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Violencia sexual

El nuevo sol que ayuda a las mujeres congoleñas frente a la violencia sexual

  • Unas 50 mujeres agredidas sexualmente son atendidas, semanalmente, por MSF en Salamabila, este de la RDC
  • El 80% de los ataques son cometidos por hombres armados, incluidos soldados del Ejército congoleño

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Informe Semanal - Protegidas por un nuevo sol

Existe un nuevo sol para proteger la identidad de las víctimas de ataques sexuales en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Porque ellas son agredidas doblementeademás de las lesiones físicas y psíquicas de una violación, muchas sufrirán el rechazo y la estigmatización en sus comunidades. Y algunas casadas, incluso serán abandonadas por sus maridos porque las consideran cómplices de sus verdugos.

“Entraron unos hombres armados cuando estaba en casa sola con los niños, mi marido había ido al campo a buscar agua. Eran muchos, uno me sujetó los brazos y las piernas, me taparon la boca, me ataron las manos”. Desde entonces a Jolie Lukwesa, de 35 años, le duele la vida, la espalda y las caderas de los golpes durante el forcejeo.

Una mujer con un bebé en Salamabila

Una mujer con un bebé en Salamabila MSF/Carl Theunis

Es la segunda vez que acude al Hospital de Salamabila, después de la violación. En la primera visita, le dieron un kit con tres tipos de medicamentos: para evitar el VIH, infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. Hoy ha vuelto para recibir tratamiento psicológico.

Eran muchos, uno me sujetó los brazos y las piernas, me taparon la boca, me ataron

“Cuando mi marido volvió a casa, le conté lo que me había ocurrido y me dijo que no podía vivir más conmigo y me abandonó. Tengo tres hijos y, desde hace tres semanas que pasó, tengo miedo de todo; de salir de casa, de ir a por agua o ir al campo a trabajar. Pero mis niños no tienen nada para comer, solo lo que nos dan los vecinos”, cuenta a Informe Semanal.

A Jolie y al resto de víctimas de agresión sexual que entrevistamos les cuesta recordar lo sucedido. Nunca pronuncian la palabra violación y prefieren eufemismos y retorcer el swajili para describir cómo un día el demonio las arrebató el sueño y la felicidad.

"Mi trabajo consiste en identificar las necesidades de las supervivientes de violencia sexual. Les proporcionamos atención inmediata y vemos qué tipo de ayuda necesita, porque además de violada ha sido despojada de todo. Muchas de ellas han sufrido el ataque en sus propias casas y ya no quieren volver. Otras conocen al agresor y temen que vuelva” explica Alice Echumbe, trabajadora social de Médicos Sin Fronteras.

“Pienso todo el tiempo en ahorcarme en un árbol, pero desde que recibo ayuda en este hospital me siento un poco mejor y ya he empezado a comer” relata Feza Mosonga a Informe Semanal. Ella es otra de los cientos de miles de víctimas que sufren en silencio. No lo denuncian y callan por vergüenza a ser señaladas.

MSF atiende unos 10.000 casos al año de violencia sexual en RDC MSF/Carl Theunis

Un sol con dos significados

En Salamabila, con más de 100.000 habitantes, en el este de la RDC, el sol ya no solo es una estrella. Ahora es también un código que las víctimas utilizan para guardar su anonimato. Al llegar a los centros de salud de esta zona, si una mujer dibuja un sol o pronuncia la palabra Jua, que en swajili quiere decir sol, significa: atacada sexualmente. Entonces es llevada directamente al servicio de atención a las víctimas, sin necesidad de pasar por recepción y de contar su agresión delante de otros. El tratamiento es gratuito y confidencial.

“En nuestro servicio Jua no solo tratamos a víctimas sexuales, también abordamos otras cuestiones como la planificación familiar, atendemos problemas de salud mental y ofrecemos ayuda a las mujeres que deben someterse a un aborto médico”, nos cuenta Lucie Mubelelwa, matrona congoleña y trabajadora social de MSF desde hace casi cuatro años.

Mujeres valientes y empoderadas luchan cada día contra la violencia sexual en RDC @Fernandogcalero / @msf_espana

Nadie sabe la cifra exacta de cuántas mujeres violadas hay en la RDC, un país armado por más de 130 grupos de autodefensa, milicias y paramilitares que luchan entre sí para controlar el poder o los recursos naturales tan ricos de oro y coltán, sobre todo, en las minas del este. Durante los años de conflicto, la violación se utilizó como arma de guerra, ahora además parece que se ha convertido en un“entretenimiento” para hombres uniformados y armados. Hartas de la indiferencia y la impunidad, las víctimas han decidido ayudarse. Muchas acuden a una Asociación local llamada 'Mujeres Dinámicas' en Salamabila. Son mujeres que quieren hacer cosas para salvar a otras que están pasando por el mismo infierno.

A esta mujer, que prefiere ocultar su nombre y su rostro, la violaron delante de su marido. Él después la echó de casa con sus hijos. No tenía dónde ir, pero en 'Mujeres dinámicas' ha encontrado el apoyo y la fuerza para seguir resistiendo. Aquí se forman, con el apoyo de Médicos Sin Fronteras, para asesorar a otras víctimas. Aprenden métodos anticonceptivos, cómo colocar un preservativo femenino o masculino, y cómo desecharlo para no contaminar. “Después de recibir formación, mi trabajo consiste en contárselo a las demás y en sensibilizar a mi comunidad sobre violencia sexual”, explica a Informe Semanal.

Una mujer en Salamabila

Una mujer en Salamabila MSF/Carl Theunis

Dicen que el que canta sus males espanta y así es como ellas, que suelen cantar y bailar al final de sus clases de formación, se sacan el diablo que un día las invadió su cuerpo. El amor propio y la fuerza de todas ellas hacen posible que, juntas, salgan adelante.