¿Centro histórico o "parque temático"? Los vecinos se rebelan contra la saturación turística de las ciudades
- Con la recuperación del turismo tras la pandemia vuelven "agravados" los problemas en las ciudades más visitadas
- En algunos barrios el porcentaje de pisos turísticos llega al 60% del total de viviendas
Hubo un tiempo en el que los problemas relacionados con el turismo copaban portadas, e incluso aportaron un puñado de nuevos términos al español: turistificación -esta última, candidata a palabra del año de Fundéu en 2017-. El parón a los viajes por la pandemia frenó el debate, pero con la recuperación actual vuelven a oírse con fuerza las quejas de los vecinos en las ciudades que más visitantes reciben.
"Durante más de un año Barcelona estuvo sin apenas turistas, y la percepción de la gente cambió. Vieron por primera vez que no había colas en las calles, que se podía pasear frente a la Sagrada Familia, por las Ramblas", explica a RTVE.es Pere Mariné, de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona.
Su ciudad es el ejemplo paradigmático de las tensiones que genera el aluvión de turistas. Con apenas 1,6 millones de habitantes, recibió en 2019 casi 12 millones de visitantes, un récord histórico que la situó como una de las ciudades más saturadas de Europa, y que podría superarse pronto al ritmo de crecimiento actual. España está recibiendo entre un 80% y un 90% de los turistas que vinieron en el último año precovid, y estos últimos tres meses están siendo "los mejores de la historia", afirma Ramón Estalella, director general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT).
Según Mariné, la "masificación" turística, que se concentra en unos pocos barrios del centro histórico, "comporta que hay determinados derechos de los ciudadanos que se ven afectados, desde cosas tan elementales como el circular por las calles". En el horizonte está el ejemplo que todos quieren evitar: Venecia, cada vez más despoblada de venecianos y llena de turistas.
Vecinos que se van del centro: "El barrio ha cambiado una barbaridad"
Saturnino Vera lleva viviendo 33 años en el barrio de La Latina, en pleno centro de Madrid. En todo este tiempo, "el barrio ha cambiado una barbaridad", denuncia este vecino y presidente de la Asociación Cavas La Latina. "Antes tú tenías un montón de tiendas, muchos comercios artesanales, y prácticamente todo eso ha desaparecido. Ahora mismo lo que tenemos son negocios exclusivamente pensados para el turista, y ya no encontramos dónde comprar las cosas", continúa.
Como Vera, Maribel Alcázar también lleva más de tres décadas viviendo en su ciudad, en su caso Palma, donde preside la Federación de Asociaciones de Vecinos. Constata la desaparición del comercio tradicional en el casco antiguo. "A cambio tienes una serie de franquicias que son las mismas que en Málaga, en Murcia o en París. Es un sacrificio total de los centros urbanos, que tenían una vida vecinal, para convertirse en una especie de parador turístico, de parque temático".
“Es un sacrificio total de los centros urbanos, que tenían una vida vecinal, para convertirse en una especie de parador turístico, de parque temático“
"Muchas veces no encontramos ni dónde desayunar", asegura por su parte Vera, debido a que los bares están enfocados al consumo por la tarde y por la noche, cuando llegan los visitantes y los hosteleros pueden hacen más caja. Muchos de los vecinos "de toda la vida" han optado por marcharse a la periferia, donde encuentran "bares normales y sitios donde poder charlas con los vecinos", señala. "Algunos aguantamos, somos como la aldea de Astérix", dice, con humor, mientras que Alcázar se pronuncia en la misma línea: "Los que quedan no son residentes, son resistentes".
Más Airbnb y un alquiler más caro
Los datos respaldan la percepción de los vecinos. Barcelona, Madrid, Palma, Málaga o Sevilla han perdido población en el centro de la ciudad a medida que aumentaba el número de Airbnb y se disparaba el precio del alquiler -la excepción es Valencia, cuya zona antigua no ha dejado de ganar vecinos-. En el barrio de Sol de Madrid, los pisos turísticos suponen casi el 30% del total de viviendas, números que crecen hasta el 60% en el barrio de Santa Cruz, en Sevilla, según un informe de esta semana de la patronal hotelera Exceltur.
La subida del alquiler es especialmente llamativa en el centro de Málaga, donde el metro cuadrado ha crecido un 56% en diez años, y especialmente en Valencia, donde el aumento ha sido del 92%, según Idealista. En otras ciudades menos turísticas, como Zaragoza o Valladolid, ha subido un 20% y un 25%, respectivamente.
Juan José Blardony, director general de Hostelería Madrid, subraya que la clave del éxito turístico es la "convivencia" entre visitantes y residentes. "Precisamente uno de los grandes atractivos de Madrid es que en el centro viven vecinos, algo que no ocurre en otras ciudades donde se ha desarrollado muchísimo el turismo", apunta.
Guerra entre hoteleros y empresarios de pisos turísticos
Tanto él como el portavoz de CEHAT coinciden con las asociaciones vecinales en la necesidad de regular los pisos turísticos, que contribuyen a "desnaturalizar" los barrios más saturados e incrementan los precios del alquiler, afirma Estalella. Pide que se "nivele el terreno de juego" entre estos alojamientos y los hoteles, sometidos, según critica, a una legislación mucho más estricta: "No puede ser que unos compitan llenos de normas y otros no. Es una carrera de 100 metros que nosotros corremos con una mochila llena de piedras y ellos sin mochila".
Páginas web como Airbnb se basaban en sus inicios en un modelo de "economía colaborativa", en la que los particulares ofrecían su segunda residencia o una habitación a los turistas. Ahora, sin embargo, funcionan como una "economía de plataforma" en la que los protagonistas no son estos particulares, sino "compañías especializadas que invierten en el negocio inmobiliario y han comprado viviendas" para alquilarlas a los visitantes, explica Itziar Aguado, profesora de la Universidad del País Vasco, quien ha investigado el impacto de los pisos turísticos en ciudades como San Sebastián o Bilbao.
Es en este cambio de modelo y el aumento en la cantidad de estos pisos "cuando empiezan las repercusiones": al propietario le sale más mucho más rentable alquilar a turistas que a familias -entre un 200% y un 300% más, según Exceltur-, lo que provoca que haya menos oferta, que suban los alquileres y la gente local no pueda acceder a ellos, por lo que termina expulsada de sus barrios, en lo que se conoce como "gentrificación turística", desarrolla Aguado.
Desde la patronal de apartamentos turísticos niegan que la subida de precios en las ciudades se pueda atribuir únicamente a ellos. "En Madrid hay 10.200 alojamientos por un millón y medio de viviendas, estadísticamente es insignificante", destaca Miguel Ángel Sotillos, presidente de la Federación de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (FEVITUR). Cree que la saturación de los centros turísticos de las ciudades se debe tanto a los turistas como a los habitantes de las mismas, y que el porcentaje de quejas por ruido o inseguridad por los pisos turísticos es "ínfimo".
Pisos turísticos solo en la primera planta o "crecimiento cero"
Ante esta proliferación de apartamentos turísticos, los ayuntamientos han desplegado una amplia batería de medidas. Palma prohibió que se alquilara una vivienda con este uso dentro de un edificio plurifamiliar, lo que en la práctica reducía la posibilidad de la oferta a los chalets. Sin embargo, un simple vistazo a la web de Airbnb arroja decenas de resultados de viviendas ilegales que siguen anunciadas.
En Barcelona se estableció una política de "crecimiento cero" de estas viviendas y no se permite la apertura de ningún alojamiento turístico ni ampliar los ya existentes en los barrios más turísticos. Además, un equipo de cerca de 70 personas se dedica a analizar las webs de las plataformas y notificarles aquellas ofertas que no tienen licencia para que las retiren. En 2015, cuando Ada Colau llegó al ayuntamiento, había más 6.000 ofertas ilegales, mientras que el número se ha reducido a alrededor de 200 del total de más de 9.000, según explica Eva Mur, directora del servicio de inspección del consistorio.
San Sebastián, por su parte, ha vetado la apertura de nuevos apartamentos y hoteles en la Parte Vieja y restringe a la planta baja y a la primera planta los pisos turísticos en otras zonas. Mientras, Madrid solo permite estos alojamientos cuando tengan un acceso independiente, lo que limitaría enormemente la oferta en la ciudad, aunque esta medida también se incumple.
Las asociaciones vecinales reclaman más implicación de las administraciones para hacer cumplir con la normativa, mientras que tanto expertos como Aguado como los representantes de las patronales de hostelería y hotelería ven necesaria una regulación estatal. El Gobierno se ha mostrado receptivo, según Exceltur, aunque se desconoce si esta nueva regulación entraría dentro de la ley de vivienda que negocian ahora los ministerios o en un decreto ley distinto. Según los empresarios de las viviendas turísticas, lo que buscan los hoteleros realmente es "una prohibición encubierta para no tener competencia", asevera Sotillos.
Para él, las normativas municipales en vigor intentan "matar moscas a cañonazos". Lamenta que las administraciones hablen con vecinos y hoteleros pero no con su sector, y se abre a negociar posibles regulaciones, siempre según la situación de cada territorio.
¿Debería tener un límite el turismo?
Más allá de la cuestión regulatoria, de fondo resuena el debate sobre si debería tener un límite el turismo, la principal industria en España, con un impacto del 12% en el PIB y cerca de 2,5 millones de empleos generados. Mariné lo compara con el aforo de un restaurante: "Si tiene capacidad para 50 personas y meten a 100, los 100 estarían mal. En la ciudad es similar, hay un número de turistas viable, pero a partir de cierto número crecen exponencialmente los problemas".
Alcázar, por su parte, cree que no se ha aprendido "nada" después de que la pandemia sacara a la luz la dependencia del turismo de una ciudad como Palma. "Los problemas que había antes han vuelto agravados", señala. Apuesta por "otro modelo productivo" para abandonar la "servidumbre" al turismo y al ocio, que las administraciones siguen potenciando al invertir en campañas turísticas en el extranjero, denuncia.
Para el director general de la patronal CEHAT, los problemas derivados del turismo se limitan a "determinados sitios, en determinadas épocas", y se deben fundamentalmente al aumento descontrolado de pisos turísticos. Reconoce que en aquellas áreas más saturadas se pueda decidir "que no crezca más" el turismo, pero rechaza aplicar limitaciones a la apertura de hoteles, ya que estos se regulan por el propio mercado. "En España caben muchos más turistas, pero para eso hay que intentar que vayan a más sitios y que vayan más espaciados", resume.
“En España caben muchos más turistas, pero para eso hay que intentar que vayan a más sitios y que vayan más espaciados“
"Como cualquier otra oferta, tiene que tener un límite y no sé si hemos llegado a él. Desde luego no estamos al nivel de 2019 y todavía queda recorrido", admite también Blardony. El representante de los hosteleros madrileños cree que la solución pasa por atraer un turismo de mayor poder adquisitivo y encontrar el "punto medio" entre el disfrute de la ciudad por parte de los visitantes y que esta ciudad siga estando viva.