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Arte

Guillermo Pérez Villalta: "La vida existe para tener consciencia de la belleza"

  • La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando presenta una muestra del artista
  • Ecléctico y huidizo de las etiquetas, es Premio Nacional de Artes Gráficas 2020

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Imagen de archivo de Guillermo Pérez Villalta
Imagen de archivo de Guillermo Pérez Villalta

Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) desecha el término artista y se define como “artífice e inventor de cosas”, en la querencia por moldear diferentes disciplinas como escritura, pintura, escultura, grabado, diseño, escenografía, orfebrería o dibujo.

Una carrera hilada a fuego lento con dos vectores irrenunciables: la traslación del espacio a la totalidad de su obra narrativa y el eclecticismo en la búsqueda de la belleza (antiacadémica), en una ruptura de los corsés del arte contemporáneo que valora como “cerrado y repetitivo”.

“Existe lo que yo llamo la tiranía del arte, de las convenciones, de las ideologías. Hay muchísimas cosas que coartan el pensamiento. Puedes llegar a mucho más allá si dejas fuera los prejuicios, incluso el pudor. La posibilidad que tiene el género humano de inventar, actualizar y proponer es infinita”, reivindica con la claridad que marca sus palabras.

Arquitecto de formación aunque nunca ejerció, “de las bellas artes me parece la más suprema y compleja”, a Pérez Villalta ya no se le discute la maestría ni la irreverencia del gusto por lo ornamental en alegorías mitológicas que empastan fluidas con la alta cultura.

“El concepto real del eclecticismo es coger lo bello ahí donde esté. Ya sea el presente, el pasado o el mundo kitsch. Es lo que he hecho toda mi vida, cultivar el concepto de belleza, descubrirla desde Japón a la cerámica en barro hasta el Rococó que es un tema que yo he investigado mucho aunque está muy desprestigiado. Es lo que da sentido a mi vida, lo que yo llamo belleza placer que relaciono por ejemplo con el éxtasis de Santa Teresa”.

'Pabellón de cristal con atrio', 2021. Impresión digital

Una valoración conceptual a la contra de las camarillas del establishment, que le costó cierto ostracismo y “críticas muy fuertes” en los 70 al ahuyentar la abstracción total de moda, según relata en su descarnada biografía El espejo de la memoria (Mecánica Lunar, 2020).

Inspirado por las ensoñaciones del precursor del surrealismo, Giorgio de Chirico, el pintor empezó a despuntar en la Movida, se convirtió en pionero de la Nueva Figuración madrileña y es representante muy valorado del posmodernismo. A Pérez Villalta le llueven los reconocimientos como el reciente Premio Nacional de Artes Gráficas (2020) al que ya sumaba el de Artes Plásticas (1985).

Pasión por las artes gráficas y libertad irrenunciable

El artista regresa a Madrid después de su antológica hace un año en la sala Alcalá 31 de la capital. Lo hace con una muestra de sus grabados en Calcografía Nacional, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (hasta el 15 de enero de 2023).

Una exposición que aunque de pequeño formato repasa su predilección absoluta por el arte gráfico. “Emerge tantas posibilidades de invención que me fascina aunque es muy trabajoso”, asegura.

Desde litografías, aguafuertes y serigrafías a sus ediciones ilustradas del Faetón, del conde de Villamediana, La Odisea de Homero (36 cantos), con su propia intraodisea ya que viró de técnica y destruyó las placas a mitad de camino, o su recreación de Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift en un centenar de acuarelas.

Otra de las secciones atraviesa Pabellones. Una incursión en la creación digital de la que realizó una serie limitada de impresiones y puso a la venta en un precio “asequible”, en un acercamiento de sus pasiones al público, “me da pena tener carpetas llenas de dibujos sin que se vean”, apunta.

La esencia del artífice se decanta en las láminas Verbum et imago (palabra e imagen), creada especialmente para la muestra, formada por siete estampas caligráficas con frases que expresan sus pensamientos líricos anudados a su ser íntimo de pintor “sin vocación”. “Una de las que más me gusta y aparece es: la vida existe para tener consciencia de la belleza”, subraya.

A sus 74 años, Guillermo Pérez Villalta no se detiene en una experimentación sin tregua, ¿cómo vive este nuevo brillo de su obra? “Ocurre desde hace unos años que mis exposiciones tienen éxito y está llegando a las nuevas generaciones. Esto me confirma que lo que hago no es una invención tonta que se pueden hacer las cosas de otra manera”, concluye con un punto jocoso.