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Joaquín de Luz: "La danza es la expresión más directa hacia nuestro ser"

  • El director de la Compañía Nacional de Danza cumple tres años en el cargo con un programa triple en Teatros del Canal
  • "La danza está a años luz de su lugar en la sociedad", opina

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El director de la Compañía Nacional de Danza, Joaquín de Luz.
El director de la Compañía Nacional de Danza, Joaquín de Luz.

Ni una pandemia ha podido frenar la ilusión con la que Joaquín de Luz (Madrid, 1976) asumió la dirección artística de la Compañía Nacional de Danza con el objetivo de elevar su relevancia. Cumplidos los tres primeros años, inicia su cuarta temporada con un programa triple en el Teatro del Canal que incluye dos estrenos: Where you are, I feel, del coreógrafo italiano Valentino Zucchetti y Passengers Within, del propio De Luz.

Dice que la musicalidad era primordial en el New York City Ballet, donde ejercía de bailarín principal. “La chispa de un bailarín musical la capta el público no entrenado en la danza”, opina. Y que, por eso insiste mucho a sus bailarines y bailarinas en trabajar esa musicalidad aunque "el verdadero duende" sea un don.

P.: ¿Qué ha sido lo más satisfactorio y lo más complicado de estos tres años al frente, pandemia al margen?

R.: Lo más satisfactorio es que se empiezan a ver los frutos de la cosecha de esos tres años. No me gusta hablar de la pandemia, pero la hemos aprovechado porque es bueno tener también un tramo de inflexión. Se pueden aprovechar hasta los momentos malos. Estamos haciendo un trabajo con mi equipo artístico muy bueno y que se pueda presentar este programa ahora es un logro. Todavía tenemos que mejorar y eso es lo que me da más ilusión. En la parte negativa, que también se aprende de ello, es lo difícil y disfuncional que es a veces el sistema. Hay muchas trabas. La danza está a años luz de donde tendría que estar en nuestra sociedad. Venimos ahora de una gira en Cuba y, cuando estás en sitios en los que se aprecia tanto la cultura, al volver es todavía más shock.

P.: Passengers Within es una propuesta ambiciosa: 18 bailarines y una crítica de la sociedad moderna.

R.: Más que una crítica, es una reflexión que hago desde que iba a ser padre: ¿qué se va encontrar mi hijo?, ¿qué le voy a dejar?, ¿qué valores le puedo enseñar? Es una reflexión, no literaria, de hacia dónde va la sociedad, con este ritmo trepidante y a la vez con una monotonía de pensamiento. La pareja principal de Passangers se empiezan a cuestionar y a despertar, empiezan a sentirse individuos, a salir del grupo, y por ello también son criticados y son mirados un poco como los raros.

P.: ¿Qué te aporta la música minimalista de Philip Glass?

R: Es perfecta porque es un bucle dinámico que va in crescendo. Es dinámica excitante y a la vez te hipnotiza. Refleja ese paradigma en el que estamos sumergidos como sociedad: no hay tiempo para estar presente y a la vez, paradójicamente, estamos dormidos.

P.:¿Tienes la sensación de haber salido de ese paradigma al que te refieres?

R.: Quiero pensar que estoy saliendo y que estoy despertando. Quizá me ha llegado un poco tarde porque no me he cuestionado hasta la llegada de mi hijo, que es cuando me he preguntado si él iba a conocer a una persona conectada con el ser o a un mero pasajero. Es un proceso que nunca acaba y eso es lo bonito de esta vida: aprender y seguir caminando hacia estar más conectado. Creo que es lo que falta en la sociedad. Por eso hay tanto conflicto y tanta guerra.

Una pareja de bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND) durante un ensayo. 

Una pareja de bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND) durante un ensayo. EFE/Fernando Villar

P.:¿Y cuál es el papel de la danza en esa conexión?

R.: La danza te conecta con el yo. Se ha usado desde que somos humanos ya sea como celebración, en un funeral o para traer la lluvia. El cuerpo humano está hecho para moverse y dentro tenemos música y ritmos. La sangre es ritmo, el corazón es otro ritmo. Todo en la vida es ritmo y movimiento. La danza es la expresión más directa hacia nuestro ser. Además, la danza como espectador te puede llevar a un mundo de sueño o a una evasión de este bombardeo de guerras al que estamos expuestos.

P.: Hablando de guerras. ¿Cuál es la situación de las bailarinas ucranianas que acogisteis esta primavera?

R.: Muchas han vuelto porque el ballet Nacional de Kiev ha regresado también. Otras se han quedado por Europa para seguir con su carrera. Fue un gran placer para nosotros acogerlas e incluso que fueran parte de la producción de Giselle. La danza somos una pequeña gran familia y abrir los brazos y las puertas a nuestros hermanos es lo mínimo que podemos hacer. Fueron majísima, se integraron completamente y, a pesar de lo que estaban pasando, estaban llenas de amabilidad y de humildad.

P.: En mayo se anunció el acuerdo entre el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio de Transportes y Adif, para que la Compañía Nacional de Danza tuviera una sede fija cerca de la estación de Delicias. ¿En qué punto está el proyecto?

R.: El proyecto no está ni un en punto ni en otro. Está ahí y es lo que hay. Es lo que te he dicho antes: hay trabas. Sería una gran ventaja para la danza y es un bien que hemos reivindicado desde hace mucho tiempo, pero parece que no vaya adelante y tenemos que adaptarnos. La danza también tiene el deber de viajar por toda España y llegar a toda la población. Tiene que quitarse la etiqueta de elitista y llegar a muchos sitios.