La inflación altera el menú navideño: "Las cigalas están prohibitivas y más que se van a poner"
- El marisco es uno de los ingredientes más nominados para abandonar los platos esta Navidad
- Los que no se quieren privar de unos langostinos o unas gambas adelantan sus compras
Ante el estrés que produce la confección del menú navideño y la elaboración de platos tradicionales, en muchas casas se escucha medio en serio medio en broma “el año que viene huevos fritos con patatas fritas”, un plato aparentemente humilde que tampoco escapa al zarpazo de la inflación, los huevos han subido un 27,1% interanual y las patatas un 21,5%.
Isabel de 64 años reconoce a RTVE.es que “posiblemente” tenga que cambiar su tradicional menú navideño, apunta que “las cigalas están prohibitivas y más que se van a poner”. Normalmente sirve unos canapés de entrada, marisco, un asado y los postres. Ahora baraja cambiar y poner pescado en lugar de marisco, “una merluza rellena, que es más económica”. Destaca que “lo importante es juntarse”, tras dos años sin poder reunirse por la pandemia.
Concepción cenará esta Nochebuena con su hija, que es intolerante al marisco “se pone a morir”, por lo que “disfrutarán un poco”, sin hacer grandes alharacas, reflexiona que “solo para dos no es tan caro, no es lo mismo que para 13 o 14”.
Ferdinand es un veinteañero alemán que volverá a casa por las fiestas. Explica a RTVE.es que pese a que la inflación también es muy alta en Alemania (del 11,3%, según los últimos datos de Eurostat), el menú en su casa será el mismo que siempre: una salchicha especial con ensalada de patatas, aunque señala que probablemente “se note más en los regalos”.
Lucrecia tiene 38 años, originaria de Guinea Ecuatorial, sufre en sus bolsillos la subida de los precios y afirma a RTVE.es que “sin trabajo no se puede vivir”. En principio, serán cuatro a la mesa y mantiene el menú navideño: sopa, langostinos, ensalada, cordero y dulces. Está en el supermercado para comprar mazapanes y advierte el fenómeno de la “reducflación”, venía buscando un paquete de un kilo, pero ahora solo está a la venta el de medio, que sale más caro. Como truco de ahorro, ya tiene los langostinos congelados.
No es la única, Anamari es viuda, está jubilada y no quiere que la inflación le amargue las navidades. En un alarde de previsión, compró dos cajas de langostinos congelados a finales de septiembre, aprovechando una promoción, a menos de siete euros el kilo. Su hija dice que ya los ha probado y “salen buenos”, aunque la piel se queda un poco pegada a la carne. Tras darle muchas vueltas, ha cambiado el plato principal de la cena, en lugar de comprar solomillos de ternera, en esta ocasión hará filetes de ternera en salsa de rabo de toro con puré de patata. Mantiene la crema de marisco, los entrantes, patés variados y de postre piña natural y melocotón en almíbar.
"Ha subido absolutamente todo"
Antonia y su hermana cenan juntas en Nochebuena: cardo, langostinos y merluza o rodaballo, cuyos precios son similares. Esta mujer de 75 años se queja de que “ha subido absolutamente todo, unos céntimos por aquí, otros por allá”, pero no le gusta congelar y esperará para comprar los langostinos, matiza que “hay de distintos precios” y confía en encontrar los que se ajusten a su presupuesto. Está en la zona de los polvorones a granel, sostiene que “no es muy de dulce”, pero busca unos de naranja y chocolate que se han agotado.
Andrés es vegetariano y tiene 32 años, el 24 de diciembre serán siete a la mesa, asegura a RTVE.es que la inflación no le hace mucha mella porque se evita comprar los productos más caros. Su menú estará compuesto por un consomé de verduras, champiñones, ensaladilla y de postre turrón vegetariano. Todos sus invitados se adaptan a la dieta vegetariana, pero confiesa que su madre “igual trae unas gambas”.
“Me da vergüenza decirlo, pero no noto la inflación. Busco la calidad y pago lo que tengo que pagar, a lo que esté el producto”, así responde Ana de 75 años a RTVE.es. En su casa, van a ser ocho esta Nochebuena y mantiene el menú tradicional: caldo, entremeses, huevos rellenos, una ensalada verde, cordero, frutas y dulces. Beberán vino de Rioja, champán y “mucha agua”. Esta jubilada subraya que lo más importante es reunir a la familia en torno a la mesa y “dejar buenos recuerdos” a sus nietos.
Una tradición familiar
María Jesús es asturiana y lleva 46 años cenando en Nochebuena y en Nochevieja huevos fritos con patatas fritas. Una tradición familiar que comenzó con un drama por el asado de un cochinillo, según explica a RTVE.es.
Avilés, 24 de diciembre de 1976, un ama de casa a la que no le gusta cocinar se ha liado la manta a la cabeza, ha puesto un cochinillo tres días en adobo y lo ha metido media hora en el horno. Llegan los invitados, la mesa luce sus mejores galas y el plato principal está listo.
En el momento de servir, algo no va bien, la carne está cruda y le falta sal, la madre llora, la hija la consuela y el padre dice con sorna “el año que viene huevos con patates”.
Huevos con patatas
Un año después, vuelve la inquietud sobre la comida navideña, pero deciden seguir con el plan y comunican el menú de la cena de Nochebuena a sus familiares. Estos contestan “eso lo cenamos todas las noches”, así que cenan los tres solos, una sopa, huevos fritos con patatas fritas y la madre se hace también un pimiento, de postre turrón y todo regado con sidra.
En esa casa, se acabaron las prisas para cocinar e imperaba “la revolución del espíritu y no la de la barriga” en la Navidad. Los padres de María Jesús ya han fallecido, ella se sienta a la mesa sola, pero prefiere mantener su tradición que aceptar una invitación para una copiosa cena.
Además, reconoce que marca tendencia y que su ejemplo ha cundido en su entorno más cercano, su pareja también se apunta a cenar huevos fritos con patatas fritas desde Barcelona. Con buen humor y sin olvidarse de la actualidad, los huevos y las patatas protagonizan su felicitación navideña.
En resumen, comprar con antelación, elegir productos más baratos y ajustar mejor las cantidades son algunas de las estrategias para afrontar las subidas de precios estas navidades. Lo más importante, intentar no pasarse y que no sobre comida. El año pasado cada español tiró a la basura una media de 28 kilos de alimentos, a ver si este año baja la cifra.