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Cine

'El gran Maurice', la ilusión como puerta de entrada a un bello fracaso

  • La película cuenta la historia del hombre que disputó el Open Británico sin haber jugado nunca al golf
  • Mark Rylance destaca en una simpática comedia que reflexiona sobre nuestras metas y sueños

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Tráiler de 'El gran Maurice'

¿Cómo sabes que no puedes hacer algo si no lo intentas? Esa es la idea detrás de El gran Maurice, película británica que llegó a los cines el pasado viernes y que cuenta la increíble historia real de Maurice Flitcroft, un operador de grúa que llegó a disputar el Open Británico sin haber completado nunca el recorrido de un campo de golf.

La película dirigida por el también actor Craig Roberts enlaza con la tradición de la comedia social británica sobre la clase trabajadora como Full Monty o Pride, con una puesta en escena clásica y sin muchos alardes. El peso de la historia recae en un reparto encabezado por el matrimonio de ficción que forman Mark Rylance, que borda al entrañable Maurice, y Sally Hawkins, como la persona que aporta sensatez en ese hogar sin dejar de apoyar los sueños de su marido.

Cuando ve peligrar su trabajo en los astilleros, Maurice es alentado por su mujer a hacer algo para sí mismo, algo que realmente le motive. Es un hombre que, a la manera del George Bailey de Qué bello es vivir, dejó de lado sus aspiraciones cuando las obligaciones se pusieron por delante.

Maurice ve una noche por casualidad un torneo de golf por la tele y decide que eso es lo suyo y que va a competir al más alto nivel aunque no haya cogido nunca un palo. Aquí comienza una peripecia que no destriparemos sobre cómo, con ilusión y descaro, el operador de mediana edad llegó a jugar la primera ronda del Open Británico. Y cómo, por lo menos en la ficción, se codeó con Severiano Ballesteros en esta escena que el doblaje intentar salvar de la mejor manera posible (Maurice chapurrea en español en la versión original):

Clip: el encuentro de 'El gran Maurice' con Severiano Ballesteros

El coste de lograr tu sueño

Lo más interesante de la película es la reflexión que hace sobre qué se puede considerar un éxito o un fracaso. Maurice firmó la peor ronda en la historia del torneo y la prensa le puso el mote de "El fantasma del Open" (The Phantom of the Open es el título original de la película, en un juego de palabras con The Phantom of the Opera). Aun así, siguió intentando hacerse un hueco en el golf profesional, enviando cartas a las máximas autoridades del deporte para que lo admitieran y yendo a la televisión a intentar demostrar sus habilidades.

La película pone el foco en el coste personal y familiar que tiene el empeño del protagonista en lograr su objetivo y en el enfrentamiento con su hijo mayor, un directivo del astillero que se avergüenza de su padre. En el lado idealista están sus otros dos hijos gemelos, dos bailarines de música disco con el mismo carácter soñador que su padre.

Mark Rylance, un cándido y decidido Maurice

Lo que hace que El gran Maurice no caiga en la parodia de un personaje excéntrico es la interpretación de Mark Rylance. El ganador del Oscar como mejor actor secundario por El puente de los espías aporta la dosis justa de inocencia y determinación a un protagonista que no entiende por qué un torneo que se llama Open no está abierto a todos los jugadores. Nada detiene a Maurice, que se toma con buen humor cada obstáculo.

Rylance, que encadenó proyectos con Spielberg como Mi amigo el gigante y Ready Player One y clavó al gurú tecnológico de No mires arriba, vuelve a demostrar por qué es uno de los actores británicos más respetados por la industria.

En el reparto, además de Rylance y Hawkins, destaca en un papel secundario Rhys Ifans, como el máximo responsable del torneo que no va a permitir que un intruso acceda al evento más prestigioso del mundo.

El gran Maurice es, en definitiva, la entrañable (aunque con un lado amargo) historia de un "pez fuera del agua" que demostró que merece la pena luchar por lo que nos ilusiona. ¿Quién dice que no se puede?

Días de Cine: El gran Maurice