propuesto modificar su ordenanza de convivencia ciudadana para prohibir ir por la calle con disfraces obscenos o con muñecas hinchables. Esta decisión, sin embargo, no es extraña. Ya la tomaron en su día municipios como Mójacar, Tossa de Mar o Salamanca.
La localidad almeriense de Mojácar estableció en 2016 que las personas que pasear por vías públicas con "vestimentas que puedan atentar contra la dignidad de las personas, los sentimientos religiosos o que tengan un contenido xenófobo o sexual" pueden ser multadas con entre 100 y 300 euros. Si estas conductas se realizan en espacios frecuentados por menores o concurridos, las infracciones pueden alcanzar los 1.000 euros.
Por su parte, el Ayuntamiento de Tossa de Mar en Girona regularizó las despedidas de soltero al modificar en 2015 el artículo 20 de su ordenanza municipal de civismo y convivencia ciudadana. Desde entonces, está prohibido celebrar estas fiestas en espacios públicos y quienes se arriesguen se enfrentan a una multa mínima de 201 euros y a una máxima de 400. Una sanción que también recibirán quienes molesten a los vecinos con silbidos, gritos o cánticos.
Otro caso es el de Salamanca. En 2015, la ciudad trató de multar con hasta 3.000 euros a quienes se disfrazasen con atuendos indecorosos, pero el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anuló dicha parte de la ordenanza. La razón fue la falta de concreción, pues no delimitaba qué tipo de vestuario era sancionable. No obstante, tampoco lo hacen las normas antes comentadas, o la que busca establecer Málaga. Entonces, ¿pueden realmente multar las ciudades a las despedidas de soltero?
“Todo es sancionable hasta que un juzgado que diga lo contrario“
"Todo es sancionable hasta que un juzgado que diga lo contrario", aclara la vicepresidenta de Juristas Contra el Ruido, María José Rodríguez. Los ayuntamientos tienen potestad para "ordenar adecuadamente la convivencia en interés de todos", lo que implica también la organización del uso del espacio público. Pueden establecer prohibiciones como la de limitar el uso de vestimentas que atenten contra los sentimientos de algunos colectivos, el problema llega cuando esa normativa se lleva al juzgado. Entonces "se discute si va contra derechos fundamentales o particulares", y la decisión es del magistrado.
Condones usados, vómitos y megáfonos de madrugada
"Cuando llega el viernes echamos a temblar". Los vecinos del Casco Histórico de Córdoba difícilmente pueden descansar en los días no laborables, narra la presidenta del Consejo de Distrito Centro, Lourdes Martínez. Las despedidas de soltero crean ruido incluso a las cinco de la mañana y llegan a cortar la circulación de algunas calles. "Luego todo acaba en gritos, peleas y destrozos de mobiliario público", dejando un paisaje desolador al día siguiente.
Martínez asegura que están acostumbrados a caminar entre vómitos y callejones llenos de condones usados. Y han "pillado" a muchos jóvenes usando los portales de los edificios "como moteles". Por eso, los disfraces obscenos les parecen "lo de menos", aunque reconoce que las vestimentas perjudican al turismo cultural. "Imagina ver ciertas estampas al lado de la Mezquita-Catedral", sobre todo cuando la visita la hacen familias con niños.
También en la capital de La Rioja, que en 2021 prohibió ir por la calle con disfraces "xenófobos, racistas y homófobos", llevan alrededor de una década "sufriendo" las despedidas de soltero. “Para nosotros es una ciudad sin ley" cuenta a RTVE.es el vicepresidente de la asociación Logroño sin Ruidos, Fernando Mangado. Hay vecinos que han tenido que cambiarse de barrio y "malvender el piso" al no poder soportar el constante escándalo, asegura.
"Claro que queremos convivir con el turismo, pero no que nos pisotee", añade por su parte el vecino y activista de Málaga Nacho Romera, quien relata "escenas bochornosas" a plena luz del día y el hartazgo de la mayoría de los malagueños. De hecho, allí múltiples bares prohíben la entrada a despedidas de soltero. Uno de ellos es El Muro, de Francisco Riofrío. Estas celebraciones "contaminan mucho el ambiente”, dice, y prefiere conservar a sus vecinos habituales.
Las despedidas de soltero, "un síntoma de un problema mayor"
En cualquier caso, los vecinos entrevistados entienden las despedidas de soltero como "un síntoma de un problema mayor", la abundancia de apartamentos turísticos en los que antes vivían vecinos. Por eso, Riofrío cree que la futura ordenanza de Málaga no solucionará nada, sino que únicamente servirá "para contentar a los que se escandalizan si ven alguien con un pene en la cabeza".
También Martínez observa el crecimiento de este tipo de alojamiento en el centro de Córdoba. Cuando un edificio se queda sin residentes porque sus herederos prefieren vivir fuera del Casco Histórico, las inmobiliarias "pagan diez veces más de lo que vale el piso" con el objetivo de alquilarla. "Hay hoteles que no aceptan despedidas de soltero, pero ellos ponen fianzas de 400 euros y les da igual si rompen algo", lo que perpetúa el turismo irrespetuoso y de borrachera, opina.
“En el centro todavía quedamos personas, y queremos vivir “
"Los ayuntamientos tienen que coger el toro por los cuernos", sugiere por su parte el activista Nacho Romera. Los vecinos se sienten olvidados, y aseguran que las administraciones locales conocen de cerca el malestar que provocan las despedidas de soltero, pues "todos los días les llegan quejas". No obstante, no planean rendirse en sus reivindicaciones. "En el centro todavía quedamos personas, tenemos hijos y queremos vivir", concluye Martínez.