Enlaces accesibilidad

Argentina, un país de libros y fútbol

  • Culturas 2 entrevista a Eduardo Sacheri y María Negroni sobre diversidad literaria y el mundial
  • Argentina es el país invitado este año en el festival EÑE de literatura que estos días se celebra en Madrid y Málaga

Por

Dice la escritora Gabriela Cabezón Cámara que en Argentina “pateás una baldosa y salen jugadores de fútbol y escritores”. Y el programa Culturas 2 ha entrevistado a dos de sus autores más reconocidos: Eduardo Sacheri y María Negroni. Con ellos hablamos de la diversidad literaria y también de fútbol.

Eduardo Sacheri (Castelar, Argentina, 1967) es escritor, guionista, profesor de historia. Conocido por sus novelas, y por las novelas que ha llevado al cine (El Secreto de sus ojos, La odisea de los giles). Apasionado del Club Atlético Independiente, empezó escribiendo cuentos sobre fútbol y artículos deportivos en la revista El Gráfico. Su último libro es El Funcionamiento general del mundo (Alfaguara). Las novelas de Eduardo Sacheri están llenas de historias comunes y tipos corrientes: “Creo que tiene que ver con mi modo de interrogar al mundo”, afirma.

Eduardo Sacheri : “Los mundiales tienen algo mágico”

P.: Para un argentino, al que además le gusta el fútbol, supongo que estos días no hay nada más importante que el Mundial

R.: Es un tema casi exclusivo. Mientras Argentina esté jugando el Mundial no hay otro tema, después regresarán todas nuestras tormentas, como corresponde. Pero durante el Mundial, en mi país se pone en pausa casi todo, no sé si es bueno, pero sucede. Y estaría bien que cuando termine la actuación de Argentina en el mundial, nos topemos de nuevo con nuestros problemas reales.

P.: Pero seguramente no te vas a perder un partido…

R.: Sí, si te soy sincero, he estado trabajando mucho estas últimas semanas, apresurándome para estar todo lo libre que pueda no solo para los partidos de Argentina, sino porque por mi edad, los mundiales tienen algo mágico, muy especial. El primer mundial que vi a los 10 años fue el de mi país, en el 78, y desde entonces estos partidos entre naciones tienen para mí algo especial.

P.: En alguna ocasión has dicho que para que Messi termine de conquistar el corazón de los argentinos tiene que ganar un mundial.

R.:(Se ríe) La verdad es que Messi conquistó hace tiempo mi corazón, pero algunos de mis connacionales han esperado de él que sea Maradona, y en Argentina ha habido en ocasiones una mirada muy exigente con Messi. Así que ojalá levante la copa, pero sinceramente, lo deseo más por él que por mí, porque creo que algo le debe molestar esa actitud de mi país.

P.: De fútbol habla también tu última novela, El funcionamiento general del mundo (Alfaguara). Un libro que narra el viaje improvisado de un padre con sus hijos adolescentes y que se revela como un viaje a su propio pasado. Federico Benítez el protagonista del libro, es un tipo con el que es fácil empatizar. ¿El éxito de tus novelas radica en que escribes historias de tipos comunes?

R.: No lo sé, sé que es el universo que me interesa, que yo indago el mundo desde mi propia vida, desde la gente que tengo cerca y todos somos personas comunes, incluso los que creen que no lo son. Y puede ser que eso haga que los lectores se aproximen, pero no es algo buscado, creo que tiene que ver con mi modo de interrogar al mundo.

“Me gusta el cine, pero cuando pienso una historia la pienso para los libros”

P.: Dos de tus novelas han tenido gran éxito en el cine. La pregunta de sus ojos, traducida en la gran pantalla como El secreto de sus ojos, consiguió el Oscar a la mejor película extranjera en 2010. Y también adaptaste La noche de la usina (Alfaguara 2016) y la película, La odisea de los giles, obtuvo un Goya. ¿Cómo es escribir para cine?

R.: La escritura para cine es diferente, es más utilitaria. Un guion es un vehículo para que otro montón de personas pongan después su arte: directores, actores, productores, técnicos… El guion no puede aspirar a la belleza, es simplemente acciones y diálogos. Es a su manera una escritura mucho más humilde, y una linda experiencia muy diferente a la literaria.

P.: ¿Te gustaría escribir más para cine?

R.: Me gusta hacerlo, pero no lo siento como mi trabajo. Cuando pienso en una historia, la pienso para libros, no para cine. Mis historias van en los libros. Para mí el cine es como esas casas a las que a uno le gusta que le inviten, y lo pasa bien, pero al final del día quiere volver a su cama. Mi casa para mí, son los libros.

P.: Y ¿en qué libro estás trabajando ahora?

R.: Me gusta recorrer con mis libros ciertos momentos de la historia reciente de mi país. Si en El Funcionamiento General del Mundo fui a 1983, el último año de la dictadura militar. Ahora voy a situarme en 1975, un año en el que la revolución armada de las organizaciones juveniles de izquierda está en su momento más álgido, durante el gobierno de Isabel Perón.

“La literatura interpela nuestro pasado de una forma diferente a la historia”

P.: Ese afán por anclar tus personajes en un momento de la historia, ¿viene de tu faceta de historiador, y profesor?

R.: Creo que la literatura interpela nuestro pasado de otro modo al que lo hace la ciencia histórica. La historia va a los conjuntos, a lo general, y la literatura nos interpela de otra manera. Y te deja preguntas interesantes como ¿dónde estaba yo? ¿qué pensaba yo en ese momento? Me gusta que la literatura también haga eso.

“No es casual que la locomotora de nuestra literatura sean mujeres ”

P.: Argentina es el país invitado en el festival EÑE. ¿qué momento está viviendo la literatura en tu país?

R.: Nuestra literatura actual nos representa bien, es muy diversa, felizmente diversa. Es muy vital, se escribe y se publica mucho. Y no me parece casual que sean algunas escritoras argentinas las que estén en la locomotora: Samanta Schweblin, Claudia Piñeiro, Selva Almada, Gabriela Cabezón Cámara… Hace 30 años te habría nombrado escritores varones. La literatura argentina está bien avenida con las cuestiones de la actualidad. Se publica y se lee bastante, algo esperanzador y que al menos nos calma un poco.

P.: ¿Tus alumnos leen bastante? ¿Cómo influye la situación económica y política del país?

R.: Se lee más de lo que suponemos. Argentina ha sido un país culturalmente muy dinámico y todavía nos beneficiamos de esa inercia. Las cosas grandes tardan en detenerse, esa es la parte positiva. La negativa es que hace tiempo que nos cuesta encontrar etapas de prosperidad, y eso afecta al largo plazo. Y como en Argentina vivimos muy por urgidos por nuestras peleas de hoy, tenemos poco tiempo para pensar en los problemas de mañana.

Eduardo Sacheri y María Negroni, en la librería La Mistral (Madrid). RTVE

María Negroni: “Me gusta el fútbol, pero no me gustan los mundiales”

María Negroni (Rosario, Argentina, 1951) es poeta, novelista, ensayista y traductora. Ha escrito más de veinte libros de poesía y tres novelas: Archivo Dickinson, Exilium, Oratorio y El sueño de Úrsula Su último libro El Corazón del daño (Random House) se publicará en España en enero.

P.: A lo largo de tu vida has escrito novelas y ensayos, pero ¿eres ante todo poeta?

R.: Para mí la poesía más que un género literario es una forma de relacionarse con el lenguaje. Y los buenos textos que me gusta leer siempre están atravesados por la poesía. La poesía no son los versos, el efecto estético puede estar en cualquier texto, de hecho, en los grandes textos literarios de prosa está ese efecto. Y en ese sentido, todo lo que hago está tocado por esa forma de aproximarme al lenguaje.

P.: ¿Dirías que la poesía intenta llegar más allá?

R.: Diría que el lenguaje tiene limitaciones, que no alcanza para decir la realidad, porque hay cosas que son indecibles. Y la poesía está todo el tiempo intentando llegar a eso que se le escapa, acercarse a las grandes preguntas que tenemos como sociedad, sobre nuestra existencia, la finitud. Esa es la función de la literatura, tal y como yo la entiendo, tratar de iluminar esas zonas de desconocimiento. Es mi opinión, aunque ahora hay mucha confusión sobre lo que es la literatura.

P.: Tu nuevo libro, El corazón del daño, se publicó hace unos meses en Argentina y llegará a España en enero. Es una novela que empezaste a escribir después de la muerte de tu madre.

R.: Los libros son como miniaturas, microcosmos, y sí, lo que disparó este libro fue ese duelo. Se había muerto mi madre, que era una madre compleja, difícil, como todas las madres, y a la que le debo muchísimo, de hecho, llevo su apellido, su apellido era Negroni. Durante la escritura me vinieron muchos recuerdos de la infancia y de esa figura materna a la que yo iba acatando o desobedeciendo. Ella tenía obviamente un plan para mí que no cumplí… y en el libro me pregunto ¿cómo llegué a ser la escritora que soy? ¿cómo esa niña que vivía en las montañas de Mendoza llegó a ser lo que soy?

“Llegué a pensar que no podía publicarlo, que El corazón del daño tendría que ser un libro póstumo”

P.: ¿Es uno de los libros que más te ha costado escribir?

R.: Fue un libro difícil de escribir, porque en medio de la escritura me di cuenta de que era un libro muy desnudo, muy expuesto. En La Noche de Úrsula por ejemplo cuento la historia de un personaje con el que me identifico plenamente, que está lleno de mí, pero en ese libro había muchas capas de protección. Mientras que en El Corazón del Daño no hay capas, no hay disfraces… y llegué a pensar que no lo podía publicar, que tendría que ser un libro póstumo. Es un libro que me moviliza, pero la gente en Argentina ha respondido de una manera muy hermosa.

P.: Y ¿en qué estás trabajando ahora?

R.: De esto no puedo hablar, nunca he entregado un libro a una editorial o he enseñado algo que no haya terminado. Lo guardo solo para mí, bastante tengo con mis propios demonios (risas).

La escritora argentina María Negroni. RTVE

P.: En el festival EÑE de literatura en el que has participado has tenido la oportunidad de dialogar con poetas y escritores de aquí y de allí, ¿qué diferencias aprecias entre la literatura argentina y la española?

R.: En la poesía percibo una diferencia. En América Latina diría que hay menos exuberancia, somos más desconfiados con el lenguaje. La dicción poética es más contenida, se hace decir a las palabras más con menos. Creo que en España el lenguaje fluye con más generosidad, no digo que una cosa sea mejor que la otra, pero me llama la atención. En América Latina hay excepciones, como Neruda, con una escritura exuberante, pero es la minoría.

“La poesía en América Latina es más contenida”

P.: ¿Y a qué crees que se debe?

R.: Puedo hablar por mí. Creo que los poetas de mi generación, durante la dictadura militar, sentíamos que el discurso de los militares, que hablaban por horas, era el discurso terrorífico del poder. A la dictadura le llamaban el proceso de reorganización nacional, nunca hubo desaparecidos, se usaban eufemismos… Frente a ese discurso, los poetas en esa época escribíamos casi con monosílabos, con versos fracturados. Y cuando vivía en Nueva York, llegué a la narrativa para intentar soltarme un poco más.

P.: Representas a una generación de mujeres escritoras que están liderando la literatura en tu país. ¿Cuáles son tus referencias?

R.: Mis escritoras argentinas preferidas son Sara Gallardo, Silvina Ocampo, Libertad Demitrópulos, que es una genia. Tiene un libro maravilloso, Río de las Congojas.

P.: ¿Dirías que estamos ante un tipo de literatura en femenino que triunfa?

R.: Creo que no existe literatura de mujeres, existe la literatura, y toda la literatura en mi opinión es femenina, la que escriben los hombres también. Porque yo entiendo que es femenino todo lo que se atribuye al arte: la pasión, la desobediencia, la locura, el deseo… eso es femenino.

“No se puede enseñar a escribir, pero se puede enseñar a leer”

P: Has dado clase en la Universidad de Nueva York, y diriges una maestría de escritura creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Buenos Aires, ¿se puede enseñar a escribir?

R.: No, no se puede enseñar a escribir, es una idea loca, transformarse en un escritor lleva décadas, pero lo que sí se puede es enseñar a leer. Y cuando aprendes a leer puedes descubrir cómo está hecho un texto, cómo se llegó a ese efecto final. Eso es lo que intentamos hacer, me gusta mucho dar clases.

P.: Hemos quedado en que en esta entrevista íbamos a hablar de libros y fútbol, ¿te gusta el fútbol?

R.: Sí, incluso de pequeña mi padre me llevaba a la cancha. Aunque me parece vergonzoso que se suspendan las sesiones del Congreso por el Mundial, me parece horrible en la situación que está el país. Tengo un amigo que dice que mejor que no gane Argentina, porque si gana, nos van a poner todas las leyes de ajuste financiero sin que nos demos cuenta.

P.: ¿Y vas ver el Mundial?

R.: Sí, seguramente veré los partidos. Pero tengo que decir que algo se quebró en mí en relación con el fútbol. Cuando se jugó en Argentina el mundial del 78, en el pico de la represión, me tocó ver cómo se festejaba ese mundial, y cómo Videla entregaba la copa al capitán del equipo. Y yo no entendía que la gente festejara. A partir de ese momento siento una especie de rechazo hacia el uso político del fútbol. Los mundiales no me gustan.