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Cine

'O corpo aberto', terror rural sobre el poder del deseo y la frontera entre la vida y la muerte

  • Ángeles Huerta dirige a Tamar Novas, Victória Guerra y María Vázquez
  • Una película participada por RTVE que llega a los cines ese viernes, 9 de diciembre

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Fotograma de 'O corpo aberto'
Fotograma de 'O corpo aberto'

Explorar las fronteras entre la vida y la muerte, entre lo masculino y lo femenino, entre Galicia y Portugal… esa es la intención de Ángeles Huerta con O corpo aberto (Cuerpo abierto), un inquietante thriller rural de "fantasmas" que está protagonizado por Tamar Novas, Victória Guerra y María Vázquez. Una película que cuenta con la participación de RTVE y que llega a los cines este viernes, 9 de diciembre.

“La idea de la película surge de la lectura de un relato de Méndez Ferrín, incluido en el libro Arraianos –confiesa Ángeles Huerta-, que con toda seguridad es el escritor vivo más importante de las últimas décadas. Un relato gótico que narra la historia de un extranjero que llega a un lugar desconocido. Pero que tenía un tremendo potencial para tratar temas actuales”.

“Por eso, lo que aportamos es una mirada contemporánea sobre esas grandes cuestiones humanas que están en el relato –continúa la directora-. Cuestiones que tienen que ver con los límites entre la vida y la muerte, con nuestra propia identidad, que es una identidad lingüística, política, de género…, y todas las turbulencias que provoca la pasión y el deseo desbocados”.

“Son temas que estaban ahí en 1909 (cuando transcurre la historia) y que también están en 2022. Lo contemporáneo es la mirada de trabajarlo y lo más novedoso es que aportamos una mirada más femenina o feminista sobre esos temas”.

'O corpo aberto', estreno 9 diciembre

Una historia fronteriza de fantasmas

O corpo aberto nos traslada a 1909, a una inhóspita aldea de montaña en la frontera entre España y Portugal: Lobosandaus, a donde llega Miguel (Tamar Novas), un joven profesor, un hombre de razón que se enfrentará a la pasión que le despierta la enigmática Dorinda (Victória Guerra) y a la creciente oscuridad que parece rodear al pueblo según se acerca el invierno. Mientras, la muerte de un vecino liberará a un espíritu que poseerá a Obdulia (María Váquez). Un espíritu que también está fascinado por Dorinda.

Podíamos denominarla como una historia fronteriza de fantasmas -asegura Ángeles-, porque explora esas fronteras entre dos países, entre lo masculino y lo femenino y, sobre todo, entre la vida y la muerte. Pero, a la vez, cuestiona el propio concepto de límites, porque los habitantes del pueblo no reconocen esas fronteras, ya que están atravesados por ellas. Están como en una especie de limbo”.

Entre esas fronteras destaca la que habla sobre lo masculino y lo femenino. “La película -asegura Ángeles-, habla de las propias dudas que nos generan esos límites impuestos por lo que el género tiene de performativo, de envoltorio social, por decirlo de alguna manera. Y como, casi siempre, son las grandes pasiones las que hacen saltar esos límites por los aires”.

“Este tema está muy presente en la literatura gótica-añade la directora-, sobre todo en la escrita por autoras británicas en el Siglo XIX- En sus páginas encontramos ese tema recurrente de la mujer encerrada en una habitación, que es una metáfora clara del rol de la mujer en la familia. Un rol que yo creo que tristemente es tan actual ahora como a principios del XIX”.

“También creo que hay una cosa interesante en el propio concepto de cuerpo abierto –concluye Ángeles-, que tiene una lectura, yo creo que erótica, sobre todo desde lo femenino. Pero esa apertura también tiene que ver con qué es ese lugar. Unas tierras que son de frontera, totalmente abiertas, y que son un nido de contrabandistas. Hay como un principio de lo femenino en eso, respecto a esa razón masculina que ordena y que parcela. Hay una lectura topográfica muy clara del lugar”.

Fotograma de 'O corpo aberto'

Tamar Novas es Miguel, un profesor enfrentado a sus fantasmas

El actor compostelano Tamar Novas encabeza el elenco gallego-portugués interpretando a Miguel, ese maestro novato que llega al pueblo. “Creo que hay cosas a las que hay que dar forma desde otros sitios que no son la razón, que se conocen de otra manera que no es la que utiliza este maestro, que lleva la enseñanza más moderna de la época a esa aldea y que se encuentra con algo que le supera, que le traspasa”.

“Porque la película habla de fantasmas -continúa-. Pero no solo de esos supuestos fantasmas que hay en el pueblo sino de los que llevamos cada uno y que, a lo mejor, nos van a acompañar por muchas vidas. Porque la película también tiene algo de cíclico, con esos temas que comenta Ángeles y que siguen de actualidad, como hace 100 años”.

“También –añade el actor-, me gusta mucho eso que tiene la película, casi de ritual. Sobre todo porque creo que el cine es un ritual grupal de conocimiento, que está en peligro. La película habla de esa parte ritual de lo que no se nombra o está nombrada de una manera que nos atormenta y que hace falta poner en común. Y ese choque entre ese joven maestro y las personas del pueblo me parece fascinante, al igual que ese debate entre lo masculino y lo femenino, entre la vida y la muerte, la represión y el deseo desbordado… Me pareció que era una gran historia a la que lanzarse sin red y estoy muy agradecido a Ángeles por darme esta oportunidad”.

“Personalmente no sé qué es lo correcto -afirma el actor-, si creer en fantasmas o creer solo en lo que te han inculcado que es lo correcto. Ese contraste entre la supuesta brutalidad del pueblo y el que viene de fuera y quiere, con su luz de la razón, hacer una gran hoguera y quemar todos los espíritus”.

En cuanto a los fantasmas que este profesor lleva en su interior, Tamar nos comenta: “¿Cuáles no lleva? Lo que me gusta es que, al final, creo que todo está determinado por nuestros actos. Y tenemos todo tipo de fantasmas que pueden ser quienes nos asistan o nos abandonen. Y este profesor está en esta lucha casi eterna, porque la historia tiene también algo de que está ahora muy de moda: eso de los universos paralelos. Y lo importante es lo que contamos sobre él, ese viaje que puede ir hacia la vida o, por el contrario, destrozarle a él ya los que lo rodean”.

Fotograma de 'O corpo aberto'

María Vázquez es Obdulia, una mujer... ¿Poseída?

María Vázquez es Obdulia, una mujer que está enferma en la cama, sin poder levantarse. “Lleva mucho tiempo muy débil, sin que sepamos por qué –asegura María-. Hasta que, supuestamente, es poseída por ese espíritu de un hombre fallecido. A mí me interesaba mucho ese conflicto entre lo masculino y lo femenino y jugar con el misterio de si realmente ha sido poseída o no. Porque quiero que sea el espectador el que lo decida. Y en el fondo ¿qué más da? Lo importante es que ella se despierta y se enamora de otra mujer. Y me da igual en qué cuerpo esté, porque el amor traspasa también los cuerpos. Es una historia de amor más allá del género y eso me parece súper interesante, muy bonito y muy actual. Porque al final, el amor está por encima de géneros y construcciones”.

También es interesante el retrato de la sociedad de la época. “Cuando ella se despierta -asegura María-, descubre que el pueblo le da un lugar porque está poseída por un hombre. Un lugar que no le daba cuando era una mujer. Y eso le dará muchísima más libertad”.

Fotograma de 'O corpo aberto'

Folclore gallego: “Habelas, hailas”

El folclore gallego tiene sus propias tradiciones mágicas, entre las que destacan las meigas. Preguntamos a Ángeles qué importancia tiene ese folclore en la película: “Tiene una importancia fundamental por eso que comentábamos de los límites. Por eso no se sabe dónde empieza Galicia o dónde acaba Portugal. Y en ese territorio difuso siempre quisimos estar pegados a lo local, porque creo que es la única forma de llegar a lo universal. Y en Galicia está esa sabiduría antigua, que tiene que ver con el conocimiento acumulado a través de los siglos y que también tiene mucho que enseñarnos sobre el mundo de hoy”.

Y es que la película también habla de esos límites entre la razón y la superstición, entre la ciencia y las creencias. “Es un choque de cosmovisiones –asegura Ángeles-. El maestro encarna un poco esa visión, más racionalista, más secularizada y más cercana a nuestra sociedad actual, por lo que creo que es fácil que los espectadores empaticen con él y compartan su asombro ante ese mundo. Mientras que los valores de la gente de Lobosandaus son otros que, lejos de representar un atavismo trasnochado e irracional, a veces pueden aportar esa sabiduría colectiva cincelada a través de los siglos”.

“Por eso –añade Ángeles-, creo que el principal enfrentamiento no es entre la ciencia y la creencia sino entre la razón y el deseo. Y de lo que nos habla la película es de que nada ni nadie puede resistirse a ese poder devastador del deseo”.

Fotograma de 'O corpo aberto'

Una película "trepidante"

Si O corpo aberto hubiera sido una película americana, estaría llena de secuencias de acción, pero Ángeles apuesta por el suspense. “Yo creo que es una película trepidante, sobre todo en su tramo final, cuando la acción va in crescendo, hasta dejarte pegado a la butaca. Pero creo que no hacen falta grandes efectos especiales ni parafernalias para hablar de la posibilidad de que unos cuerpos habiten otros cuerpos, porque eso se manifiesta a través del vínculo entre los seres humanos”.

Otra cosa que destaca de la película es la fotografía de Gina Ferrer. “Si hablamos de terror gótico hablamos de romanticismo –asegura Ángeles-. Por eso es una película muy estética, muy bonita, y hemos cuidado mucho la textura de la imagen, la paleta de colores, el diseño de arte, el vestuario… Y es fundamental ese formato de imagen que hemos escogido, de 1:61 que nos permite centrarnos en los cuerpos. Al principio había imaginado una película en 2:35, porque tenía en mente esos fabulosos paisajes de la sierra que separa Ourense de Portugal, hasta que caí en que estábamos haciendo una película sobre el cuerpo y sus límites. Y para eso, el formato cuadrado era lo mejor”.

La película se ha rodado en Tourém y en los exteriores de la rectoría de Barxés, en Muíños. “Afortunadamente –asegura Ángeles-, cada vez se rueda más en los pueblos y se sale de las ciudades, Madrid, Barcelona… Y también está bien que el cine español salga del cine realista y social. Que es maravilloso y necesario, pero también lo es el cine fantástico”.

Ángeles Huerta y Tamar Novas, durante el rodaje

Ángeles Huerta y Tamar Novas, durante el rodaje Marcos Pereiro

“Vivimos el tema de las leyendas con mucha naturalidad”

Preguntamos a María cómo se vive en Galicia ese tema de lo mágico. “Yo creo que se vive con mucha naturalidad. No sé cómo será en todas las casas de Galicia, pero yo, que soy de un pueblo, es algo con lo que he convivido. Mi abuela usaba hierbas. Tú ibas a que te colocase el hueso el curandero o la curandera del pueblo… y convivías también con historias de fantasmas de la familia, que están ahí y de alguna manera no se cuestionan, porque creo que a veces se necesita ese tipo de creencias para sentir que tu gente sigue aquí de alguna manera”.

“A la vez –continúa María-, Galicia es un lugar donde hay mucha creencia religiosa, lo que podía parecer contradictorio. Pero creo que tiene mucho que ver con cómo la religión siempre se ha alimentado de historias paganas. Tenemos nuestra propia mitología y yo me lo creo todo. MI abuelo nos contaba que había visto a la Santa Compaña y que se le había aparecido su tía y nunca pensamos que estuviera loco Es algo que está ahí desde que somos pequeñitos y por eso lo vivimos con naturalidad”.

“Mi familia está emparentada con Mercedes Peón, que es la autora de la banda sonora –añade Tamar-. Al final todos somos primos. Cuando falleció mi abuela, mi abuelo contaba que esa noche había venido a verlo y habían conversado. Y hay algo en esta fe, porque para mí es una especie de fe, una forma fantástica de conocimiento y de fabular, de pensar y de contar historias. Me parece fantástico que mi abuelo se despierte una noche y tenga toda esa vivencia. Eso nos enseña cómo funciona nuestro cerebro, nuestro espíritu, para poder sobrevivir a esta locura que es, al final, pasar por aquí un tiempecito y desaparecer. Eso es una locura y necesitamos otras locuras para darle un sentido”.

“Hay mucha gente que piensa que esas creencias son una locura, pero bienvenidas sean si yo puedo convivir con ellas -interrumpe María-. Yo estoy deseando que me pasen” (ríe).

“Creo que nadie se marcha nunca del todo -asegura Ángeles-. El lema de la película es que hay presencias que nos acompañan toda la vida y gente que nos sigue acompañando aunque esté muerta. En ese sentido creo que todos somos cuerpos abiertos, porque todos estamos habitados por el espíritu de nuestros difuntos y por las historias que nos contaron de esos otros difuntos a los que nunca conocimos. Nadie se va del todo”.

Podéis comprobarlo, a partir de este viernes, en los cines.

Cartel de 'O corpo aberto'